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miércoles, 14 de diciembre de 2011

NOSOTROS TAMBIÉN AULLAMOS (a Allen)





(Yo también...) He visto las mejores mentes de mi generación
destruídas por el silencio, intentando expresar con palabras mudas
conceptos intuidos en la oscuridad,
correr por los campos de deporte-opio,
obnubilados por la publicidad alienante,
impotentes ante la opresión y la burocracia,
haciendo colas frente a los asilos de la libertad,
viajando al extranjero para sentir dolor de nuestro país aislado del pensamiento,
proponiendo cambios a lo inmutable y corriendo al recibir respuestas grises,
que pasaron por las universidades de la locura aprendiendo conceptos programados,
que hicieron revoluciones de café, impotentes para echarse a la calle,
que aceptaron lo inaceptable por respeto a su integridad física,
que aprendieron sexo sin amor de las putas de veinte duros,
interruptos practicaron el coito de adolescentes alcanzando plena satisfacción,
escondieron su homosexualidad, sintiéndose delincuentes
por no manchar el buen nombre de su familia,
sufrieron persecusión de la ceguera por sus masturbaciones no toleradas,
se rompieron los cojones trabajando par comprarse un coche que mantener a perpetuidad,
se casaron para poder joder gratis y se separaron porque el Amor no es eso,
que engañaron a miles de chicas que se dejaron engañar miles de millones de veces por ellas,
que sufrieron el azote del sexto mandamiento
decretado por la nueva inquisición de las buenas costumbres,
que acudieron a los cines de barrio ocultos en su gabardina de policía sucio
para esconder su amor a la luz del día,
que rezaron de rodillas por los pecados no cometidos,
que soportaron con estoicismo la tiranía de la sinrazón razonada por los medios oficiales,
que levantaron sus brazos con las manos abiertas cantando canciones obligatorias,
que juraron verter hasta la última gota de su sangre que solo a ellos les pertenece
por defender un pedazo de tierra parcelado y vendido
al omnipotente sucio dolar, omnipotente sucio marco, omnipotente sucio franco
o a la omnipotente sucia cualquier moneda,
que tuvieron que morderse la lengua cuadno les llamaban hijos de puta
o les pegaban o les obligaban a cometer cosas indignas de los Hombres,
que fueron despreciados por no jugar al fútbol ni leer novelas del oeste
ni ir a misa los domingos,
que contemplaron como el mar se les moría,
como el campo se les llenaba de monstruos de acero y de cemento
y lloraron de rabia impotente,
que tuvieron que callar y callar y callar cuando querían preguntar por qué,
que fumaron marihuana y fueron tratados de delincuentes, de asociales, de pervertidos
y fueron encerrados en las cárceles y recibieron descargs eléctricas en los genitales
por no querer decir nombres,
que recibieron consignas para votar o no votar,
que gritaron ¡mierda!,
que tuvieron que salir del país para oír el violoncello de la libertad,
que sufrieron exámenes de Formación del Espíritu Nacional
y de Religión, y de Gimnasia, para poder ser abogados, ingenieros o lo que fuera,
que soportaron catedráticos incompetentes, inamovibles de sus tronos,
coronados porque sí, con coronas de fidelidad,
que comprobaron el poder del dedo que nombra y destituye,
que se fueron a dormir el lunes
y el martes por la mañana no encontraron sus puestos de trabajo,
que fueron insultados en el extranjero por culpa de sus gobernantes,
que predicaron el Amor y fueron tratados con odio irracional,
que fueron bienaventurados en Cristo y en Buda por padecer todo tipo de persecuciones,
que tuvieron que ponerse camisas azules en los campamentos de verano
y que por todo ello resolvieron que no puede creerse en los sistemas
ni en las letras impresas,
ni en las piedras funerarias que erigen los asesinos a sus víctimas.

Al. En Star, 26. 1976.

4 comentarios:

  1. Ves poesía donde otros vemos cegueras y cagaleras. Estoy disfrutando a saco estas entradas.

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  2. Madre mía es genial, auténticamente y absultamente genial, de verdad que me encanta, de las mejores de este individuo, sino la mejor

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