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domingo, 26 de octubre de 2014

UN POEMA DE RAFAEL CALERO PALMA



Rodeado de perros
que ladran a la nada
con los ojos ebrios de locura
el ángel demente sostiene
un cartón de vino barato
entre las manos sucias
y dirige el tráfico imaginario
que circula a toda velocidad
por las avenidas caóticas
de su mente derruida.

Entre las aceras frías
el asfalto se desangra.


Rafael Calero Palma, El placer de ver morir a un ángel. Huerga y Fierro, 2011.

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