Páginas

viernes, 26 de diciembre de 2014

DRONES




¿Acabamos de matar a un niño?
Sí, supongo que era un niño.
¿Era un niño?
No, era un perro.
¿Un perro con dos piernas?

Me sentía como Dios lanzando rayos desde lejos.

Tuve mi primer hijo trabajando allí,
estaba embarazada de nueve meses
y aún permanecía sentada en el compartimento de pilotaje,
con el estómago haciendo presión contra el teclado.

Me sentía como Dios lanzando rayos desde lejos.

Se trataba de un enemigo, de una persona hostil,
de un objetivo legal que merecía la muerte,
no me importaba disparar.

Me sentía como Dios lanzando rayos desde lejos.

Después del trabajo me voy de compras,
vuelvo a casa por la autopista 85 hasta Las Vegas,
escuchando música country y pasando, sin siquiera mirarlos,
ante activistas por la paz.

Me sentía como Dios lanzando rayos desde lejos.

Cuando llego a casa me pongo el pijama
y veo dibujos animados en la televisión
o juego con mis hijos.

Rara vez pienso en lo que ocurre,
sólo espero mejorar mi rendimiento,
hacer un buen trabajo.

Me sentía como Dios lanzando rayos desde lejos.


Antonio Orihuela. El amor en los tiempos del despido libre. Ed. Amargord, 2014
Fotografía de Juan Sánchez Amorós

No hay comentarios:

Publicar un comentario