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martes, 16 de marzo de 2010

EL POETA

Todo poeta es agente
de una potencia extranjera.

De lejanas ciudades
recibe instrucciones y consignas.
Ocultamente agita masas ciegas
con una silenciosa labor de largos años.

En algún sitio,
en el bolsillo más pequeño de su alma,
lleva un receptor en miniatura.

Cada vez que abre los ojos os fotografía.

Vuestras palabras quedan grabadas en su oreja.

Tened cuidado con lo que
hacéis o habláis porque el poeta puede
sacar de pronto un bolígrafo, un simple bolígrafo,
y dejaros para siempre en un poema.

Sabe
aprovechar la tristeza, la injusticia,
en favor de su potencia extranjera.

La soledad la emplea
en pequeñas cápsulas como explosivo.

El poeta
tira el poema y esconde la mano,
pero no su rostro irreconocible.

Es un hábil
agitador de masas
y no respeta
protocolos ni conserjerías,
antesalas ni secretarías:
el poeta
entra
en todas partes, disfrazado
de persona corriente
o, si le hace falta, de empleado,
de alto funcionario o de esnob.

Porque, casi siempre,
el poeta va de paisano, aunque pertenezca
a la Poesía Secreta del Mundo.


Jesús López Pacheco.

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