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viernes, 31 de mayo de 2013

LA MALA VIDA (II)






Eres un inútil
¿dónde está el albarán?
súbeles un diez y
medio por ciento
¡ya te dije que no
me toques!
tienes que cobrar
estas facturas
¿cuándo va a salir
ese pedido?
¿y a ti que te
pasa, chavala?
¿alguien vio
las llaves del furgón?
hoy te llevo a
casa y
hablamos
¿quieres
coger
ese
teléfono
ya?


Begoña Paz. A mala vida. Ed. La Baragaña, 2012

La catástrofe





La catástrofe
Si salgo vivo de ésta
se lo contaré a mis nietos cuando sea un anciano.
Yo sobreviví a la gran catástrofe
aquella
que borró del mapa aldeas,
pueblos y ciudades
y sólo dejó en pié
el asfalto,
las aceras
y los edificios.
Iván Rafael.

jueves, 30 de mayo de 2013

LA MALA VIDA




Semáforo en rojo. Miras al frente. Al otro lado de la vía la valla está cambiando. No es difícil imaginar a qué. Una mujer desnuda anunciando un detergente, una mujer desnuda anunciando una aspiradora, una mujer desnuda anunciando un perfume. Aciertas. Poco a poco se va formando la imagen de una mujer desnuda dentro del coche. La mujer eres tú.


Begoña Paz. A mala vida. Ed. La Baragaña, 2012

miércoles, 29 de mayo de 2013

UN HAIKU DE OMITSU




El árbol yermo
recibe flores
de la luna

Omitsu. Remendando pantalones. Apedaçant calçons. Ed. La Baragaña. 2012

martes, 28 de mayo de 2013

CORRIDO DE LA REFORMA CONSTITUCIONAL




A todos los que la presente,
ni vieren y ni entendieren.

Sabed: Que las Cortes Generales
han aprobado y sancionado
la Reforma de la Constitución.

La misma que no se podía cambiar,
ni una coma ni un punto tocar,
ningún artículo modificar,
en una tarde la han dejado
que no la conoce nadie.

Esto dicen sus señorías,
los que tienen tres pagas,
los que se suben el sueldo estos días:

La presente reforma
del artículo 135
garantiza el principio
de que vamos a seguir gastando
lo que nos dé la gana
en elecciones y bancos,
pero ni un duro van a ver
la educación, la sanidad,
los pobres, los viejos y los paraos.

Una ley fijará
el déficit estructural,
el Estado y las Comunidades
el pesebre a los políticos llenará,
si no queda después para nadie,
a mí no me mires
yo no lo llevo en mi programa electoral.

Los créditos para satisfacer intereses
y el capital de la deuda pública
en el estado de gastos se incluirán,
y su pago gozará
de la misma prioridad
que la paguita real.

El volumen de deuda pública
del conjunto de las Administraciones
no podrá superar el valor de lo que en comisiones
se lleven nuestros amigos los constructores.

¡Viva el dedo tieso de Santa Fabra!
¡Viva el santo consenso nacional!
¡Viva esta prima de la Pepa
y que se joda el personal!

La presente reforma constitucional
entrará en vigor sin demora.
Esta Reforma constitucional
doblada te le hemos metido ya.



Veintisiete de septiembre de dos mil once. Una reforma de la constitución limita la soberanía de España  que es transferida a los especuladores financieros.


Poema de Antonio Orihuela en Isaías Griñolo. Romance de las plazas. Ed. Concreta y Fundació Antoni Tàpies. 2013


lunes, 27 de mayo de 2013

FANDANGO DE LAS PLAZAS




Me lo cogen y me lo prenden
al que pide democracia.
Y al que roba muchos miles
no lo encuentran ni los duendes
ni tampoco los civiles

Poema de Antonio Orihuela en Isaías Griñolo. Romance de las plazas. Ed. Concreta y Fundació Antoni Tàpies. 2013.

domingo, 26 de mayo de 2013

ALGÚN DÍA VENDRÁ





ALGÚN DÍA VENDRÁ


Qué mal puede haber en no creer
en tratar de buscar respuestas al margen de las respuestas,
acciones al margen de lo que ya se mueve,
movimiento en donde nos dicen que sólo quedan estatuas,
ideas polvorientas que no saben cómo
tu, has dado con ellas,
cuando todo se había conjurado, hace siglos,
para que nada de esto planteara interrogantes.

¡No, no, no!.
No confundas la realidad
que es lo que es,
con las ideas vencidas y enterradas.
No nos vengas con su olor.
Nosotros hemos derrotado el aire, el agua,
la tierra no contaminada,
los alimentos no tóxicos,
la paz es nuestra,
nosotros hemos derrotado al género humano.

¿Ahora que sólo saben sumar,
ahora vienes tu para que aprendan a restar?.

Si yo digo, por ejemplo, Doñana,
50.000 Has., innecesarias,
mucho parque, mejor
más protegido más pequeñito,
bondadoso Estado protector de bichos.

Entonces estoy diciendo, Doñana, salvada.

1952, 200.000 Has.
1954, Plan del ICONA, plantaciones de pinos y eucaliptos al oeste
destrucción del bosque mediterráneo,
urbanizaciones por el sur.
1959, desecación de 100.000 Has. de marismas por el IRYDA.
1961, el Fondo Mundial para la Vida Salvaje
compra lo que aún queda sin destruir
50.000 Has.
con la condición de que sea nuevamente donado al Estado
Declarado Parque Nacional
y continuar el expolio.
1969, construcción de una carretera costera que liquida el paisaje de dunas móviles,
la expansión urbanística  de Matalascañas
acaba con la mejor zona de reproducción del lince ibérico
aumento de los regadíos
contaminación por pesticidas
sobreexplotación de los acuíferos por uso agrícola y turístico

y todo
en 17 años.

¡No, no, no!.
No puede venir nadie, venir como tu, ahora
a preocupar a la gente
por el olor del aire,
a sospechar del agua que cae del grifo,
a leer que lo que comen les producirá cáncer
porque nosotros hemos decidido que todos estén en otras cosas
y alimentamos a una legión de zánganos
en miles de televisiones
en miles de consignas que parecen neutrales
para que lo importante
suceda a unos metros de la mentira
y por eso
se levantan polos químicos en los mejores humedales de España
y planes turísticos arrasan la costa
y en Zorita, en medio de la estepa,
para que no moleste a nadie,
la primera de veinte.

3 de Junio de 1979.
En una sentada
en protesta contra las centrales nucleares
disuelta a tiros por la Guardia Civil
muere en Tudela Gladis de Estal,
la primera, a plomo,
los demás, no tienen nombre,
Trillo, Bandellós, Almaraz,
los sastres cosen y cantan
¡es tan hermosa la mentira!
deja tanto hueco para la sangre,
para los vertidos químicos de AIQB,
de Portman, de Boliden, de CESA,
en Doñana, en Cabañeros, en el Ebro,
en la Albufera, en el Odiel.
¿Quieres más nombres?.

Yo tengo todos los nombres,
y te aseguro que son todos los nombres.
¿Me vas a tirar piedras?.
¿Vas a pedir un milagro?.
Aprovecha, hay un millón buscando uno detrás de los regeros de basura
camino de la Rocina.
Atila va con ellos
y ellos conmigo.
El mundo está hecho y está así de hecho.

Te digo,
tu y tu revolución vais desincronizados,
o ella ya pasó
o tu te adelantas a los acontecimientos,
motivos
que pronto dejarán de serlo.
50. 000 Has.
5. 000 Has.
5 Has.
También un día podremos convencerles de esta resta
y creerán que seguimos sumando.

Mientras los poetas continúen cantando la gloria eterna del paraíso Tarteso.
¿Qué vale nada?.
Si enfrente la multitud muestra orgullosa su tele y sus seiscientos.

Con las solas migajas que esparzo de mi mesa
mira el rebaño satisfecho.

Abandona toda esperanza,
el letrero está a ambos lados de la única puerta.
Pasa sin más tus días
derrotado,
véndete por lo que den por ti,
no discutas el precio,
niégate,
siente las humillaciones como ajenas,
devuélvelas en la medida de tus posibilidades.
Esto no va a acabar mas que contigo,
no te quedes más noches insomne,
intenta dormir
bajo el capitalismo.







Antonio Orihuela. El poema ha sido publicado dentro del proyecto "Las patatas y las cosas". Más información en: cristinaenea@donostia.org
y forma parte de la exposición Lurpeko Istorioak, más información en: 

sábado, 25 de mayo de 2013

LA ISLA DE LAS RETAMAS (IV)





El tío Timoné predice el destino


Cuando los cocosabios tanteen el terreno y se alejen de la Isla con sus potentes motoras, vendrán los hombres-corbata con papeles trampas en las manos y os embaucarán con palabras delicadas y le estamparéis vuestras huellas dactilares en sus blancos e inmaculados papeles.
Un mandamás relevará a otro mandamás y todos mandarán ahogar la magia de la Isla en cemento. Son embajadores de la destrucción adiestrados en la maquinaria del poder.
El atardecer en la Isla es como una filtración de luz a través de las grietas del océano. Estoy sentado en el patio de poniente ensimismado con el colorido del sol en su puesta. Los perros ladran a las primeras oscuridades que toman forma al fondo del retamar. Dejo volar el tiempo, la casa está a oscuras rodeada por el vaporoso calor húmedo del desierto de arena que la protege. En la lejanía de poniente en el bosque colorido de adelfas, una garza consuela mi soledad autista. Otra entona una llamada de alerta.
Las garzas surcan el infinito en los atardeceres de la Isla, poblando el aire de miniaturas de besos proscritos. Rodeando con sus pacientes vuelos las arterias febriles de las marismas. El vuelo de las garzas, siglos de silencio, desorden de notas indeterminadas. Juncos cimbreantes de las corrientes mareales. Ocultación  natural  ante  los movimientos  peligrosos  de  los cazadores furtivos. Frutas  filtradas en el agua. Epidermis impúber de las flores prematuras. Las garzas inundan de cantos ocultos el cielo de la Isla.

Te adoro
zancuda de cerebro infinito
ilimitado
le enseñaste a los hombres la escritura
a distinguir las vetas de agua
las direcciones de los vientos
las corrientes mareales
limitada duermes en los siglos de los museos
plumas piedras
tambores ocultos
lengua atrapada en encuentros proclives al silencio
qué poco ha aprendido la humanidad de tu vuelo.

Se me ponen los vellos de punta y el corazón me tirita bajo la blusa, cuando señó Pepe Lanega eleva la voz y levanta los brazos, bajo el arco frenético de la palabra.
- Con setenta y dos campanadas de hambre que ha padecido mi estómago baldío para levantar estos muros y ahora pretenden expulsarnos de la Isla, como si fuéramos perros de esterqueras. Se me ponen los vellos de punta y el corazón me tirita bajo la blusa y de rabia hago hoyos en la tierra y no dejaré de escarbar hasta que no pisotee las raíces malignas que han permitido la expropiación de la Isla.
Máquinas excavadoras devoradoras de sueños. Parad, parad, parad... silenciad el maldito ruido de las máquinas devoradoras de sueños. Parad, parad, parad, bichos mecánicos dirigidos por corazones inhumanos. Estáis acabando, destruyendo los nervios vitales del mapa de la Isla. Mi rostro en el espejo, no miréis mi rostro en el espejo, no miréis la muerte en el espejo. El mapa  es una grieta herida, un pájaro sin alas. No es suficiente el grito del verso para ellos, para ellos que viven sin rostro, corazones mecánicos sin rostro, el verso para ellos, es el güisqui de los prostíbulos, el orín de los frenopáticos.
Detrás de aquellos armatostes de cemento debe de estar el mar infinito. La civilización es una gran boca tragaespaciosnaturales, tragasueñospoéticos. Los asesinos de la Isla son aclamados en los púlpitos. La conspiración pública ahoga la respiración del planeta. Gritos sordos sin respuesta, nadie mira hacia el infinito. Perfectas placas de cemento armado, son vuestras cabezas ególatras de la especulación y el desastre .
Las raíces que sostienen a mis pies, se alimentan del ecosistema de la Isla. A la deriva iré, sin raíces que sostengan a mis pies.
Si tienen que desalojarle, que lo saquen muerto, o que las serpientes de agua se lo traguen como si fuera un pájaro de las retamas. La Isla es agua y todo lo que pertenece a ella, terminará disolviéndose en agua. El sueño de la Isla es dormir encharcada de pies a cabeza en el vientre de una patera.
Ni el presidente del gobierno se limpia el culo con flores de retamas.
Ella era la princesa que esperábamos. Desde pequeño ya andábamos saltando por los cabezos de la costa con una espada al cinto que nos hacía el tío Fantasioso para entrar en batalla con los invasores. La Isla la considerábamos nuestra y la defendíamos hasta enloquecer. A veces avanzábamos desde los cabezos a la pleamar y luchábamos a muerte contra los desalmados invasores. Otras veces nos alejábamos del fregado y soñábamos con una princesa que brotaba del mar como los espárragos de las retamas, ataviada con un vestido transparente de algas. Pero lo que jamás hubiésemos imaginado es que de un barco y después transportada en una zodiac llegaría la princesa sirena a la Isla, que cada vez era menos nuestra y más de ellos, a luchar contra los invasores. A estas alturas ni las princesas del agua son como las de antes.
La garza gris con la moña blanca, tiroteada en las marismas de la Mojarra, se despluma en su quejosa y herida huida. Un sudor frío me ha atravesado fugaz el lagrimal del ojo izquierdo y he invocado a todos los dioses de las marismas para que acechen al furtivo en los últimos fornecos de los caños.


Eladio Orta. La isla de las retamas. Ed. Baile del Sol, 2013


   

viernes, 24 de mayo de 2013

LA ISLA DE LAS RETAMAS (III)





La lluvia               


El viento hizo sus últimos destrozos en las inmediaciones del cabezo de los Mellizos y se alejó de la Isla buscando los pinares de La Redondela. Pero dejó el cielo encapotado y una lluvia fina. Una especie de filtración de neblina transparente envolvió los retamales.
- En cuanto se recupere del gripazo, estamos tirando para la casa del tío Merengue a jugarnos una partida de paulo, le dijo el Búho sonriente al tío Timoné.
El tío Timoné volvió a cerrar los ojos, la fiebre le empujaba a soñar y el calor del pajar, los remedios caseros de la tía Amalia y la música de la lluvia en el tejado, le invitaba a una deseada  somnolencia.
Cuando la tierra se harta de agua, la devuelve con cara de resaca de tres días. Primero la celebra con brotes de hierbas finas. Después la mima para que las plantas crezcan y puedan lucirse ante el sol. Y por último se aburre de tanta humedad y termina a bofetadas limpias. Una lluvia mansa y juguetona amenizaba los sueños del tío Timoné.


El poeta de las retamas escribe sobre los juegos


Las horas más felices son las que no se recuerdan y de pronto brotan como una alucinación de la tierra.
En los atardeceres del verano nos escapábamos de casa y nos íbamos a jugar al bolinche al muro de la Mojarra. El Coloraito, el Tanguito y yo nos llevábamos jugando hasta las tantonas y no nos largábamos mientras hubiese claridad para distinguir el hoyuelo en el fango. Una de las tardes, a lo lejos, entre las retamas de la adelfa de la tía Angustia, nos sorprendió un ruido de caballo a galope y nos quedamos mudos, mirándonos unos a otros, hipnotizados por el miedo y con las capacidades de reacción aletargadas.
- ¡Al muro!, gritó el Tanguito.
Y salimos corriendo como si nos persiguiera un enjambre de abejas.
El jinete de la capa negra se acercó al muro a galope tendido. Nosotros, escondidos en la zapata del muro, espiábamos, con la respiración cortada, al enigmático jinete. Presentíamos que el caballo no iba a cabalgar por el muro, dada la poca anchura de éste. Efectivamente, relinchó alzándose de patas varias veces y reculó para atrás.
- ¡Volveré!, gritó el jinete.
Y la voz retumbó de caño en caño y se extendió por la inmensidad de las marismas.
Los que no volvimos a jugar al bolinche en el muro de la Mojarra fuimos nosotros.


El columpio


El tío Gumersindo Filomena tenía fama de alegre en la Isla, su instrumento preferido era la bandurria y la tocaba como los ángeles de los navazos, de oído. Ninguno de los nietos salieron a él, aunque bien que lo intentó. A alguno de ellos no le entraban las notas musicales ni con un embudo a presión. Nada más que tenían que correr la voz por la Isla de que el domingo el tío Gumersindo Filomena ponía un columpio y ya la fiesta estaba en marcha: varias garrafas de vino, aceitunas, limonadas para las mujeres y los niños, y a saltar, cantar y bailar...
Pero para los niños la atracción de la fiesta, no era la bandurria, ni el mecerse  en el columpio, ni tan siquiera la rica limonada. La atracción de la fiesta era ver llegar al tío Manuel el Perol montado en la burra Negra con las piernas colgando por el suelo. Nunca supimos a qué atenernos, si el tío Manuel el Perol venía andando encima de la burra Negra o la burra Negra se le había colado entre las piernas.



El Tío Zapatero


- Mañana tendremos duelo de pájaros, dijo el tío Timoné, al divisar la casa del tío Zapatero.
El tío Zapatero montó un negocio de recogida de botellas. Pagaba el casco de cerveza a dos perrachica la pieza y el de refresco a una perrachica. Y tenía a los chiquillos todos los fines de semana recorriendo las esterqueras de la Isla. La experiencia fue gratificante para algunos porque tuvieron las colecciones de toreros y chapas más admiradas del contorno.
Pero la genialidad más divertida de aquel pésimo negocio la ofreció el tío Zapatero una tarde mientras contaban los cascos que los chiquillos traían en los sacos.
- Os vais a reír sobrinos... Al principio de llegar las radios a la Isla compré una en Casa Jopeja y a la semana fui a cambiarla porque no cantaba Antonio Molina. Pero aún hay más, el récord lo batió el tío Angel Mastopa y, en su caso, quién no cantaba era la Paquera de Jerez.


Duelo de pájaros



La partida de cartas se presentía en la Isla desde los confines de las noches de los primeros vendavales. Antes de que las puertas principales de las casas se atrancaran por mor de las fuertes rachas de viento y los niños acarrearan haces de leña seca para las cuadras. Mucho antes de que las hormigas tomaran energías caloríficas en las puertas de los hormigueros previniendo las lluvias. Muchísimo antes de que los pájaros se alejaran de las barcias buscando el abrigo de las retamas en los cabezos. Pero las piezas del puzle fueron encajando el día que el tío Merengue se fue de cartas por los zampuzos de los poblados cercanos y se volvió invisible con los debidos alborotos del loro ilustrado. Desde aquel día, todos los entendidos en la materia esperaban ansiosos el desenlace del duelo entre pájaros. Era un duelo entre la astucia comedida del Búho y la prepotencia alborotadora del Loro. Varios días antes de que la comitiva enfilara el camino del Mono para pernoctar en el cuarto de los invitados del tío Merengue, el pajar, ya este tenía preparado el cuarto de los bailes para la esperada partida. Una mesa de pino a prueba de golpes, seis sillas de enea de fabricación casera, varias sillas pequeñas para los curiosos, dos garrafas de vino blanco, un cartón de veinticuatro cajetillas de tabaco rubio de contrabando y una ristra de morcillas para sobrellevar el desenlace de la partida.
Los saludos, abrazos y comentarios de rigor duraron lo que tarda en retumbar el trueno después del fusilazo, sobraba noche para comentar, disparatar, filosofar y hasta para mosquearse. La partida empezó eufórica para el tío Merengue, el Loro gritaba, reía y aplaudía alborotado y la humedad corrosiva de tantos días de lluvia se iba impregnando en el paladar del tío Timoné.
- La primera partida es para los mirones, comentó complaciente el Búho.
La segunda partida giró sobre el mismo eje de la anterior. El Loro seguía hablador y dicharachero. La noche le relumbraba al tío Merengue en las manos.
- La segunda partida es para entrar en calor, comentó risueño el Búho.
La tercera partida, en un alarde de valentía el tío Merengue, se la jugó al encarte y la salida del compañero le picó a copas. El Loro bailaba, saltaba entusiasmado en los hombros de sus adeptos y presentía una barrida limpia y en toda regla.
- Los gitanos no quieren buenos principios, sentenció el Búho.
La confianza le jugó al tío Merengue una mala pasada cuando creía que tenía todas las cartas en las manos.
- Envío, dijo el tío Merengue.
- ¿Tú que vas a jugar?, le contestó el tío Timoné.
- A la suerte le llaman saber, comentó altanero el Loro.
A la quinta partida cambiaron las cartas de color y el tío Timoné se la llevó de calle.
- Las cartas y las mujeres se van con quiénes quieren, comentó afligido el Loro.
Y en las posteriores partidas el tío Timoné se fue creciendo en el oleaje de los triunfos, machacando partida tras partida a un tío Merengue desorientado en el barullo de los envíos e inseguro por el cariz que iba tomando la noche.
- Un burro cargado de libros es un maestro, apostilló malhumorado el Loro.
- No te sofoques Loro, que aún pueden darse las sardinas de alba, le contestó comedido el Búho.
Empezó a llover mansamente con las claras del día, ya por ése entonces la partida estaba claramente definida para el tío Timoné. El Loro tuvo muy mal perder y se marchó malhumorado a encerrarse de por vida en la jaula, no superó la derrota. El tío Merengue y el tío Timoné cerraron la partida con un fuerte abrazo.
- Compadre, ahora puedo morir tranquilo, dijo el tío Timoné.
- Aún no cante victoria compadre, una buena marea llena el sapal, le contestó el tío Merengue. 


Eladio Orta. La isla de las retamas. Ed. Baile del Sol, 2013
Fotografía de Juan Sánchez Amorós


jueves, 23 de mayo de 2013

LA ISLA DE LAS RETAMAS (II)





Conversación entre el Caballo Canela y el Búho 


- ¿De qué se alimentan los búhos?
- Del aire, como los poetas.
- No te entiendo. Cuando nosotros dormimos, tú estas despierto y cuando nosotros estamos despiertos, tú duermes. Vuelas a contracorriente y para encontrarte hay que buscar en las sombras oscuras de los árboles. Parece como si te gustara pasar desapercibido.
- Puede.
- Y también te encanta ahorrar palabras, aunque a la hora de mediar en una disputa, suelen requerir tus consejos.
- Vivir alejado de los salones mundanos siempre es una garantía. Presumir y fanfarronear es un lujo de caballos.
- ¡Ya empezamos!


Eladio Orta. La isla de las retamas. Ed. Baile del Sol, 2013

miércoles, 22 de mayo de 2013

LA ISLA DE LAS RETAMAS





El poeta de las retamas escribe sobre la vagancia


La vagancia es como un barrilete sin viento, si no le das vuelo se convierte en un mero objeto decorativo.



 El poeta de las retamas escribe sobre la tristeza


Estoy triste. La majestuosa garza lleva varios días sin atravesar el espacio del cabezo de los Haraganes. Estoy triste y todo lo que toco se pone de color triste. Hay poetas que dicen que escribir sobre la tristeza reconforta... Pobres poetas tristes... 


El poeta de las retamas escribe sobre el barrunte de la lluvia


He ido a mudar las cabras al retamar y las he encontrado amorriñadas, acurrucados sus cuerpos sobre la tierra. Me da la impresión que barruntan la venida de la lluvia... La tarde se adormece lentamente imitando al lagarto. Las gallinas con el pico escondido en las plumas de la pechuga, abandonan el árbol pelado por el frío y se encaminan al gallinero, el gallo poderoso las acompaña. Los gorriones saltan y bailan, los más viejos cantan canciones de amor a la diosa de la lluvia y los más jóvenes tocan la armónica. El gato ha hecho la cama en el pajar. El perro ha hecho la suya en el pesebre, junto a la vaca. Los caracoles han abierto las puertas de sus casas ambulantes y se han puesto a tocar el tambor, mañana cuando escampe saldrán todos de paseo a saludar a sus parientes La señora retama, la señorita yerbabuena, el tío espárrago, la abuela maguelera y todas las amistades irán a merendar al centro del bosque acompañados por el padre sol. Los cebollinos hincharán sus vientres de agua y se pondrán tiesos para enamorar a la madre luna. Los habares floridos cuajarán la vaina más temprano de lo de costumbre. Las papas, cuando el sol salga, treparán hasta alcanzar con sus hojas las estrellas. El señorito garbanzo se comprará un peine y jugará con su cabello en el espejo de los charcos.
En la negrura del retamar, donde crecen las hierbas salvajes, me recuesto en la tierra hasta sentirlas crecer con mi aliento. A lo lejos, el canto ceremonioso de una garza gris con la moña blanca se pierde entre laberintos de caños pantanosos.



Eladio Orta. La isla de las retamas. Ed. Baile del Sol, 2013

lunes, 20 de mayo de 2013

MIENTRAS HABLO DESPACIO...




recojo las flores caídas en el suelo
y los peces fuera del agua
y les doy una nueva casa
dentro de mis ojos

Cristiane Grando. Embriágate. Ediciones en Huida, 2ª. Ed. 2012

domingo, 19 de mayo de 2013

YA ENTIENDO (dos fragmentos de la novela de Juanjo Barral)




Algún día no se estudiará en los libros de texto (no se ha hecho hasta ahora) que millones de trabajadores en todo el mundo se dejan la vida en el trabajo (pudiendo evitarse en la inmensa mayoría de los casos). La historia ocultará (curiosa contradicción) la mayor matanza de nuestro tiempo, el genocidio empresarial e institucional consentido desde los cuatro puntos cardinales del capitalismo insaciable, insensible y cabrón, dice Raúl.

Hay muertos y muertos.

Y estos no cuentan.


....//...



¿Cuánto tiempo entregamos a estudiar conceptos, fechas, momentos históricos  aparentemente relevantes que no nos han servido para nada, si acaso para ocupar sitio, un sitio que quizás necesitaran otros aprendizajes, otras sabidurías?



Juanjo Barral. Ya entiendo. La última canana de Pancho Villa, 2013

sábado, 18 de mayo de 2013

VÊS




Vês
un programa
sobre mineiros

e concluis

que andamos
todos
cobertos
com o mesmo


Só que uns
sabem
issó

Outros
nào


Manuel A. Domingos. Teorias, 2011

viernes, 17 de mayo de 2013

EL PADRE “KUANGOS”




 
EL PADRE “KUANGOS”

El padre “Kuangos”, anduvo un tiempo fuera de la misión.
Visitó El Vaticano, en mitad de un largo viaje por otros lugares.
Vio tantos templos, tantos retablos, tanto arte, tanta grandiosa obra del hombre, que no atinaba a pensar con claridad.
De regreso, montado en su canoa, remontando el río que le llevaba de nuevo al poblado, encontró la respuesta que andaba buscando.
Tenía que acabar la capilla de los “Aguaruna” y había visto bien claro cómo hacerlo.
Entre todos quitaron la humilde pared de madera que hacía las veces de retablo y al otro lado apareció un paisaje amazónico con todo su esplendor. De fondo, el cauce del río donde solían bañarse todos juntos, entre risas y sonidos de pájaros diversos, como niños felices. Colgaron del techo una gran cruz que, a contraluz, se movía suave con la brisa y cuando las lluvias tropicales se instalaban en el poblado, la cortina de agua, a veces, reflejaba el arco iris. Ninguno de los retablos que había visitado, le pareció más apropiado y más cercano a la idea de Dios que quería transmitir. 


Begoña Abad. Cuentos detrás de la puerta.  Ed. Pregunta, 2013



jueves, 16 de mayo de 2013

ORILLAS Y SILENCIOS






Mi madre zurcía una camiseta de mi padre, en la que ya no se reconocía el tejido original de tantos repasos.
En el fuego, un puchero hervía lento. Olía a lo que olían entonces todas las casas: a cocido.
Yo miraba, por la ventana que daba a la parte de atrás del cuartel, la corriente del río Bidasoa. En medio, dos isletas a las que yo solía ir caminando cuando no me daban miedo las sanguijuelas. El resto del río era peligrosamente profundo en el tramo que separaba un país de otro. Enfrente estaba Francia, aunque a mí las dos orillas me parecían iguales.
En la sala de armas, un guardia civil gallego dejaba pasar las horas sentado delante de una destartalada mesa, rodeada de una manta de reglamento marrón, a modo de faldas.
Alguien entró por la puerta del cuartel, se oyeron voces un poco más altas que de costumbre y nombres que yo no sabía interpretar: Maquis..., intento de fuga..., el monte San Marcial..., guardias haciendo posta en la noche...un aviso, detenidos vadeando por Astarloa. Todo confusión, historias entrecortadas, órdenes sin preguntas ni respuestas.
Mi madre seguía zurciendo la única camiseta de repuesto de mi padre y removiendo el plato único de cada día, sentada en la cocina...
El guardia de puertas, gallego, saca una silla y en ella se sienta un detenido. Se supone que es un contrario, aunque él no encuentre diferencia. No hay preguntas ni respuestas, hay soledades y miedos atados por sueldos, o por esposas.
Mi padre entra en casa, se quita el tricornio, la capa mojada, esa misma con la que nos tapa, al hijo del sargento y a mí, cuando nos lleva a la escuela, montados en la bicicleta durante kilómetros, uno en el sillín y otro en la barra y que sólo deja que asome un trocito de nuestras piernas flacas y heladas.
Mi padre y mi madre hablan. Ella se levanta despacio, me pone, la única camiseta de repuesto de mi padre, llena de remiendos pero muy blanca, en el brazo y en las manos un plato de cocido y me dice que se lo lleve al hombre que está con el gallego, en la sala de armas. Yo tampoco pregunto, obedezco. El hombre está sentado con la cabeza baja, el pelo mojado, las manos esposadas. Lleva un impermeable Dugam azul y debajo sólo un pantalón mojado y da frío su desnudez. Yo tengo siete años y él como mi padre, supongo. Le dejo delante ambas cosas y vuelvo a mirar el río que sigue pareciéndome igual.
Mi madre se queda sin labor, mi padre sin camiseta y yo sin saber qué orilla es la acertada, quién lo decide y por qué se persigue y detiene al de la orilla contraria y después le damos la única camiseta de repuesto y un plato de comida.

Begoña Abad. Cuentos detrás de la puerta.  Ed. Pregunta, 2013

miércoles, 15 de mayo de 2013

UNO PASA LA VIDA





Uno pasa la vida persiguiendo sombras, acuciado por sombras, sorprendido por sombras de rostros con tres frentes, siete ojos; zafándose de brazos con seis caras que intentan atraparme.

Uno ve avionetas, yates, grúas erectas, apisonadoras en medio de la resignación multitudinaria que marcha a cuatro patas sodomizada por la Economía, la Religión y el Poder.

Uno ve toros de fuego irrumpir en mezquitas, iglesias, pagodas, sinagogas. Ve volar -despavoridos- velos, chilabas, estolas, casullas, sotanas, kipás; alejarse bueyes y corderos en llamas entre fardos de humo que ha borrado a los dioses.

¡Uno está siempre mirando sombras, oliendo sombras, palpando sombras, oyendo sombras, masticando sombras de codicia, tiranía, tortura, corrupción!

Uno está siempre arrastrando sombras. Desactivando sombras de metralla, de alambradas, de cepos. Sombras de alarmas, de gritos, de silbatos, de huidas. Sombras de linternas, de disparos, del olor a pólvora. Sombras deformes, sombras de ataúdes, y ¡hasta la sombra de la transparencia!


Ángel Guinda. (Rigor vitae). Ed. Olifante, 2013

martes, 14 de mayo de 2013

LOS DOMINGOS




Los domingos busco programas deportivos
me consuela oír las alineaciones
que pronto serán un listado de fantasmas.


Jorge Posada. La belleza son los aeropuertos. Ediciones Liliputienses, 2013
Ilustración: Rasgo

lunes, 13 de mayo de 2013

DE LOS NOMBRES DEL MUNDO (MÁQUINA NÚM. 1)







Ciudad-Sin-Ranuras*
«Todos ellos rechazan la Revolución. Vigilantes de toda función ahorcan a cualquiera que consiguen dominar. Perturbadores de todas las naciones asolan la Ciudad en un alud de lanzallamas y cócteles molotov. Centinelas apostados por todas partes abren fuego sobre la muchedumbre a Intervalos Arbitrarios. La Policía nunca se mezcla con el presente, so-

Yuggoth*
-lo gira en el éter negro de la orilla. (Voz susurrada): ... id con los hombres y hallad sus caminos, ... con la máscara de cera y oculto por la ropa, descendía desde el mundo de los Siete Soles para burlar... (Voz humana): ... (Nyarl)athotep, que porta la alegría a Yuggoth atravesando el Vacío, padre del millón de favorecidos, majestuoso entre... (Fin de la graba-

Erewhon*
-ción de la maquinaria en todo Erewhon. Él insistía en que debía considerarse a las máquinas como parte de la naturaleza física del hombre. Decía que "el hombre es un mamífero maquinado". A diferencia del resto de animales, muchos de los miembros del ser humano están sueltos y separados, ahora aquí, ahora allá, en diversas partes del Mundo, algunos siempre a mano para un uso eventual, y otros en primer lu-

Bensalem*
-gar cuentan con Tres que se preocupan de supervisar y dirigir los nuevos experimentos, desde un punto de vista más elevado y penetrando todavía más en la naturaleza de los anteriores. Les llaman Lámparas. Otros tres ejecutan los experimentos así dirigidos, y dan cuenta a aquellos. Los conocen con el nombre de Inoculadores. Por último, en Bensalem tienen tres que sintetizan des-

La Ciudad del Sol*
-pués de las iras iniciales, si incurrieran en injuria de hecho, castigándolos en secreto; si de palabra, esperan a la Guerra para decidir, diciendo que la ira debe cumplimentarse sobre los enemigos. Y quien después en la Guerra realiza más actos heroicos, se considera que ese tenía razón en el altercado del honor. Los duelos mano a mano no están permitidos; quien quiera hacer ver que es mejor, que lo haga en o-

Tlön*
-tra operación imposible. Una de las escuelas de Tlön llega a negar el tiempo: razona que el presente es indefinido, que el futuro no tiene realidad sino como esperanza presente, que el pasado no tiene realidad sino como recuerdo presente. Otra escuela declara que la historia del universo es la escritura que produce un dios subalterno para entenderse con un Demonio. Otra, que mientras dormimos a-

Licnópolis*
-quí no encontramos a ningún ser humano, sino muchas lamparillas yendo y viniendo por la plaza y por el puerto, en charlas y en tratos, las unas pequeñas y como pobres, y otras, las de los grandes y poderosos, brillantes y esplendorosas. En Licnópolis las oíamos hablar con su voz y nos ofrecían presentes de hospitalidad; nosotros, sin embargo, les teníamos Miedo y ninguno de los nues-

Anarres*
-tros es rico. Ninguno de nosotros es poderoso. Si lo que vosotros queréis es Anarres, si es ese el futuro que buscáis, entonces os digo que vayáis a él con las manos vacías. Tenéis que ir a él solos, solos y desnudos, como viene el niño al Mundo. No podéis tomar lo que no habéis dado. No podéis comprar la Revolución. No podéis hacer la Revolución. Solo podéis ser la Revolución.»


Enrique Falcón. Porción del enemigo. Ed. Calambur, 2013