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domingo, 11 de diciembre de 2016

5 poemas de JESÚS LLAMAS





La muerte de un revolucionario clandestino


Sobre la sucia calle
por última vez,
se quedó quieto.

El deseo de ser libre,
la sangre revolucionaria,
brillaba en el podrido asfalto
de la oprimida calle.

Seguro que había nacido
para ser poeta
y se quedó
en sombra revolucionaria oscurecida
a la de un delincuente cualquiera
y sin embargo
era forjador de libertad
mil veces héroe de un pueblo.

Mientras los hilos de tu sangre
anunciaron tu muerte
nada se detenía,
la vida fascista continuaba.
Sentí que todo era pequeño
y algunos hombres
lloraban de rabia en la oscuridad.

Tú eres mil veces héroe de tu pueblo
tu casa era la calle
la sombra tu aliada
y tu vida
tu vida la libertad.




Sensación de engaño


Han matado a un obrero
no sé quién es
era un hombre
como yo, como tú,
como aquel.

Era un hombre
con padres, hijos o hermanos,
no sé quien es
pero vivía
y lo han matado.

Y algunas noches
entre tantas noches de impotencia
y falsos sueños
hemos querido engañarnos
y hemos soñado
que la vida era posible.
Que el hombre se hacía
cada vez más humano.
¡Que quizás faltara confianza!

Cuantas mentiras nos cuentan
nuestros sueños por deseos
de sentir la libertad.
Sueños, sólo sueños,
pero el crimen
te lleva pronto a la vida
y compruebas que ya no son hombres.
¡Son fieras que han degenerado
del ser humano!

Hoy una vez más,
han matado un hombre
por pedir pan, trabajo,
libertad.

Antes ya era así,
no hay duda son ellos,
niegan la vida
y a tu mente
viene una tormenta de balas
como la única
solución posible.




No llores más niño



No llores más niño
no llores más,
seca tus lágrimas
que sólo sirven
para calmar tu rabia.

No llores más por razones de este mundo
que tus lágrimas van a caer
a un charco ya grande
donde todos las pisan
y nadie las ve.

En esta solitaria tarde
seca tus lágrimas
por última vez
no dejes pasar más tiempo.

Cambia tu pañuelo
Por un fusil
Y haz las balas
con las lágrimas caídas.



Soy tierra y sangre


Tengo en mis ojos
y en mi boca
una mezcla de sangre y tierra
y me siento nada
ante tanto hombre muerto
con el amargo vacío
de la libertad
tantas veces pisoteada.

Arena y sangre soy.
Arena para el viento,
para sentirme algo
en cualquier lugar
de la tierra donde haya hambre
y oprimidos.

Arena para meterme
en los ojos de cualquier
verdugo loco de sangre.

Sangre soy.
Sangre deshecha, rota.

Sangre que se mezcla
con otras sangres derramadas
de hombres,
buscadores de nuestras locas
ansias de libertad
mil veces robada.

Sangre soy.
Sangre de aquel niño
muerto en solitario drama
del hambre, rodeado de ruidos
de metralla loca,
vendida por sapos capitalistas
para pagarse el champán
con una puta cualquiera.

Sangre voy arrastrando.
Sangre voy dejando, junto a ti
que has muerto pistola en mano.
Sangre junto a tí,
junto a todos los que
la libertad buscamos.




Vacío

Vacío es impotencia o la consecuencia del
fusilamientos de los cinco revolucionarios
anti ascistas fusilados el 27 de septiembre
de 1975.

Hoy, yo como otros hombres
sé que nos sentimos igual.
Debajo de cien sótanos encarcelados
y con mil cadenas atadas.

Mi retorcida mente
busca razones posibles
que lleguen dando fuerza
en busca de la libertad
siempre tantas veces nuestras.

Ni el sol, ni la tierra,
ni el aire, nada existe
sino vacíos inmensos
en donde caminamos
sin pan, agua o aire
que alimente nuestra voluntad
de vivir.

La vida se la han llevado lejos,
los han matado.
Ya sólo pertenecemos
al viento
que nos trae recuerdos
de las balas manchadas de sangre
de las carnes jóvenes caídas,
en solitarios cementerios de España.

Jesús Llamas (Villanueva de Algaida, 1950-Sabadell, 1990)

Nací en Villanueva de Algaida, provincia de Málaga.
Cuando tenía doce años mi familia emigró a Catalunya por las mismas razones de tantas otras familias obreras.
No tenia conciencia de clase en aquel tiempo pero ya no entendía que hubiera miseria mientras otros tenían riqueza.
Fui al colegio hasta los once años.
Hace tiempo que escribo sin haber publicado nunca nada hasta el momento.
Como otros tantos obreros y compañeros del barrio fui detenido en 1970 por luchar contra la dictadura fascista.”

Este es el breve extracto biográfico que Jesús Muñoz Llamas escribió en el año 1977 a modo de presentación en una modesta publicación editada en Sabadell, y que bajo el título "De puerta en puerta" recogía poemas de diversos autores, los cuales se presentaban como "poetas del pueblo". Los quince poemas que seleccionó Llamas en aquella ocasión, y que se podrían fechar entre 1974 y 1977, ya destacaban por el uso de un lenguaje directo y sin retórica para canalizar una experiencia de revuelta y compromiso dentro del contexto político y social de aquel momento. De un año más tarde, 1978, datan sus primeros dibujos que redireccionarán y amplificarán este gesto poético inicial.
La suya fue una vida restituida y sustentada entre la poesía, el dibujo y la pintura. Una vida vivida intensamente, comprometida y que oscilaba entre un deseo exultante y un soterrado desasosiego, con un inesperado formato que él eligió y que finalizó cuando en 1990 fue encontrado muerto en su pequeña casa del barrio de Ca n'Oriac en Sabadell. Tenía apenas cuarenta años.

Fotografía de Juan Sánchez Amorós

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