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martes, 23 de febrero de 2010

MANIFIESTO FUNDACIONAL DEL INSTITUTO DEL TIEMPO

¿Dónde habita el pensamiento crítico? En un momento de crisis, que es de largo recorrido y de un carácter mucho más profundo que el meramente económico, no parece aventurarse una alternativa claramente anticapitalista, poderosa y capaz de contagiar. Ha habido momentos de choque, pero no ha llegado a entablarse un verdadero combate. El futuro a buen seguro nos deparará nuevas situaciones de conflicto, nuevas posibilidades. Hoy estamos en el momento de la crítica crítica, de la experimentación salvaje y el ir tejiendo complicidades y lazos, alianzas. Sin embargo, parece que la anomia nos ha dominado precisamente en el momento en el más se debía escuchar esta voz. La mayoría del pensamiento que se dice crítico se esconde o recita de corrido su manual subversivo al uso, cuando no pide a los señores de la muerte que nos salven de sí mismos.
Faltan las respuestas. Pero quizás éstas no llegan porque las preguntas a las que acaso habrían de contestar no han alcanzado a formularse. Nos hemos acostumbrado a un lenguaje en el que nos sentimos cómodos y a un hacer que se deja llevar en una suerte de fetichismo que está abocado (si no consigue despegar las alas y ser algo más que repetición) a la desesperación, la reinserción y la museificación. Se huele de lejos: el viejo cadáver del estalinismo se ha transformado en el cadáver temprano de unos rebeldes que se sienten satisfechos. Han renunciado a todo, aunque de vez en cuando protesten y se paseen con gesto sombrío. Teoría y práctica caminan sin hablarse o, peor aún, entran en una espiral de manotazos que golpean el aire sin acertar sus objetivos.

El objetivo último es apuntar a lo lejos, a lo todavía no sido. No nos basta (¡ya no!) con desenredar la telaraña de mentiras y falsificaciones en la que vivimos, eso se ha mostrado insuficiente, queremos fomentar la creación de un imaginario colectivo que alimente el pensamiento utópico y su inmersión radical y furiosa en la realidad. Llevar a cabo una cartografía de los deseos y de la revuelta que plantee preguntas y marque objetivos para poder abrir grietas en el entramado de la realidad... Hoy la utopía no tiene un final programático, sino sólo un delicioso comienzo que nos habla y nos dice: "A ver qué sucede…"

http://institutodeltiempo.blogspot.com/

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