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sábado, 22 de enero de 2011
SOBRE EL APOYO MUTUO
No es el amor por mi vecino -a quien en su caso no conozco en absoluto- lo que me induce a tomar un cubo de agua y lanzarlo hacia su casa cuando veo que está en llamas; lo que me mueve es algo mucho más general, que asume la forma de un vago sentimiento o instinto de solidaridad humana y de sociabilidad. Se trata de un sentimiento infinitamente más amplio que el amor o la simpatía personal: un instinto que se ha desarrollado lentamente, tanto entre los animales como en el hombre, a lo largo de una evolución extremadamente larga, y que ha enseñado a los unos y al otro la fuerza que pueden extraer de la práctica del apoyo mutuo y la felicidad que es posible obtener de la vida social... Amor, simpatía y autosacrificio desempeñan con certeza un papel inmenso en el desarrollo progresivo de nuestros sentimientos morales. Pero no es sobre el amor ni sobre la simpatía sobre lo que se levanta la sociedad humana. Es sobre la conciencia -aunque sólo sea en el estadio propio de los instintos- de la solidaridad. Hablamos del reconocimientno inconsciente de la fuerza que cada ser humano obtiene de la práctica del apoyo mutuo, de la extraña dependencia que existe entre la felicidad de uno y la de los demás, del sentimiento de justicia, o de igualdad, que hace que cada individuo considere que los derechos de todos los demás son iguales al propio. Sobre esta amplia y necesaria base se han desarrollado los sentimientos morales más altos... Por eso la solidaridad no deja de existir nunca, ni siquiera en las peores épocas de la historia. Incluso entonces, cuando la dominación, la servidumbre y la explotación invitan a ignorar este principio, permanece vivo en el pensamiento de la mayoría, de tal suerte que incita a odiar las malas instuticones y propicia la revolución.
Piotr Kropotkin, en Libertari@s. Antología de anarquistas y afines para uso de las generaciones jovenes. Carlos Taibo, comp. Los libros del lince. Barcelona, 2010.
Un tema difícil el de la motivación de la solidaridad, no exento de controversia filosófico-moral.
ResponderEliminarHay teorías que defienden que, en realidad, la solidaridad se produce por causa de la empatía; es decir, que ayudamos al otro porque nos sentimos identificados con él y nos imaginamos en su lugar, sufriendo del mismo modo. Esa identificación hace que suframos con y por él y que deseemos aliviarle. De hecho soportamos peor el sufrimiento de un animal cuanto más se acerca evolutivamente a nosotros y más se parece a nuestra especie (nos parece más dolorosa la muerte de un mamífero que la de un insecto), debido a nuestra mayor identificación con él; (no sería por tanto un tema de justicia).
Añadir que, además, nos produce placer emocional demostrar generosidad con los demás, nos sentimos bien ayudando.
Y si encima postulamos que somos animales sociales y que defender al grupo es defendernos a nosotros mismos como individuos, ¿existe entonces la auténtica solidaridad desinteresada?...