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sábado, 2 de junio de 2012

1966.




Era una moneda
con la esfinge de Franco.
((lo recuerdo, aunque no
reconozco su valor,)

Había sufrido el paso
de un tren de mercancías
y estaba deformada
como un chicle aplastado;

jugábamos con ella
en nuestra plazoleta,
un hombre se acercó
y la tomó en su mano,

mirando al infinito murmuró:
que rabia que no existan milagros.

Eladio Méndez

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