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martes, 12 de noviembre de 2024

DULCE LOCURA


Íbamos por una carretera de montaña,

círculos y círculos recorrimos

hasta llegar a la cima,

las luces de la ciudad ya estaban encendidas.

El calor se notaba, pero el frío

empezaba a posarse en los hombros,

sudor secado por el frío,

punta de los dedos enfriadas,

nos mirábamos y ninguna decía nada.

No cortes el silencio desgarrador

de la noche de verano,

nos decía el rumor de la ciudad,

las luces eran focos pixelados,

naranjas, amarillos,

marrón tierra oscura,

azul oscuro noche.

Se notaban los vellos erizados del cuello,

dulce frescor que me movía.

Un balanceo de dulzura-locura.


Míriam Muñoz Trapero




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