La abolición de la esclavitud no significó la abolición de los esclavos.
Abolir la esclavitud fue una delicada operación mental consistente en alterar la percepción del esclavo, sin apenas cambiar si situación.
Pasó de percibirse como esclavo a percibirse como libre.
Los amos, desde luego, siguieron percibiéndole igual.
Para ayudar a todo ello, los amos colocaron un pequeño artilugio en su mano derecha y en su hogar: el mando a distancia. Cada cuarto años, además, colocaron en su mano izquierda un pequeño recorte de papel al que el esclavo debía llamar
voto. Manuel Blanco Chivite.
De bar en bar hasta llegar al mar. Ed. Vosa, 2012.
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