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viernes, 21 de noviembre de 2014

A LA IZQUIERDA DEL PADRE




El dolor del amor propio herido,
levanta trincheras.

El dolor del amor a los demás, herido,
las derriba.


*


FUERA DE SERIE

Nunca me ha gustado llevar un número grabado,
ni siquiera el número uno,
prefiero ser una fuera de serie.
                  
*


Nacer arroyo, aprovechar los arroyos
que se suman a tu caudal
y llegar al mar teniendo algo que aportar.


*
                         
DESOBEDECER

Desobedecer con la terca humildad
del que no tiene argumento intelectual que lo defienda
pero tiene el sentido primitivo de lo justo.
Desobedecía, así, desde niña
cuando no creía que los padres tuvieran siempre razón,
ni que las sotanas fueran palabra de Dios.
Desobedecía cuando me hablaban de la verdad mintiendo,
cuando predicaban pero no daban trigo
y cuando me decían que obedecer era amar
pero yo ya intuía que amar era otra cosa
que agachar la cabeza para esperar el golpe.
Cuando escuchaba mi nombre
nunca dije “servidora”.


 *


¿Qué hiciste en tu vida?
Caer y levantarme.
Aprender a curar rodillas magulladas.
Echar remiendos en los desgarros.
Inventar menús para los que tenían hambre.
Caer y levantarme.
Escuchar los gritos silenciosos del miedo.
Hacer hueco para que cupieran todos.
Sumar y multiplicar la alegría de diario.
Restar y dividir la angustia y la tristura.
Abrir puertas.
Caer y mirar desde ahí.
Caer y levantarme.


 *


¿Queda alguien?

¿Queda alguien que cuide su espacio
porque se siente responsable de ese préstamo?
¿Queda alguien que haga su trabajo
con la conciencia de mejorar el mundo?
¿Queda alguien que viva el amor
como su verdadera naturaleza de ser humano,
que ame y se esfuerce en  amar mejor
cada mañana al levantarse?
¿Queda alguien que no se alce
sobre el que parece más débil
para creer que ha crecido?
¿Queda alguien que no intente dominar,
que resista esa tentación?
¿Queda alguien que escuche los latidos del corazón
en lugar del sonido de la bolsa? 




Begoña Abad. A la izquierda del padre. Ediciones de La Baragaña. Madrid, 2014
Fotografía de Juan Sánchez Amorós

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