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martes, 27 de mayo de 2014

Cinco poemas de LAS LETRAS DE MORELLA de PABLO GUERRERO






Vivo el tiempo como si fuese un mar,
y el mar como si fuese una mano tendida.
El aire mueve las ramas
del tiempo.
La tierra acoge raíces
del tiempo.
Los pájaros pasean
la velocidad del tiempo.
El lago de la gruta que una gota ha creado
explica
la paciencia del tiempo.
Amo el tiempo extendido.
Amo el tiempo
lentamente abarcado.
No conoce balanza.
No pasa el tiempo nunca.

Sólo pasa mi tiempo.



***



Asombro y maravilla.
Miro
mis ojos
por primera vez.
Fiordo inesperado.
Jardín inesperado.
Abubilla inesperada.
Herida inesperada.
Armónica inesperada.
Langosta inesperada.
Aljibe inesperado.
Asombro y maravilla.
Miran siempre
mis ojos
por primera vez.



***


Como un zahorí
siento las venas del agua.
Entre mis manos sostengo
los bastones de la lluvia.
Para varear la tarde
y que caigan en racimos
milanos, sentidos, nubes.



***



Salgo a la noche a mirar la muralla,
a adivinar los astros
tras el crespón de la lluvia.
Suenan bambúes
sobre las ramas
de la noche.
Los acordes de agua,
el compás de la tierra,
has de guardar si te digo
que para ti he recordado,
cuando estabas ausente,
todos los nombres
que me recita
la voz del agua
en la madera.



***



Calostros blancos, pan de centeno
y pueblos que perpetúan
los abrazos de la tierra.
Las águilas, las noticias
de los mapas de las nubes
pasan sobre la cortada.
Me turban
cuatro pinzas de herrumbre
en los cordeles.
Vuelve
el olor de los momentos
de casas enjalbegadas,
de parras secas.
Un mastín sigue ladrando
a los bultos de la sombra.
Y algo echa a andar
solamente
porque algo
termina.


Pablo Guerrero. Las letras de morella. Ed. de la luna libros, 2014


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