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domingo, 30 de septiembre de 2018

LA VERDAD



Supongamos que sostenemos la verdad
a pesar de todo.
Supongamos que Dios no está de nuestro lado.
Sabemos que la sinceridad aísla,
que hemos fracasado,
no hoy,
moriremos en el fracaso.
Nos parece lejano un tiempo
en que todo era cierto.
Un tiempo sin más que se desmoronó,
insostenible.
La mirada del asesino
pasó a ser la mirada del héroe
y unos ojos bondadosos
eran ahora los ojos de los débiles.
Joder a quien pudiera joderte
moralmente estaba bien,
solo significaba protegerse.
Así, arranco a dentelladas
los bordes del cuello
de las camisas
con la bandera de España,
de Francia, de Italia,
de Argentina, me da igual,
los bordes de esas camisas
que representan esos estados sin decencia
que permitieron evaporarse la dignidad
y pidieron, al principio con cierta educación,
precisamente a los educados que se fueran,
y hubiesen estado encantados de hacerlo,
de huir,
orgullosos exiliados,
si hubiese existido una tierra,
un país, un planeta
que habitar
sin sus leyes ya escritas.
Un continente al que llegase el hombre
antes que la ley
para así construirla
según sus necesidades naturales,
ajustándose a la verdad,
a la realidad común,
al sentido común.


Indio Zammit. De Ya no queda vino en la pecera, Ruleta Rusa Ediciones, 2016
Editado también en la antología Poemas Precarios. Ed. La Marea K
contacto: lamareak@mareakultural

viernes, 28 de septiembre de 2018

La antigüedad de elevar nubes






Nunca he tocado estas palabras.
Nunca las he tocado
mas son antiguas,
no están cansadas mas son tan antiguas.

He hecho hablar a las aguas
que llevaban tu nombre.

He hecho hablar a los árboles
que desde el corazón se bifurcaban
en picos y hojas y mediodía
y se multiplicaban por el aire.

Me han contado que nunca había
tocado estas palabras; me faltaban
siglos para poder abrir sus puertas
porque tuve que saborear
ortigas y bucear hasta el coral
que fue mi cabellera.
Y he aprendido a crear distancia,
a olvidarme de mí, a no golpearme
ante los muros. El dolor enseña.
La sangre enseña y comunica.
Las nubes nos habitan
y enseñan.

Nunca he tocado estas palabras
mas son claras y duras
como la piel
que toco hasta adentrar
mis manos,
y son antiguas
y claras
aunque vengan de aquella gusanera.


Julio César Galán. Tres veces luz, La Garúa, 2007



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Julio César Galán (Cáceres, 1978). Doctor en Ciencias de la Educación. Ha sido lector de español en la Universidad de Argel, profesor en la Universidad de las Islas Baleares y actualmente lo es en la Universidad de Extremadura. Autor de los siguientes poemarios: Tres veces luzMárgenesInclinación al envésEl primer día y Testigos de la utopía.
Además ha publicado como heterónimo los siguientes libros de poemas: Gajo de solLa llanura y Para comenzar todo de nuevo de Luis Yarza; ¿Baile de cerezas o polen germinando? de Pablo Gaudet; e Introducción a la locura de las mariposas de Jimena Alba.
Como ensayista caben destacar: Limados. La ruptura textual en la última poesía española de Óscar de la Torre, Ensayos fronterizos de Óscar de la Torre, Jimena Alba y Julio César Galán e Intrapoesía (una poética del afuera) de Jimena Alba.
Entre sus textos teatrales podemos citar los siguientes: Eureka La edad del paraíso.
Colaborador habitual de la revista Cuadernos Hispanoamericanos.

jueves, 27 de septiembre de 2018

Sobre el nivel del mar





Ansío toda luz porque un día fijé el mundo
con mi dedo índice,
y amo
el correr de los ríos porque de algunos peces
aprendí hondura.


Fueron mis ojos quienes miraron por primera vez
que en la caída de los astros se escondían
un niño y una rueda.
Siempre me hice invisible cuando los hombres
pusieron sus manos
sobre mi presencia ficticia,
y cuando tuve un brazo que parecía un ala,
las flores que brotaban en los tejados me otorgaron
las dádivas de un vientre,
ésta es la única verdad que he conocido.


A dos mil pies sobre el nivel del mar
la marcha de los pasos deja de orbitar,
el frío aumenta toda lucidez,
y la respiración es lenta
como la vida en las montañas
y en las ermitas, el corazón renuncia
a cualquier renuncia,
y la única doctrina es la fecundidad.


Nuestro propósito es crecer cuando creamos
y amar a cuanto no desgarre,
alimentarnos de nosotros mismos y no golpearnos
en soledad
y que cada vez que el mundo sea la primavera
nos despojemos de cuanto fuimos
y seremos, formando
la columna que une nubes, espacios y semillas.


El truco no es difícil ni complejo, sólo se necesitan
algunas dosis de serenidad, concentración y sencillez.


A seis mil pies sobre el nivel del mar-y subiendo-
los ojos van perdiendo su nostalgia y para no cegarnos
tengo que demostrar
mi destreza en las diferentes artes de la distancia
y para que no se dilaten las venas el oxígeno
tiene que ser lo más escaso posible.


Se aligeran,
se aligeran las manos, los pies, el pecho, los lastres se reducen:
las personas que un día me nombraron hacen el mismo
ruido que las hormigas.


Sigo el rastro de los cometas,
de las galaxias que comienzan cuando un huevo se rompe,
de esa gracia tan tuya de armonizar
mis extremos.




Sólo me he dado opción a mudarme en un hoy,
en un hoy que renace, confirma y desprecia.
Poco importa la muerte ahora. Poco importan las palabras ahora.
Poco importa que el mar haya expulsado a quien
movía su repetición.


Los restos de la fiesta quedan aún en mi boca, aún
me ofrecen mucho juego, aún brillan como miel secreta.


A diez mil pies sobre el nivel del mar
sólo quedan los labios,
el nacimiento de unas risas entre las sábanas
y las luces que como gotas de rocío resbalan
sobre este mármol.


Julio César Galán.Tres veces luz. Ed. La Garúa.Barcelona, 2007








1 Este poema junto con “La alondra sube…” y “Reescritura del poema <<Visión simplista desde 2000 metros de altura>>” pueden leerse de manera unitaria, como tríptico de ascensos.
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Julio César Galán (Cáceres, 1978). Doctor en Ciencias de la Educación. Ha sido lector de español en la Universidad de Argel, profesor en la Universidad de las Islas Baleares y actualmente lo es en la Universidad de Extremadura. Autor de los siguientes poemarios: Tres veces luzMárgenes, Inclinación al envés, El primer día y Testigos de la utopía.
Además ha publicado como heterónimo los siguientes libros de poemas: Gajo de sol, La llanura y Para comenzar todo de nuevo de Luis Yarza; ¿Baile de cerezas o polen germinando? de Pablo Gaudet; e Introducción a la locura de las mariposas de Jimena Alba.
Como ensayista caben destacar: Limados. La ruptura textual en la última poesía española de Óscar de la Torre, Ensayos fronterizos de Óscar de la Torre, Jimena Alba y Julio César Galán e Intrapoesía (una poética del afuera) de Jimena Alba.
Entre sus textos teatrales podemos citar los siguientes: Eureka y La edad del paraíso.
Colaborador habitual de la revista Cuadernos Hispanoamericanos.



miércoles, 26 de septiembre de 2018

PATOLOGÍAS DEL CAPITAL



para Guillermo Rendueles y Santiago Alba Rico



A base de campañas publicitarias, el Capital
podrá hacer ricos a los publicistas
pero no acabar con el racismo, las drogas
o la violencia contra las mujeres.

A base de ONG’S, el Capital
podrá colocar, lejos,
a un ejército de jóvenes bien cualificados
pero no acabará con la pobreza.

A base de concertación laboral, el Capital
podrá seguir teniendo contentos a los empresarios
pero no solucionará la lucha de clases.

A base de psiquiatrización masiva de la población, el Capital
podrá seguir haciendo ricas a las corporaciones farmacéuticas
pero no curará a la gente del estrés, la depresión
y el malestar social.

La misión del capitalismo
no es descubrir
y solucionar nuestros problemas
sino convencernos de que no hay ningún problema,
que la anormalidad en la que vivimos nuestras vidas
nos hace sujetos perfectamente normales.

Cuestión de bregar con el paro,
el egoísmo, la insolidaridad, la precarización,
la flexibilidad, la explotación laboral, el fracaso
y el mobbing como problemas personales,
pero también, sobre todo,
de mantenerse lejos de esa gran terapia de grupo
que llamamos revolución.


Antonio Orihuela. Esperar Sentado. Ed. Ruleta Rusa

viernes, 21 de septiembre de 2018

ESQUIZO-ÉGLOGA de FRANCISCO FORTUNY




Yo soy Narciso porque soy del llano
pueblo que curra o para, y al que explota
el Capital autómata, inhumano,
que hace del ser humano un vulgo idiota
adorador de su Ídolo, y pelota
pateada por éste, a cambio de hambre
consentida, in crescendo, por hipnosis
goebbelsiana, pendiente del alambre
de sus antenas vivo, porque yo no
puedo quitarme el mono sin mis dosis
de teledroga, y sé que, un sapiens siendo,
todo un Sócrates soy, aun no sabiendo
que no sé nada, porque soy muy mono.
(¿Te admiras en tu espejo de Madrastra
cuya magia te muestra como Bella,
mientras por Bestia tu vigor te castra
al par que te atropella? ¡No te lleve
la demonia justicia, so percebe
protegido en tu concha, Hermafrodito
agarrado, de Onán, por un pedúnculo,
alumno favorito, tal forúnculo,
al monolito que te eclipsa a Febe
y ciego te hace ser, y siervo homúnculo!).

Yo soy Narciso, porque soy la plebe
que pretende vivir en harmonía
consigo misma, pero no me mueve
la solidaridad: soy peque grande
llevado de la Mano que promueve
mi obediencia, y acepto toda pupa
que por mi bien me dé el Papá que Mande.
(¿Y la Madre Natura, que se embebe
en tósigos de Arácnido, majada,
maltratador, aún nada te preocupa?
¿O tanta hermosa Idea de las Nueve
Libertad, Igualdad…— que a los poetas
inspiraron con áureo soplo leve
y también a los buenos gobernantes?
Sí: y no seáis ignorantes, marionetas
del Cuerpo de Farsantes que se atreve
a negar lo que dijo el gran Hesíodo:
que hay políticos justos que en período
gobernaron muy breve de gigantes
en pro de sus enanos, Blancanieve
singular, buen partido, puesta al día
de sus necesidades, como amantes
de su pueblo elector, por su hidalguía
de alma, no de sangres —que se bebe
la Imperial Bruja, como siempre antes,
y es hoy la omnipresente tiranía
financiera: ¿No veis cómo os engaña,
al identificar —con ese aleve
control de teles de su telearaña
su exclusivo interés con el de todos?
Sólo intereses hay de Los Que Rigen
hasta ponerse púos y beodos
con ese vampirismo que os infligen
en pagas, IVAS, ÍRPF,
y sangra al maternal ecosistema
hasta dejarlo exhausto, previa quema
de todo hereje fiel al Eco-origen
Final, Fausto Segundo contra el Jefe
Anticristo y su Iglesia, con su vulgo
siervo alienado, con quien no comulgo,
porque se sacrifica en holocausto
haciéndose la contra a su Sí-mismo.)

Yo soy Narciso porque soy la gente
que escucha, atada al mástil, al Harpía,
y, al admirarse tan inteligente
en su tele-espejismo, ¡tan reguapa…!,
se ahoga en su lago o su arrecife o mapa
caja-tontista de su infantería.
A veces he montado un cataclismo
o una revuelta viva de anarquía
o una revolución trotska de estrellas,
planetas y satélites: y huellas
he seguido, buscando el Ecologos,
la cósmica Justicia, que yo llamo
Narciso amado por su imago Eco
contra egoístas dogos de embeleco
Merkante— y que, por ser Yo Mismo, amo
la Ecoharmonía de su green belleza:
Pero sólo he encontrado a demagogos
que a zancadillas me han tirado al hueco
sin orillas ni fondo: a la pereza
de mi autocomplaciente escepticismo:
«Es mejor no hacer nada, que es lo mismo
todo», digo, y predico necio un modo
barato de wu-wei o de budismo
que, al estilo de Smith, bruta es simpleza:
Yo a la opresión me adapto y me acomodo,
que el egoísmo es fuente de riqueza.
(Pero es que el Capital ya la cabeza
perdió por pena capital, suicidio
transitivo, pues la Naturaleza
fue atracada por él, que como ofidio
Ouroboros por arte de autofagia
se devora y se excreta en hemorragia
y esmirria a madre Gaia, y cojo-mancos
nos deja y sin nodriza: si hijos todos
suyos, en zarpas de los zorros bancos.
Y ahora viene la reina de los Godos
que es la misma del reino de los Francos—,
Capo visible del ensimismado
fetiche vicïoso del Estado
circular, al que ofrece en sacrilegio
de sacrificio al pueblo que la nutre,
y mira si la tía será cutre
que quiere incrementar el privilegio
de los privilegiados y al colegio
de los colegas desfavorecidos
dejarlo mal parado, con su regio
desprecio por los pueblos oprimidos
por su dictamen antidemocrático
que ignora hasta al más claro referendo.

Y oigo que, en la botica, se platica:)

Que «el tío nuevo de izquierda es antipático,
que malo conocido es dividendo
que es bueno que nos den con mano recia—,
que es mejor que nos robe la Tía Rica
de siempre que, barriendo lo de su ático
rebelde, para adentro, al reverendo
pueblo mira cómo le ha dado duro en Grecia.»
(Mejor, mejor será salir corriendo
por sendas de un desierto hebreo errático,
si al Faraón apoyas defendiendo,
troyano pro aqueísta contra troyas
y troyas proletarias, hoy precarias,
que en tu interés, no el Suyo, lo haces, propio.
Pero adónde escapar… si el mundo entero
es campo pre-parado de trabajo,
porque el Capo del Capi tal acopio
hace de él, por Gestapo de usurero,
que no se puede ya caer más bajo:
Bajo cascos, hendidos por dominio
del demonio alienante, al vil Vivero,
inconscientes, por siempre estar conformes
con el gran Capital —y es vaticinio
que a mi conciencia información, informes
Pájaras traen de escuadrón Erinio—,
le habéis causado daños tan enormes
a nuestra Madre Physis, por el mero
egoísmo narciso del dinero
contrario al tema aquel del viejo Plinio—,
con sus desigualdades, tan deformes
que, si contra corrientes de calambre
por pájaros de cuentas en enjambre
y tsunami previsto en vaticinio,
Dike no nos plantamos uniformes…,
ya ni para büitres mal fïambre,
vamos a dar a un mar de auto-exterminio.

Y Lázaros no hay, o son de Tormes).


Francisco Fortuny. Sapere Aude Raps. Litoral / Naufragios. 2018

jueves, 20 de septiembre de 2018

ELEGÍA ESPAÑOLA de FRANCISCO FORTUNY




esta España de todos los demonios…
           Biedma


e
M

duele la indolencia,

la indolencia inducida del que sufre
como vulgo solemne
la acidia de ese azufre
de cáustica inclemencia
que está que arde, pero deja indemne,
que es nunca adolecer de adolescencia:
no dolerse de infiernos
de vejez verde pocha prematura
es hielo en fría entraña
cadavérica: lo siento por mi España
de los actuales tiempos postmodernos
toro al cual le castraran su bravura
los monteros de Franco y su traílla
atada y bien atada con morcilla
y tanto amé, y que me pagó con cuernos:

ya no me duele nada que esa logia
secreta que impertérrita dirige
a voces el cotarro
político en su alza
de ritual demagogia —que nos calza
un zapato que inflige
severas estrecheces— con mentiras
convenza al necio; o que sus pies de barro
de ídolo que exige
sacrificios humanos en sus piras
en aras de una inmunda propaganda
contra raros herejes en peligro
de extinción por veraces en demanda
de justicia, me pisen por gallina
y no me duela —y, si me duele, emigro
a Babia, o bebo grogui
opiácea medicina
de chamán, o de yogui
adapto pose, o tomo
un hipnótico filtro
de amor por el progromo
de distintos, que me hunde en la ignominia,
la insolidaridad común, la minia-
tura del alma al uso, o bien me empiltro
en íntima anodinia
haciendo el avestruz, con la meolla
hundida bajo almohadas
sin hadas, mas con almo
seguro fugitivo de farfolla
sin alma, con mi salmo
de gracias al Merkurio redivivo
entonando consignas por la olla
podrida y cada día
más vacía, y alzando siempre el recto:

ya no me duele nada
que me den, si me rajo, y a mi rajo y
me da un fatal ataque,
y me dan por el mismo de esto cada
vez que les venga bien un desperfecto
hacerme bocabajo y,
por insania de trepa heliotropismo,
permito que me atraque
el sin vergüenza dictador electo,
siervo del hampa impune
del resurrecto neocapitalismo
con que indigente mi razón infecto,
aun sintiéndome inmune
por contagio inconsciente de cinismo.
(Ya tengo acostumbrado mi intelecto
a pensar el abismo trascendente
del Origen remoto, cataclismo
con que un ignoto Dios el cosmos crea.
Y es bellísima Idea la de un Ente
que se tiró Legislativo el Cuesco
Cósmico; y, bueno, lo demás, qué importa.)

Bien sé que ya estoy roto
para siempre, sin frente —por la torta
que sufro por devoto
a mi voto dantesco
de reata o amén—, y así consiente
mi psique la indolencia del simiesco
voluntario ingresado en este coto
del mundo entontecido, o abstinente,
propia del «ande yo caliente y fresco,
que esto no hay quien lo cambie». (Pero noto
la ausencia del deseo de justicia
y libertad que, cuando adolescente,
integrando miedoso la milicia
contra la dictadura,
nutrieron mi valiente
alma sana, inmadura,
que ahora siente y consiente y no se duele
de que el poder chorizo se la cuele
con cruel doblez pero perenne calma,
en pocha y empachada chafadura.)

Dejadme que me den: ya no hay remedio:
en España tenemos democracia:
que nadie se permita la acrobacia
de algún salto de altura
sobre la cerca que defiende el predio
del inquiriente oficio
político correcto que censura
sin equidad ni juicio
las voces disidentes, de basura,
de los que intentan, malos,
dar a luz obvias pistas
diciéndonos verdades terroristas:


«Nos metieron en guerra
con Irak como falos
adúlteros en higo
ajeno, y por lo tanto el enemigo
contestó masacrando al inocente
con táctica gamberra
de Terror, expulsando al presidente
de su beligerante presidencia
y dándosela a un títere, si a ultranza
obsesionado con la competencia
en plural, Belarmino incompetente
que ha querido cargarse la enseñanza
en España, y dejarla en la indolencia
maleducada y dócil, pero bruta,
de un pueblo de ignorantes obediente
al astuto Batuta
sumiso al Capi de la facha Merka,
que, chulo y prostituta,
se nos papean hasta el desperdicio:

Se nos vendió a la mafia que gobierna
Europa en beneficio
del boreal y bárbaro fenicio,
que mal nos mete mano, y aun la pierna
nos cocea inclemente y en el ano
nos mete su pistola
con amenaza, y sisa
y nos desangra y además nos pisa
como gallo en corral a la española
con pernada de iure
legislada por grupos de las Cortes
que no hay Dios que conjure
y enseñorea y castra y nos vïola
con todos sus recortes.»

Tampoco a mí me dolería España
y me sería todo indiferente
si no me resultara tan extraña
esa mansa indolencia de la gente
que, jóvenes aún, son como ancianos
que ya no tienen fuegos
en vena, ni terapia
existe que los salve de sus egos
vulgares y profanos,
más sordos que una tapia.

(Porque, al fin, ciudadanos
no los de ultraderecha—,
si nunca nos ponemos
en pie ni nunca audaces —que podemos—
andamos solidarios la vía Apia,
que sabemos estrecha—
contra el/la capital del Capitoste,
ya os digo que capaces no seremos
de minar el ruinoso y terco soste-
nimiento del tirano
con disfraz democrático
con todo su fanático
cortejo chupasangre, gran Hermano
de Orwell, que el poder y que el dominio
necesitan, y el mando,
porque sin él son nada, y nos van dando
mediante lenocinio
por donde duele, haciéndose más fuertes;
y cada día de indolentes muertes
del espíritu libre nos gozamos
por ese patrocinio que pagamos
aceptando la estafa
de ponernos en contra
de nuestros intereses, y nos chafa.
Y para mí ya son tra-
jines demasïados
convencer a los ruines que, soldados
sin sueldo, a los ladrones enemigos
dan la razón, tocando los testigos
del amigo, al que atacan, con indignas,
fraudulentas consignas
salidas de la tele,
esa única verdad indiscutible,
esa nueva Palabra Revelada.
Y pierden otra vez el imperdible,
sin que nada de nada
les importe, en su alele,
que los dejen en cueros sin pañales.)

Me duele la analgesia,
y la resignación, y el ser conforme
al poder oligarca
que detentan los nazicapitales,
y al mensaje sub limen de su iglesia,
con que os tienen ya puesto el uniforme,
si repetís: «más vale malo —carca
conocido que bueno...: son iguales
los políticos todos» (¡es lo mismo
lo formal, por lo tanto, que lo informe
y que la democracia el despotismo!).

Me duele esa anüencia
con el mal y este engaño tan enorme
que va acabar con toda mi paciencia.

Mejor es no sufrir: que nada duela.
mejor es no sentir malo ni bueno:
vayamos a la escuela
de la ineducación por el veneno
en dosis cada vez más progresivas
y salgamos contentos por costumbre:
pasemos de ser vivas
almas a cuerpos sin calor ni lumbre,
carne para el Parásito, el Vampiro
o, en fin, el Cagatintas que lo avala.

(Que si un día me pongo yo de mala
leche, lo mismo hasta me pego un tiro.)




Francisco Fortuny. Sapere Aude Raps. Litoral / Naufragios. 2018