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viernes, 20 de junio de 2014

Dos poemas de LAS SUMAS Y LOS RESTOS de ANA PÉREZ CAÑAMARES




Hay palabras que se van cerrando
como bares viejos comprados
para abrir zapaterías.

Palabras que nunca más pronunciaré
con naturalidad. Palabras que
para siempre sólo serán citas.

Nunca viví por dentro la palabra
abuelo. Abuelo era el título de un cuento
escrito en otro idioma.

Madre fue una palabra temida y adorada
un tótem levantado en medio de La Mancha.

Padre era un pasillo en el que nunca
me detuve por mucho tiempo.

Palabras cerradas.
Juguetes de la infancia que ya
no se fabrican.


 ***

Vuestras manos:
que tiraron de una mula
que recogieron la leña
y que curaron heridas
que remendaron sus ropas
que pusieron inyecciones
y que pagaron facturas
que firmaron hipotecas
que removieron las gachas
y levantaron del suelo
a los hijos, que perdieron
guerras y se retorcieron
a causa de la artrosis.

Vuestra manos:
que debieron entender
tan poco de este mundo
que ya no las necesitaba.

A veces las veo en otros
como si fueran un préstamo
como si no se resignaran
a dejar de ser ya útiles.

Vuestras manos:
algún día colgarán
de mis brazos.


Ana Pérez Cañamares. Las sumas y los restos. Ed. Devenir. 2013

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