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martes, 8 de mayo de 2012

SOBRE POLÍTICOS




Por lo que puedo observar, un político es un tipo a quien no conozco y con quien nunca he hablado, un tipo que para aparecer en público o en la pantalla de televisión precisa asesoría de imagen. Un tipo sumamente sospechoso que, en tales condiciones y sin que se lo haya pedido, muestra un vehemente interés por gobernarme... De hecho, cuando llega el caso, gestiona abierta y peligrosamente mi vida, es decir, dispone de ella, pues, como vemos a diario, gente como él, los políticos de cualquier país, pueden meternos sin siquiera un mensaje al móvil, en guerras e invasiones... Por mi parte, puedo decir que yo no deseo en absoluto gobernar a ese individuo, no deseo recaudar ni gestionar su dinero (yo vivo de mi trabajo), ni enviarle a ninguna guerra... si mis sentimientos hacia tal elemento son los que acabo de resumir, ¿por qué él no me corresponde? ¿no seríamos ambos más felices? También me pregunto: ¿a qué obedece su extraño comportamiento y sus aspiraciones a gobernarme? Aún más, ¿por qué los bancos le prestan dinero (que nadie sabe cuándo y cómo devuelve) para sus empeños electorales y para convencerme que debo ser gobernado por él? Realmente, hay en todo esto algo que se me escapa.

Manuel Blanco Chivite. De bar en bar hasta llegar al mar. Ed. Vosa. 2006.

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