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jueves, 1 de septiembre de 2016

4 poemas + 1 poema visual de LA EDAD DE HIERRO de JAVIER DÁMASO







La pregunta



Una autocrítica equivale al suicidio

Roque Dalton

Antonio Martínez,

                        que se escondió seis meses en el 75


y vagó de Valencia hasta Almería

                                                     en la clandestinidad

                              perseguido por la social,


y al que el Partido seguía exigiendo el pago de la cuota...



Antonio Martínez,

                        que luego huyó de España a Francia en el 76

con toda su familia

                                 y volvió en el 77...

Antonio Martínez,

                        que ya no militaba pero seguía en la brecha


                                                               SE PREGUNTABA

QUÉ PODÍA HACERSE PARA EVITAR QUE EN LAS IZQUIERDAS

COMO EN TODAS PARTES

EL HOMBRE FUERA SIEMPRE UN DEPREDADOR

                                           el compañero,
                                                                   un depredador
                                           el dirigente,
                                                                   un depredador
                                           el opositor,
                                                                   como un depredador

y no veía salida para que todos se unieran contra los depredadores oficiales


sin actuar

                a su vez

                               como congéneres.

Antonio Martínez,

                            se preguntaba...


Enero de 2003







País de hielo

qué no daría por la dicha
de estar a tu lado en Islandia

Jorge Luis Borges,
Nostalgia del presente


Si el mundo pudiera cambiar
y convertirse en otra cosa…
Me habrías tenido preso
para siempre.

¿Por qué sabría
Borges de nuestra
añoranza?

En aquel país
de hielo
deseé estar contigo,
te buscaba
y no te hallaba.

Y es que ambos
estábamos lejos,
muy lejos,
uno junto al
otro
en la cama.







Memoria histórica


I

Verano de 1969

Ecos de aljibe
bajo la parra.
El agua vuela
del caldero
a la palangana.

Mi abuela
cocina un desayuno
de sopas que se tuestan
a la lumbre.
Chisporrotean las vides,
borbotea el agua.

Un gallo, un carromato,
alguien que habla en la calle.
Domingo en la mañana.
Todo resuena en duermevela
al despertar.

La cama chirría
con voz metálica
de ornamentos de Iglesia.

Lejos repica la campana.

Cual sombra silenciosa,
en el sobrado duermen
las pistolas triunfantes
bajo un polvo de más
de “Veinticinco años
de Paz” y de silencio.

Como una bella durmiente esperan
el beso  de un príncipe
azul
que las despierte.

El abuelo paterno murió joven,
dejó esposa, hijos,
labranza,
pistolas y victoria.

La mañana radiante
anuncia de nuevo
en el aire
la misa dominical
ofrecida a los caídos
por Dios
y por España.

Hora de levantarse.
¡Arriba España!


II

Zona nacional

El padre de mi madre
compró un camión antes
de la guerra.
Hizo sus cuentas.
“Rufino Blanco.
Camión de transportes.
Ofrece a usted sus servicios”.

El flamante Chevrolet
-- Made in USA,
de mil novecientos
treinta y cinco--
cruzó caminos de norte
a sur de la provincia
con el orgullo
del abuelo reluciendo
en su chapa
y en el interior.

Llegó la guerra,
justo
cinco meses después.
El ejército alzado
le tomó la palabra:
por servicio a la causa
nacional
requisaba el camión.

El radiante vehículo
se volvió tenebroso.
Como un buque fantasma
a través de las mieses
conducía la carga
atribulada.
Y su frente no fueron
las trincheras
ni las balas enemigas,
sino el silencio y el sigilo
de la imprevista sorpresa.

Salían en la noche,
de población en población,
de casa en casa.
Listas, nombres,
direcciones,
todos anotados.
Faros en la oscuridad.
Golpes a la puerta.
“¡Abra!
Salga como está,
no necesita nada”.

Entre las encinas
se ocultó su clamor.
Las cunetas y las zanjas
saben de sus destinos.

Torozos, el nombre de Sabino
y un caballo
blanco son
el viejo eco de la carnicería.

El abuelo acompañó al camión
los primeros días.
¿Cómo perderlo?
Un día no volvió más.
Lo visto era bastante
para toda la vida.

Reclamó por años
el valor de su vehículo.
Los papeles no mienten:
“le comunico que no están
en debida forma
los documentos señalados
con una cruz
al margen:
Propiedad –
Requisa –
Único medio de vida –
Adhesión –
Inutilidad X

Nunca alcanzó
reparación.
Mas no debe olvidarse
la mancha familiar:
un suegro en cargo
de Juez de Paz
con la República,
que visitó  “Las Cocheras”
de Valladolid.
Sobrevivió al destino
del campo de reclusión,
pero duró sólo
unos meses
refugiado en el silencio
de una oración
impronunciable.








 Dar marcha atrás a la inercia



Aquel

que

sabe

que

no

tiene

nada

más

que

perder

puede

no

privarse

de decir

quién

no debe

tener

nada

más

que

ganar.













Pero

aquel

que

sabe

que

aún

tiene

mucho

que ganar,

no

quiere

decir

de

todo

lo que

está

dispuesto

a privar

a quien

parece

que no

tiene

ya

nada más

que


perder.






Javier Dámaso. La Edad de Hierro (2002-2013). Colección Cortaelaire. 
Fundación Jorge Guillén. Valladolid, 2014















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