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domingo, 15 de noviembre de 2015

GOING DOWN




Estoy en Palenque,
tan huérfano como los blues de Bessie Smith,
como el swing de Billie Holiday,
tan vacío como esta pirámide,
tan lejos como la luna,
tan anacrónico como Manolo Escobar,

él sí que debería estar tallado
en estos bajorrelieves del Templo de las Inscripciones,
porque Manolo Escobar fue el más grande
 y se llevaba a las suecas de calle con sus canciones,
sus dientes blancos, su sonrisa profiden,
su tupé moreno y sus zapatos con alzas.

Cuando murió Manolo Escobar
murió el último español,
después todo se desordenó,
llegó la democracia de mentirijilla,
el piso, la cuenta bancaria,
el plan de pensiones,
el seguro de cobertura universal
y Manolo Escobar era un hombre de campo
que no entendía ni sabía de letras,

Manolo, qué haces aquí, tan lejos de Almería,
en este mundo sin mundo donde la tierra no tiene fondo,
en este fuego donde se puede arder eternamente,
sin cuerpo, sin Gracita Morales,
sin país, sin la selección nacional de fútbol,
sin tu medalla al trabajo, sin servidumbres.

Manolo, me va a estallar la cabeza,
este universo es un puzle
de las dimensiones de una cajetilla de cerillas.

Manolo, eres un fantasma en mi cabeza,
hay una chica cantando que me dice
que ha guardado tantas cosas en su corazón
que ahora no se puede morir así como así.

Manolo, no sabes cómo está todo,
más te valdría quedarte aquí, en Palenque,
viendo comer hamburguesas y tomar jugos a los turistas,
intentando ligarte a Janis Joplin o a Conchita Velasco
que ya anda con pérdidas de orina
y no tardará mucho en pedir boleto para este sitio.

Yo debo marchar, este calor no es para mí,
no me llores hombre,
seguro que a la hippie la pones un montón,
nunca tuvo suerte con los hombres,
tu eres más guapo que Leonard Cohen,
que Ron, el de los Grateful Dead,
no me digas que ahora no te gustan las rubias,
que no tiene morbo ese pelo naranja
y esos trajes largos de colores,

qué más da que sea un poco drogadicta,
más emoción en la cama,

mira este paisaje, cómo cambia de forma con la luz,
es como el cuento de Alicia,

mira cómo se cimbrea el verde de su talle entre esos juncos,
junto al Usumancita,
dan ganas de bajar
y meterse en ese río sin fin de la conciencia mágica y despierta,

Janis susurra:

Sittin’down by my window
Honey, lookin’out at the rain

y cae fina la lluvia
para confundirse con todos los que ahora cantamos entre los juncos

Hou, tell me why love is like,
just like a ball,
just like a ball
and chain

Todo termina bien, Manolo,
eres un andaluz de vino y aguardiente,
un Séneca español de fuego
arrojado a estas tierras como fray Pedro Lorenzo de la Nada.

-Nadie muere, no hay nada de qué quejarse, dice Janis,
en la tierra no habéis querido, pero aquí lo vamos a compartir todo,
adiós al redil, el lobo dormirá con el cordero,
no habrá preguntas, ni problemas, ni agobios.

Somos demasiado egoístas, Janis,
nos creemos a pie juntillas lo de la identidad,
el sueño americano, el dolor,
estamos llenos de necesidades artificiales, no funcionará.

Es mejor que os quedéis aquí, en medio de este lío,
donde todas las flores son hermosas, inmensas,
me gustaría saber llorar como tú,
te veo cansada, rota,
has nadado contra corriente demasiado tiempo,
eres la más aplicada de la clase,
todo lo haces bien,
hasta esta canción la cantas como si estuvieras viva de verdad

Sittin’down by my window
Honey, lookin’out at the rain

eres una romántica, un cóctel de almas negras
que vivió a todo trapo dentro de un cuerpo
hambriento de cariño y atención.

Se lo acabo de decir a Manolo Escobar,
quería volver a España en patera,
reencarnado en un moro
de los que vienen a quitarnos el trabajo,
le he dicho cómo están las cosas,
los hospitales, los desahucios,
los millones sin trabajo,

te detendrían en cuanto te escucharan cantar, Manolo,
porque ya nadie se acuerda de ti en esa gran madrastra
que es España.

No te enfades hombre, yo tampoco sé el sentido de la vida,
Janis dice que hay que tomársela como un regalo
y en la misma medida hay que regalarse a ella
para que el planeta sea una sola vibración.

No te enfades, yo tampoco lo entiendo muy bien,
son cosas de hippies,
esto te pasa por haber estado siempre en hoteles buenos
mientras ella se bañaba en el arcoíris y viajaba en el tiempo,

Manolo, qué bien cantas en inglés,
mira, eso que has ganado,
porque lo tuyo nunca fueron los idiomas,
te casaste con Anita sin saber una papa de alemán
y te fue bien, más de cincuenta años casados,
tienes que decirme tu secreto,
tienes que hacer algo por esta chiquilla descalza
y llena de granos, se cree que aún está en Haight Ashbury
o paseando por North Beach,

formáis un dúo magnífico,
ella es capaz de hacer el amor con 25.000 personas
pero siempre vuelve sola a casa,
está llena de complejos, necesita amor y cuidados,
por eso fuma y bebe y no deja de meterse de todo sin parar,
no como tú, que solo bebes licores de marca,
que eres el último de una raza española extinta,

aquí puedes ser feliz con la Janis,
podréis cantar para los turistas,
montar un Fillmore West o un trip festival como el de Monterrey.

-Algún día volveré a quemar el aire
y a galopar sobre los sueños silvestres
porque llevo la libertad tatuada en el alma, dice Janis.

Manolo, no te derrumbes,
eres el último español,
yo sé que crees en el matrimonio,
en el amor para toda la vida,
en los hijos, en la Iglesia, en la escuela,
en la familia feliz, en las neveras con comida,
en las casas con jardín,

pero aquí tienes otra oportunidad con la Janis,
tú tienes un corazón persistente,
tu palabra es la ley,
el pasado no volverá a mirarte a la cara,
no puedes volver conmigo a España,
recuerda que esparcieron tus cenizas por todo el Mediterráneo,

tengo que volver al autobús, Manolo, Janis,
tengo que dejaros,
tengo que volver a recogerme y alejarme
este no es mi mundo,

nos veremos en el futuro, me dice Janis,
este campo es muy grande,
las flores mejores también serán cortadas,

adiós queridos, el Templo de las Inscripciones
es un buen lugar para intentarlo de nuevo,
debéis cantar para que el futuro no se pierda
y yo os miraré como ahora, entre la niebla,
al final del túnel, a través de la mente,
por esta espiral de mil colores,
en esta casa vacía siempre en mudanza,
en este templo desolado, destruido, devastado,
entre estos escombros llenos de pájaros evaporados
en su vuelo de hoy,

cantad, cantadme si queréis que me arranque el corazón
 
Hou, tell me why love is like
just like a ball,
just like a ball
and chain.




Antonio Orihuela. Salirse de la fila. Ed. Amargord, 2015

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