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viernes, 5 de abril de 2013

GARE D´AUSTERLITZ 1.963




No es la Estación de Saint-Lazare que pintara Monet,
desdibujada por el humo azulado, brumosa y cálida.
Es casi madrugada y el frio me persigue
desde Granada tan gris, recostada en la indolencia,
perezosa como gato en la ceniza. No me detendrán
golpeando a la puerta, pidiendo nombres
de cuantos fuimos. Gestos apretados y abrazos
bajo la ventanilla y una bandada de maletas malheridas
que alza el vuelo hacia el lugar del desarraigo.

Gélida amanecida en París. Nadie me espera.
Todavía silba el tren y bufa como animal cansado.
Nadie me espera, ya lo he dicho, y perdido en el andén
deambulo buscando una cantina, el café caliente,
un cigarrillo. Sin contrato de trabajo, como quien huye,
aprieto entre la mano la dirección que guardo en el bolsillo.

Estación de Austerlitz mirando al sur, testigo de tanto dolor
y desamparo, inhóspita y desafecta hoy que la piso
por vez primera… Lloraría si tuviera valor para hacerlo
pero el valor también huyó despavorido, de inanición,
de tanta injusticia. Qué lejos ya Granada indolente y gris.
Releo de nuevo la anotación que acaricio entre los dedos
doblada como un pañuelo.
La memorizo mientras busco la salida.

Antonio Rodríguez Alarcón


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