La cultura debe ser un bien público y al que todo el mundo tenga acceso, estoy de acuerdo, y yo soy el primero en bajarme discos de internet, por ejemplo, pero también todos tenemos derecho a una vivienda, y deberíamos tenerlo a comer todos los días, y sin embargo nadie entra en los supermercados, llena el carrito y se va sin pagar, o arrambla con todo en el Ikea.
No tengo nada claro cómo solucionar este tema, pero debe haber una manera de conjugar el interés público y el respeto por el trabajo del artista, sin que se forren unos cuantos que ni han escrito los libros ni las canciones ni les preocupa especialmente el bien común.
Patxi Irurzun. Dios nunca reza. Alberdana, 2011.
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