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lunes, 5 de septiembre de 2016
DOS POEMAS DE CARLOS REYMÁN
Celebración
En el restaurante caro al que me invitaste en nuestro aniversario nos sentamos frente a ellos, tan
ricos, tan bien preparados, dueños de casi todo, con ese aspecto inmejorable de estar de vuelta del
último viaje, tan guapos, tan estupendos. ¡Cómo desentonábamos! Se nos notaba a leguas la
intromisión, el desajuste, el estar fuera de lugar.
Estuve observándolos. Ellos a nosotros, sin embargo, no, ni siquiera nos miraron, pasamos
completamente inadvertidos, como si prefiriesen no vernos, no saber quiénes podíamos ser y qué
hacíamos allí. Era el miedo al juego de los espejos. La barraca de feria de los espejos
deformantes. Ellos eran nuestro espejo cóncavo, daban una imagen de nosotros de lo que querríamos ser y nunca seríamos, visiblemente engordados, hasta cierto punto mejorados.
Nosotros éramos su espejo convexo. No querían mirarse, verse alejados, empequeñecidos en una
distancia que les adelgazaba, una línea humana que podía desaparecer, no ser nada, no ser nadie.
Carlos Reymán Güera, “Demagogias”, Editorial Libros de Mesa, Badajoz, 2016
Alma de doble filo
La señora de los folletos viene a por mi alma
con callada codicia, con ojos tristes de salvadora
dominguera que se ha levantado demasiado temprano
para seguir perdida.
Se me acerca con cansado convencimiento
a hurgar unas heridas que hace tiempo que me adornan
y que ya no importan demasiado.
«Le insto a que visite nuestra web y salve su alma».
«Pero yo no quiero salvarla, para qué, si está bien
así como está, sucia de limpiar el polvo de casa,
de sonar los mocos a mi hija,
de arrastrarla por la calle para que juegue mi perro con ella».
Y la veo dudar en la sonrisa, refrenar un instante el impulso,
no ya de seguir a mi alma,
sino a la suya propia escondida
tras los folletos,
titubeante,
tentada de salvarse
de la salvación.
Carlos Reymán Güera, “Demagogias”, Editorial Libros de Mesa, Badajoz, 2016
Muy bueno Carlos Reymán
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