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lunes, 30 de diciembre de 2013

GRAFITOS y otros poemas de MANUEL GONZÁLEZ PRADA (selección)







                                  1

                       Para extirpar los crímenes sociales,
                     Traer la luz y redimir al pueblo,
                         No quiere el buen Simplicio
                     Revolución de muertes y de incendios.
                       El pide sólo evolución tranquila,
                     Sin destrucciones, víctimas ni duelos:
                         Pretende el buen Simplicio
                     Hacer tortilla sin quebrar los huevos.

2 Viene el noble del bandido, Y una antigua propiedad Es un robo cometido En remota antigüedad.


5 Oh virgen roja, oh Libertad del mundo, No te engendró la huera Salamanca En pedantesco, doctoral concilio Ni fue tu cuna la prisión del aula. Hija tú del valor y de la fuerza, Naciste en la ardorosa barricada Entre el ronco alarido de las turbas Y el áspero silbido de las balas.

6 Tontos con humos de cuerdos Han caído en la manía De amancillar la Anarquía: Nadie exige de los cerdos Afición a la ambrosía.

                                  8

                       Orgullo no te cause el patriotismo,
                        Que son también patriotas
                     Que aman sus escondrijos y sus peñas
                        Los topos y las ostras.



                                  10

                       Ideal de fiscales
                         Contribuciones:
                     Hacer que por los ricos
                         Paguen los pobres

13 -¡La vida o la bolsa! En el bosque el bandido nos grita. Nos dice el Estado: -¡Venga todo: la bolsa y la vida!

14 ¿Roba al rico el paupérrimo? Cuestión De simple y natural restitución.

15 Donde imponga ley el clérigo Y domine el militar, No se busque nunca un átomo De justicia y libertad.

16 Tanto, oh pícaro, has bajado En nobleza y dignidad Que te miras instalado En la cúspide social.

17 No sólo atacan las fieras En la fragura del bosque: A la luz del gas, en Viena, Nueva York, París o Londres, Fieras hallamos tan fieras Como tigres y leones.

18 ¿Qué son los Parlamentos, El exquisito, singular producto Del pueblo soberano? Grandes faroles que despiden humo.

20 Dar a cada prójimo Conforme a su esfuerzo Consecuencia lógica: Para el débil, cero.

22 Será la Tierra un enjambre De tiranos y de siervos, Mientras vibren dos palabras: Resignación y respeto.

23 De las turbas populares Nada esperes ni te fíes: Tienen sueños de marmota Y despertares de tigre.

24 Sustraer un pañuelo Es practicar un indecente robo; Sorberse los millones del Estado Es consumar un lícito negocio.

25 La idea todo lo crea, Al mundo rige la idea: Concedido, si se anota: Al no quedar enterrada En el filo de una espada O en el taco de una bota.

27 Oh profesor de blandura y clemencia, Doy tu piedad estrambótica al Diablo: No te horroriza matar las palomas, Y llamas crimen herir al tirano.



                                  33

                       Para hacer del libertario 
                     Un profesor de moral 
                     Y un burgués retardatario,
                     Hay un medio radical: 
                     Convertirle en propietario.

34 Como decimos bárbaro al escita, Así las venideras gentes Dirán, acaso con mayor justicia, Los bárbaros del siglo veinte.

35 Si no llega a trece millas Una bala de Lebel, Arroja dos, oh soldado, Llegarán a veintiséis. Si no basta un solo idiota Para salvar un país, En las salas de un congreso Instalemos unos mil.

36 El patrón y el labriego (Qué temible pareja! El primero por malo, El segundo por bestia.




4 Gregaria, vulgar muchedumbre, Esclava de eternos errores, Tus leyes no tengo por leyes, Tus dioses no tengo por dioses. No sabes de impulsos rebeldes Ni orgullos viriles conoces; Que besas la mano del fuerte, Adoras cadena y azote.


                                  40

                       Querer con silogismos 
                     Desarraigar lo malo 
                     Es colar sinapismos
                     A una pierna de palo.
                       Donde un Zar dragonea
                     Y un Sultán decapita,
                     Hay una panacea:
                     La santa dinamita.


Manuel González Prada. Antología Anarquista Poesía. Ed. Gato Negro, 2013

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