La historia es material de derribo para Antonio Orihuela. De sus
ruinas, de sus escombros, el poeta onubense levanta, como en un juego de
Lego, una estructura dúctil, fácilmente desmontable, que nos permite
reconocer las costuras del antiguo relato ciclópeo, el de la historia
impuesta, el de la historia de los de arriba. El libro de las derrotas es, qué duda cabe, el mejor ejemplo de lo que decimos.
Por otro lado, el que nos ocupa es, de largo, su libro más tr(a)nhistórico. Precisamente por eso hablamos de él aquí. En este libro, de apenas algo más de cien páginas, Orihuela le pasa el cepillo a contrapelo a la alfombra de la historia, permitiéndonos otear, aun de manera efímera, el brillo sepultado de los momentos en los que el poder pareció morder el polvo, aunque fuera por poco tiempo. Hablamos, por tanto, de un libro que, como si se tratara de una ventana a un paisaje invisibilizado, nos ayuda a contemplar el paisaje de un acontecer más amplio y pleno, más hondo, al cabo, mucho más humano.
Continuando con lo anterior, leer El libro de las derrotas nos invita a
preguntarnos qué sería de nosotros si, de una manera honesta, supieramos
tejer nuestro presente con las historias de la historia de los vencidos, es decir, si hiciéramos ahora
el tiempo de los desobedientes y sembrásemos de memoria y optimismo
nuestra lucha, que, aún sabiéndose perdida, no debiera plantearse desde
la desesperanza compulsiva, desde el nihilismo que proponen como punto
de partida los que, en este juego de siglos, se dan el relevo y ocupan
siempre el lugar de la banca.
Para finalizar, no me cabe duda de que El libro de las derrotas permite
sumergirnos, a pesar de su brevedad, en el imaginario de Antonio
Orihuela. Un libro, añadimos, que cimenta en cierta forma su reciente
itinerario ensayístico. En ese sentido, El libro de las derrotas
amplifica en cierta forma su reciente Poesía, pop y contracultura en España, publicado en este año por la editorial Berenice. Un ensayo, este último, que supone un interesante análisis de ese periodo histórico reciente popularmente conocido como la Transición, y que algunos denominamos desde hace años la Transacción.
Desde tr(as)nshistoria - historia disidente y periférica, os recomendamos la lectura de ambas obras.
Juan Cruz
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