"Te quejas de la policía, del Ejército, de la justicia, de los cuarteles, de las
prisiones, de las administraciones, de las leyes, de los ministros, del Gobierno,
de los financieros, de los especuladores, de los funcionarios, de los patronos,
de los sacerdotes, de los propietarios, de los salarios, del paro, del Parlamento,
de los impuestos, de los aduaneros, de los rentistas, del precio de los alimentos,
de las rentas y los alquileres, de las largas jornadas en el taller y en la fábrica, de la magra pitanza, de las privaciones sin número y del montón infinito de iniquidades sociales. Te quejas; pero quieres que se mantenga el sistema en el que vegetas. A veces te rebelas, pero siempre para volver al lugar donde estabas".
prisiones, de las administraciones, de las leyes, de los ministros, del Gobierno,
de los financieros, de los especuladores, de los funcionarios, de los patronos,
de los sacerdotes, de los propietarios, de los salarios, del paro, del Parlamento,
de los impuestos, de los aduaneros, de los rentistas, del precio de los alimentos,
de las rentas y los alquileres, de las largas jornadas en el taller y en la fábrica, de la magra pitanza, de las privaciones sin número y del montón infinito de iniquidades sociales. Te quejas; pero quieres que se mantenga el sistema en el que vegetas. A veces te rebelas, pero siempre para volver al lugar donde estabas".
Albert Libertad
Albert Libertad, Sebàstien Faure, Ricardo Mella. La ficción democrática. Ed. La linterna sorda, 2013. -prólogo de Rafael Cid
‘LA FICCIÓN DEMOCRÁTICA’, con Albert Libertad, Sébastien
Faure y Ricardo Mella, escasa e injustamente difundido el primero
y más conocidos aunque poco estudiados los otros dos, están
buena parte de las claves para entender la banalidad del mal de
un sistema fundado sobre mitos, ritos, sucedáneos, tabús, supersticiones y cuentos, para esclavizar a las personas.
Leer a la altura del primer tercio del siglo XXI lo que tres
descreídos de la democracia convencional, anarquistas notorios,
escribieron al inicio del siglo XX, y comprobar su esencial vigencia
y rigor, no puede más que llenarnos de asombro político y
gozo intelectual. Los autores fueron pertinaces insumisos frente
a la legalidad, el Estado, la Iglesia y cuantas instituciones sirven
y han servido para mantener el guiñol democrático que legitima
el infortunio del pueblo soberano. Con sus críticas resaltaron las
lacras del sistema y el principio de autoridad, la constitución de
mayorías electorales artificiales, el peligro del uniformismo nacional,
la indigencia del llamado interés general, el conformismo castrante
como doma social, la deslocalización del sujeto soberano,
el problema de las minorías y sus derechos inalienables, el enmascaramiento como Estado Providencia de lo que sólo es una voraz sociedad de asalariados y consumidores, la tolerancia de la
política de puertas giratorias que hace del Parlamento la cámara de
resonancia del mundo de los negocios y de la corrupción…
Este libro intenta repensar la democracia directa y participativa
en las sociedades complejas del capitalismo global.
Rafael Cid
Faure y Ricardo Mella, escasa e injustamente difundido el primero
y más conocidos aunque poco estudiados los otros dos, están
buena parte de las claves para entender la banalidad del mal de
un sistema fundado sobre mitos, ritos, sucedáneos, tabús, supersticiones y cuentos, para esclavizar a las personas.
Leer a la altura del primer tercio del siglo XXI lo que tres
descreídos de la democracia convencional, anarquistas notorios,
escribieron al inicio del siglo XX, y comprobar su esencial vigencia
y rigor, no puede más que llenarnos de asombro político y
gozo intelectual. Los autores fueron pertinaces insumisos frente
a la legalidad, el Estado, la Iglesia y cuantas instituciones sirven
y han servido para mantener el guiñol democrático que legitima
el infortunio del pueblo soberano. Con sus críticas resaltaron las
lacras del sistema y el principio de autoridad, la constitución de
mayorías electorales artificiales, el peligro del uniformismo nacional,
la indigencia del llamado interés general, el conformismo castrante
como doma social, la deslocalización del sujeto soberano,
el problema de las minorías y sus derechos inalienables, el enmascaramiento como Estado Providencia de lo que sólo es una voraz sociedad de asalariados y consumidores, la tolerancia de la
política de puertas giratorias que hace del Parlamento la cámara de
resonancia del mundo de los negocios y de la corrupción…
Este libro intenta repensar la democracia directa y participativa
en las sociedades complejas del capitalismo global.
Rafael Cid
No hay comentarios:
Publicar un comentario