—Lo de se es o no se es me gusta mucho, pero me viene a la memoria un comentario de Scott que venía a decir que lo que demuestra verdadera inteligencia es la capacidad para retener en la mente dos ideas opuestas al mismo tiempo y seguir conservando la capacidad de que tal inteligencia funcione. Pero ¿por qué no hablamos de un gobierno del pueblo mediante elecciones respetadas democráticamente por todos, sea cual seael resultado, y aun sabiendo que la mitad de votantes son completamente idiotas y se dejarán llevar?
—Es cierto que la multitud adopta siempre el partido peor –dice Oliver—y es frase muy vieja, de Publio Siro en Roma.
—Tanto hablar y me das la razón.
Se habló mucho de fascismo y comunismo y sintiéndome parte de rebaño, aunque fuese otro rebaño, yo también discutí, por no callar, sobre algunos teóricos como Togliatti, a quien defiendo para fastidiar y hacer pensar, sobre todo por su crítica a la intransigente identificación de fascismo, el partido histórico inicialmente y por segundos socialismo, con reacción, que en mi opinión dificulta las conclusiones del análisis político, aun cuando dicha supuesta concordancia pueda serles útil a los soviéticos y a los agitadores de salón.
Cuando afirmé que el fascismo italiano tuvo ideología y que en su estado original fue un auténtico movimiento de masas con puntos de unión con el socialismo se produjo un verdadero embrollo y como la conversación acababa degenerando en propaganda política que todos parecían desarrollar para mí, porque a mi pesar soy el héroe perseguido y supuestamente digno de atención en la reunión de teóricos, apliqué una pragmática sanción y tomé a disgusto, por mi introversion y hasta timidez, las riendas, para reconducir el diálogo hacia literatura y otros temas, donde perdí pronto el control y se acabó hablando, no sé cómo, de Karl Jasters y de Max Scheler, de quienes sé muy poco o nada, pero antes accedí no de buena gana y por una vez a vender para el partido cassettes con música de protesta realizada por gentes de la gauche divine que me inspiran poca confianza, porque sé que pasado mañana, o quizá mañana mismo, se habrán cambiado de chaqueta cuando ganen algo más de dinero. Me siento terriblemente pesimista sobre que España sea alguna vez un ejemplo de progreso y liderazgo. O de unidad, si no es a palos.
Después, por diversión masoquista, fuimos al cineclub universitario a ver El acorazado Sebastopol, de 1936, réplica nazi, o mejor franquista, pues su título original creo que aparece como Weibe Sklaven, de anticomunismo rabioso contra El acorazado Potemkin, ésta rigurosamente prohibida.
Sobre la base de la crónica de estos tiempos sombríos niego rotundamente la posibilidad de que en la España actual la derecha produzca cultura, ni una obra de teatro, ni una canción, ni un cuadro, ni siquiera una ley que permita la creatividad y que estimule la imaginación. En España la derecha es sólo la reacción y el oscurantismo, el tridentismo del repugnante Cristo yaciente, la nostalgia de la basura de Fernando VII y el fanatismo torero y gregario. El más rechazable maniqueísmo se apodera de todos nosotros cuando descubrimos que ser de izquierdas es ser y ser de derechas es estar.
Apunte nocturno:
Perdona a tus amigos para que no se conviertan en tus enemigos y fusila a tus enemigos si puedes, porque éstos son ya irrecuperables, debido, naturalmente, a ti mismo y a tu orgullo.
Antonio Santos Barranca. Diario nocturno en un país feo. Letrame Ed. 2024
No hay comentarios:
Publicar un comentario