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sábado, 24 de diciembre de 2016

A VIRGINIA, MADRE DE DOS HIJOS COMPAÑERA DE PRIMARIA DE LA AUTORA



Ocupáis tres asientos frente a mí en el autobús que se desplazadesde nuestro barrio alejado del centroal centro;al centro de nuestra localidad minúscula, entiéndase, no al centro de las cosas, no a la esencia misma ni a la materia nuclear donde la vida
bang
donde la vida
se expande y obedece a todos los fenómenos —etcétera— que dictala astrofísica. Lo proclaman las asignaturas que rodeábamos porque éramos de letras; lo proclaman los inexpugnables mecanismos que atañen a vocablos tan comunescomo universo, vida, muerte, amor.Ocupáis tres asientos frente a míen la parte trasera del transporte público: el niño a la derecha, en el centro la niña, la madre a la izquierda.
Ahora tú, hija pequeña de Virginia: chándal rosa gastado —igualque los plumieres de tu madre— con un personajeque mi edad y condición soltera ignoran.
Ahora tú, hijo mayor de Virginia, intuyo en tu barbilla y tus orejaslos rasgos que heredaste de tu padre, y me preguntosi Virginia los maldice—Virginia, ¿los maldices?—a la hora del baño.
Pero tú, Virginia, tan rubia, ¿lo recuerdas?Allá donde entonces combatíamos piojos
ahora
bang
ahora
escondemos el tiempo.
Aquí tú lees una revista, Virginia, aquí tú no me reconoces: ¿te sirven los consejos del cuché,oh tú, tan rubia e inocente?Virginia, siempre con mi edad y ahora con dos hijos, sin anillo en el dedo, con un bolso colmado de galletas:Virginia, hijo mayor de Virginia, hija pequeña de Virginia,años luz caídosaños luz quebrados en la comisura de los labios,cerrad los ojos y pedid un deseo
frente a mí
en el autobús destartalado que nos salva del barrio periférico y nos acercaal centro, lejos de los bancos en los que los adolescentes beben y las noches golpean los jardines,cierra los ojos, Virginia,porque en estos veintiocho minutos de trayecto he pensado en nosotras,en ti que no me reconoces veinte años más tarde, en tus canas donde la gente que nunca te habló, en tus canas donde la gentereía y se burlaba.
Cristal del autobús junto a Virginia, espejito de ambas,tus uñas rojas comidas al fregar los platos, una gota de laca roja en tu dedo anular,oh Virginia, oh rubia e inocente,yo he pensado en nosotras,
bang
yo he pensado en nosotras.
No sé si sabes a lo que me refiero.
Te estoy hablando del fracaso.

Elena Medel. Chatterton. Ed. Visor, 2014
Obra plástica de Matilde Granado Belvis.

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