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martes, 17 de junio de 2014

DOS POEMAS DE ANA PÉREZ CAÑAMARES




Un día no vas a venir rogando
sino exigiendo lo que es tuyo.
Tus ojos mirarán de frente
y en tu mirada la espera de siglos
se habrá fraguado en inminencia.

Ruego a tus antiguos dioses
y a mi dios que ya no existe
que me concedan la dignidad
para luchar en tu bando.

Y si no lo hago, arróllame:

ya he disfrutado lo que te pertenece.


***


Pocos saben que tengo otra hermana.
El azar nos separó al nacer.
Yo mamaba la leche de mi madre
mientras ella se secaba al sol.
Cuando perforaron mis orejas
ella recibió la ablación del clítoris.
Follé con hombres y sufrí por todos;
a manos de uno solo se quebró ella.
Me separé, lloré, abandoné mis sueños.
Ella murió unas cuantas veces
bajo piedras, ácido, sida y malaria.
Su cuerpo se deshizo y se recompuso.
En una o dos ocasiones fue feliz de morir.
Mi hija creció; mi hermana murió en el parto.
Años después parió una niña y se la quitaron.
Yo veo mi cuerpo envejecer; ella no tiene espejo.
Me pongo cremas antiarrugas
pero toda ella es un surco.
Yo hago listas de lo que le duele:
pero ella es la que administra su dolor.



Ana Pérez Cañamares. Las sumas y los restos. Ed. Devenir, 2013

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