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miércoles, 26 de junio de 2019
13 fragmentos de MI PADRE de EDUARDO MOGA
Mi padre tenía muy larga la
uña del meñique izquierdo. Decía que los mandarines se dejaban crecer las uñas para
demostrar que no hacían trabajos manuales. Él vendía cosas.
A mi padre le gustaba jugar
conmigo al ajedrez. Su pieza preferida era el caballo. Yo siempre le ganaba.
Tras la segunda o tercera derrota, decía: «Venga, ahora voy a jugar en serio».
Y volvía a ganarle.
Mi padre me dio una paliza
con el cinturón. Como no se quería levantar de la cama, me mandó a mí a coger el
teléfono, pero yo, apremiado porque la llamada hacía que me perdiera los
dibujos animados, no atendí a lo que me dijeron y respondí que se habían
equivocado. Era una oferta de trabajo para él. Furioso, me castigó a hacer un
montón de divisiones en el comedor. Las divisiones se me daban mal y no supe
resolverlas. Cuando me asomé al dormitorio, donde seguía en la cama, y le dije
«ya puedes empezar a pegar», él empezó a pegar.
***
Mi padre conoció a Macià
Alavedra. Lo contaba con el orgullo de quien comparte el glamour de alguien importante. Macià Alavedra ya ha muerto. En sus
últimos años, estuvo imputado en varias causas de corrupción y fue condenado
por blanqueo de dinero y cobro de comisiones ilegales.
***
Mi padre me regaló un
rólex. El mejor reloj del mundo, decía. No sé dónde lo he puesto.
***
Mi padre recordaba con
dolor las propiedades en el valle de Arán que las autoridades franquistas le
habían arrebatado a su familia al acabar la Guerra Civil. Pero, cuando sus
primos franceses le pidieron que contribuyera a pagar a un abogado para recuperarlas,
dijo que no tenía ganas ni dinero.
***
Mi padre, ya cincuentón,
estuvo en paro muchos años. Luego se prejubiló. Después se murió.
***
Una vez vi deambular a mi
padre por las calles del barrio. Entraba en un bar y salía. Luego en otro.
Parecía ausente, sin rumbo. No le dije nada.
***
Mi padre nunca tuvo coche.
Decía que un coche gastaba más que un hijo tonto. Pero le encantaba que, cuando
lo tuve yo, lo llevara a sitios.
***
Mi padre se declaraba ateo,
pero se casó por la Iglesia y me envió a un colegio de curas.
***
Mi padre no me acompañó a
la clínica cuando me operé de fimosis; ni me despidió en la estación cuando me
fui a la mili; ni me regaló nada cuando me casé.
***
Cuando empecé a trabajar en
la Generalitat, mi padre me pidió que entregara un tercio del sueldo en casa. Cada
final de mes, cogía el cheque radiante de satisfacción.
***
Mi padre recordaba que uno
de los oficiales que le mandaba en la mili, el teniente Lamarca, voluntario en
la División Azul, había saltado de la trinchera nevada en Krasni Bor y atacado
a los rusos con un palo.
Eduardo Moga. Mi padre. Ed. Trea, 2019
lunes, 24 de junio de 2019
domingo, 23 de junio de 2019
6 poemas de VERÓNICA ZAMORA BARRIOS en VEINTIDOS POETAS DE COLIMA
Visitas
Tu dominio es La
Noche.
Hoy es sábado.
Grupos de
ángeles caminan por la casa;
en silencio
recuerdan las tragedias que evitaron el viernes.
La muchacha
ebria que iba a destrozarse en el crucero,
el joven padre
que levantaron del arroyo.
Estos lánguidos
niños también saben de ti,
y desayunan
besos y emanaciones lúbricas de los amantes.
Son los que
cayeron, más nunca llegaron a ser demonios.
Son buenos como tú,
llevan un
panecito de tristeza en sus bolsillos
y visten como
obreros,
trasnochan al
cuidado de los adolescentes que se fugan.
Alguna vez
fueron príncipes,
hoy velarán tu
sueño matinal.
Tesoro
Dicen que uno tiene la edad de la piel que toca.
Yo tengo
treintaiuno cuando vienes.
Contigo la juventud es un bien recobrado;
tesoro de las brujas,
Poder de la hechicera.
tesoro de las brujas,
Poder de la hechicera.
El fatalista se deshace muy pronto del oro de su infancia.
La bella ninfa llora ante el espejo.
Nada más perfecto que la mujer que guarda en cofre vigilado,
las rosas frescas de su fantasía.
El Decálogo de Afrodita
(Documento encontrado en las ruinas de una casa de citas)
I. Amarás a cada hombre en su momento, más que a ningún otro.
Entregándote a él con gracia de doncella y ardor de yegua blanca.
II. No jurarás amor en nombre de algún Dios, pues será en vano.
III. Acudirás a tu cuerpo como se acude al templo de Afrodita: Con
ternura y pasión, para ofrendar las rosas frescas de tu deseo.
IV. Serás bella o fea a voluntad y no permitirás que ningún amante
estime tu valor. Sólo tú puedes elegir
tu precio.
V. Mantente en forma, el lecho requiere de tus destrezas físicas,
además de tu belleza anatómica. Un vientre fecundo es siempre un altar de
carne.
VI. Jamás desestimes el
tamaño del miembro viril. Venus jamás te perdonaría.
VII. Nunca hables mal de otra mujer, por más que la odies. No
envidies la suerte de la casada, ni de la viuda, ni de la solterona rica. Tú
podrías ser cualquiera de ellas.
VIII. Puedes desear al hombre
que quieras incluso a los de tus amigas. Pero jamás permitas que un varón
interfiera en tus decisiones. Una amiga vale más que todos los amantes de la
tierra.
IX. No pidas, no exijas, no supliques, no mendigues amor. Otorga
tus favores sin medida.
X. Honra a tu madre. Ella fue quien por primera vez puso su mano
en tu sexo.
Alexandro
Hoy
no miento
el
Amor se ha vestido tres veces en mi habitación.
La
enciclopedia dice que su sección primera fue borrada de pronto.
La
A de Amor y de Adolezco y punto.
La
A de Amor en el que no creía.
Te
pareces al tiempo que paso en las tinieblas de esta mansión que habito.
Eres
la tachadura sobre un poema cursi, la inicial de sublime;
la
mancha de ese vino sobre mi blusa nueva.
Y
es fácil verte así, desnudo bajo el arco de un templo en la mañana.
Tatuado
por la mano de un juvenil artista.
Ay,
la primera letra de mi vocabulario.
Ay,
mi verdugo amable que asesina al silencio.
Yo
te escribo canciones para que te complazcas,
y
encuentro mil maneras de llamarte que no te digan mío.
Amo
la A de tu nombre que jamás se repite,
la
duda de la equis en el diminutivo,
El
sesgo de la de,
la
lengua de la ele,
la
procedencia real de tu misterio.
Yo
les digo que odiaba los poemas dormidos bajo las catedrales.
Yo
declaro una tregua con los dioses humanos
que
no comprenden más allá de una realidad lóbrega.
Vino
este hombre y su camisa de algodón
murmuraba
los nombres de una madre.
No
le he dicho que me han llamado así
los
marineros, los que buscan el pan en la basura,
los
impíos, los de caso perdido
los
bufones que mueren
por
sobredosis de publicidad.
Profanos
Eres
la lengua del deseo,
la tradición de sonreír mientras se abofetea.
La nalgada chillona que se escucha en los templos ofrecidos a Venus.
Me veneras, me tienes como un lirio estremecido por la lluvia.
la tradición de sonreír mientras se abofetea.
La nalgada chillona que se escucha en los templos ofrecidos a Venus.
Me veneras, me tienes como un lirio estremecido por la lluvia.
:
La nuez amarga de tu beso me sacia,
la interna danza de mis venas te nombra;
La nuez amarga de tu beso me sacia,
la interna danza de mis venas te nombra;
mil
veces te bendice, cantoral de sagrados ministerios,
sochantre desde el coro que fascina a quienes de rodillas,
sochantre desde el coro que fascina a quienes de rodillas,
adoramos.
:Te
he navegado como quien no espera encontrar pronto, un destino.
El
viaje es un placer que incendia el instante en que vienes, con traje deportivo,
no sé, la zapatilla el plexo, la oración dirigida: -¡ya me tengo que ir!-
Guillotinas el tiempo que me brindas. A cuchillo repasas cualquier indicio de abandono.
:
Tienes edad para llamar mujeres a las cosas que domina el varón.
Tienes edad para llamar mujeres a las cosas que domina el varón.
Suficiencia
en el arte del amor y eres torpe en el
arte de la guerra.
Te demando que no me des ternura y decides mirarme de ese modo.
Te demando que no me des ternura y decides mirarme de ese modo.
:
Ávida Diosa de la espuma, no permitas que en este viaje, los vientos lleven a los amantes a olvidar que se deben a ti, a la rosa tibia de tus alegorías.
Ávida Diosa de la espuma, no permitas que en este viaje, los vientos lleven a los amantes a olvidar que se deben a ti, a la rosa tibia de tus alegorías.
:
Presento como escudo, tu libro. Terso y de carne. Viviente en el amor.
Presento como escudo, tu libro. Terso y de carne. Viviente en el amor.
En
él transcribo la piel que eres, tu pasado y las trescientas veces que nos
veremos.
:
Mis
versos son cada vez más jóvenes, regresan al regazo de mi madre y yo lamo tu
espalda, y escribo con mi lengua un poema tan largo que se desprende lenta,
suave, cálidamente de tus nalgas magníficas. Tus muslos son columnas donde
ejerzo la dicha.
Entro
a tu espalda y canto en el idioma que aprendimos lette, leté, letté.
:
Dueño
mío
no morirás conmigo,
no vivirás conmigo.
El verso que persiste es aquel, que nunca ha sido escrito.
no morirás conmigo,
no vivirás conmigo.
El verso que persiste es aquel, que nunca ha sido escrito.
Manifiesto
final
Tu respiración es, la música del alba, esa misma que anima a los amantes a continuar con nuevos embelesos. Descansa en mi lecho, blanco y aromático, templo de mis placeres, casa donde recuesto mis plegarias. Porque tienes las llaves de un fabuloso reino y hoy, te he coronado frente a la multitud.
Verónica Zamora Barrios. En: Vientidos poetas de Colima. Parota de Sal. Ed. Puerta Abierta & Amargord, Ed., Colima, 2019
sábado, 22 de junio de 2019
WORKING MAN BY THE DUBLINERS
A la vieja clase obrera, en la que aún
creíamos…
El
otro día escuchando Working Man por
The Dubliners
Sentí
nostalgia del orgullo de la vieja clase obrera
Recordé
los lejanos días durante la Dictadura en que soñaba
Con
ser un trabajador
Quería
sentir aquel orgullo
Aquella
fuerza que intuía en ellos cuando marchaban desde las fábricas
Hacia
Madrid…
Luego
recordé (una vez más) El día en que tuve que explicar
A
mis alumnos (hijos de hijos de la clase…)
Que
cuando les llamaba hijos de obreros
no les insultaba
Ni
a ellos ni a sus padres
Dónde
quedaron aquellos viejos días de la vieja Dictadura
Cuando
quise ser un trabajador…
Cuando
soñé ser un trabajador…
Cuando
mi clase se mostraba llena de orgullo y cambiaríamos
El
entero mundo
De
base…
Tendría
que ser un Jorge Manrique para cantar tanta pena…
Pero
ni siquiera en la muerte
Ni
en el canto tampoco somos iguales…
Recuerdo
(cuando aún estábamos vivos) Cómo contábamos
Nuestros
muertos: cómo cantábamos y brindábamos por su memoria
Con
orgullo…
Ahora
que vagamos como muertos sin pena ni gloria y nos amontonamos
A
las puertas de El Corte Inglés nadie canta
Nadie
brinda por nosotros: ni se recuerdan las viejas hazañas…
Nuestros
hijos no recordarán ya que un día (durante un breve instante)
Tuvimos
orgullo y (a pesar del miedo) Entramos en combate
Con
la decisión de los héroes…
Matías Escalera Cordero. Recortes de un corazón herido por la esperanza. Huerga & Fierro, 2019
viernes, 21 de junio de 2019
TRENES QUE VIENEN DEL SUR
No conozco el dolor de vuestro tren
Sé que atraviesa de Sur a Norte
Tierras lejanas (para mí)
Mas
Lo sospecho
Sospechar el dolor es lo único que puedo
hacer desde mi teclado
Hay otro tren
Sin embargo
Que viene del Sur también que pasa cerca
(de mí)
A veces he conocido o me he cruzado con
algunos
De sus viajeros (los más afortunados)
Aunque reconozco que nunca he hablado
francamente
De tú a tú
Con ninguno de ellos
Tan solo los contemplo en la playa (me
venden gafas de sol
y
pañuelos) O en Lavapiés
En donde me sirven las cervezas y los
cafés…
En este otro tren del que os hablo los
vagones son pequeñas
Embarcaciones (algunas son de juguete)
En ellas surcan ellos los raíles de las
olas del Estrecho
Que es como cruzar un tajo profundo en
la tierra…
Llegan como vosotros cabalgando la
muerte y el dolor
Y sujetando el odio
Obnubilados como estáis por los sueños
(y por la ilusión
de
la felicidad futura…)
Ellos os representan y me traen vuestro
dolor
Con la cerveza
Con el café
Con las gafas de sol y con los pañuelos
Es todo lo que os puedo decir acerca de
vuestro dolor
Y de vuestras ilusiones
Que lo sospecho
Que las sospecho (nada más)
Matías Escalera Cordero. Recortes de un corazón herido por la esperanza. Huerga & Fierro, 2019
jueves, 20 de junio de 2019
3 poemas de RECORTES DE UN CORAZÓN HERIDO POR LA ESPERANZA, de MATÍAS ESCALERA CORDERO
ESPERANZA
ANTES DEL ALBA
Cuando tras la noche infinita la
esperanza se bate en retirada
Del mundo
Cuando los ejércitos de la luz se
dispersan…
Cuando la derrota es inminente (exclaman
todos…)
Tú y yo iniciamos nuestra canción de los
seres que esperan
Ver
Los rayos del sol abriéndose paso por
entre las sombras
De la hora antes del alba…
Cuando
Contra toda esperanza el niño toma su
cuaderno
Y su lápiz
Y se dirige a la escuela (en la hora
antes del alba…)
Cuando
Contra toda esperanza la madre se dirige
a limpiar escaleras
(también) Antes del alba
Y ve una luz al final del túnel…
Y solo ella distingue su levísima llama…
Cuando
Contra toda esperanza los amantes se aman
(antes del alba…)
Y contra toda esperanza el músico trenza
sus notas
(justo) En la
hora antes del alba…
Y el panadero amasa el pan junto al
horno
Y el jardinero abre la llave de paso
Y el agua limpia las calles…
Y todo sucede en la hora de antes del
alba…
Y todo sucede así (antes de la luz…) Con
extrema
Sencillez
Y contra toda esperanza…
Cuando
Contra toda esperanza los ahogados
llegan a la orilla
Y nos hablan…
Cuando
Contra toda esperanza alguien les
escucha…
Y todo sucede antes del alba…
Cuando
Contra toda esperanza el ahogado
encuentra su corazón…
Cuando
Contra toda esperanza el que escucha su
lamento
Encuentra su corazón…
Cuando
Contra toda esperanza millones
encuentran su corazón…
Cuando
Contra toda esperanza millones escuchan
la voz
Del ahogado (justo en la hora antes del
alba…)
La hora justa en que tú y yo iniciamos
nuestro canto…
Cuando
Contra toda esperanza el niño llega a su
escuela y la madre
Termina la última escalera (y la llama
aún no se ha
consumido
en la
tiniebla…)
Cuando
Contra toda esperanza el amor de los
amantes no se ha extinguido
(aún…)
Cuando
Contra toda esperanza las calles reciben
limpias al alba…
Y el olor a pan recién hecho inunda las
aceras…
Cuando
Contra toda esperanza el ahogado se
levanta en la playa
Se sacude las olas
Se sacude la muerte
Y mira hacia atrás y vuelve su cabeza de
ahogado hacia adelante
Y avanza sus brazos de algas (contra la
luz…)
Y luego avanza sus manos de algas
Y luego avanza sus dedos de algas (y
abre sus hombros de algas
y de su corazón
ahogado
emana la luz
al fin…)
FELICIDAD Y ECONOMÍA A TRES VOCES
La
felicidad no es económica…
… ¿cómo podría serlo…?
[…
solo los locos se hacen esas preguntas…]
...
Hemos
entrado en la lluvia
Y
no somos felices…
… ¿cómo podríamos serlo…?
…
[… nadie se las hace…
… esas preguntas y menos la gente
feliz…]
…
Sí
Es verdad
Podría dejar de hacer preguntas…
Y cantar los paisajes celestes…
Esas cordilleras de nubes blancas sobre
nubes grises
Y las ciudades inversas del firmamento
Y sus valles
Y sus inmensas planicies y sus ríos de
luz
Que se dirigen en parsimoniosos meandros
hacia la nada azul…
Sí
Podría olvidar las preguntas
Y cantar toda esa inmensa e inefable
belleza…
Y las columnas de luz sosteniendo el
mundo terrestre…
Pero no quiero: no puedo…
No debemos traicionar el dolor y la
falta de esperanza…
Y DE PRONTO SON LAS CINCO…
A Emilio Sola
…
¡Miré el reloj y de pronto eran las cinco!… Nos
dijo Emilio Sola…
Sí el tiempo es así: de pronto son las
cinco y la decadencia
Y la muerte nos aguardan…
Y toda una vida ha transcurrido
Y todo un cuerpo
Y todo un mundo
Y todo el amor que ha cabido en él (en
el cuerpo y en el mundo…)
Y todo el dolor
Y todos los naufragios e infortunios…
…
Y todas las islas visitadas o soñadas… (esto no lo
dijo: pero
podría
haberlo dicho…)
De pronto son las cinco y ya nunca jamás
volveremos a ellas…
Ni a las islas ni a los amores ni al
dolor ni a los infortunios…
… Han
dado las cinco… Nos dijo…
El tiempo se nos ha caído encima… (todo
decadencia o muerte…)
… Nos queda el recuerdo y el júbilo de
lo vivido…
¿Bastará?
Matías Escalera Cordero. RECORTES DE UN CORAZÓN HERIDO POR LA ESPERANZA. Huerga & Fierro, 2019