CHECK
POINT EN RAMALLAH, GAZA ¿O BERLÍN?
La historia revelada continúa…
en distintos fragmentos
temporales
y
ubicaciones convergentes.
The show must go on
The
wall, Pink Floyd
Acuérdate,
oh Señor, de lo que nos ha sucedido: mira y considera nuestra ignominia.
Nuestra heredad ha pasado a manos de extranjeros, en poder de extraños se
hallan nuestras casas.
Lamentaciones, 5, Jeremías
I
Narrador: Y la Esperanza tomó por bandera aquel
inocente perfil acrobático
cuando ha borrado mi snombrae
el sol y me agoto en volar y no amanece, un oasis
abre
el ingenio:
Hay
un muro –no importa su longitud o su altura-, un aviso
de
las ausencias, Pira, mora o carmín de manTis besada por bistu-
ri
-cardo
manso león, estrellado de espino,
lábil libélula, acerbo etc.
Perfil: Quién soy yo fuera del bro-chazo en el
muro sedante ¿un paso vacilante en noria
antes del suelo?
Narrador: El rostro que aquí
ves, viento al cabello, elevándose estático
ángel ingenuo de esfera de helio,
inerme, de pie diminuto, simpático,
y de puntillas mirando cielo en
los ojos, aspira a sobrepasar sol, hoz, áspid
láudano: Muro.
Y
nadie lo alcanza. Ni esa palmera de flor en racimo
último, apunte en distinta orilla
mañana,
no.
Pero…
Ella, imposible chispazo
de mariposa o jilguero se eleva.
Y todos la ven o la sueñan, corbeta con
sólo la ayuda del aire, yedra de
luz y de viento
Soñador:
Asciende lenta mi pródiga
hija
de toda esperanza, mi aulaga, oculta lo frágil, David el dogmático
álzase
en sombras extensas y tú, ya levedad… de füentes, ya acuático
pájaro
o risa...
Narrador:
Hacia arriba.
Grito hacia arriba y espira blando el azul como frágil.
Pero se encuentra quiëta,
grisácea, únicamente lacada en el muro macizo.
¡Lástima grande que fuera
tanta
esperanza
sólo
un graffito en el campo
de
la batalla
filmado!
II
Opio o epílogo bajo libélulas
mecanizadas y acero automático:
Incertidumbre sería nuestra palabra, Dominio la de los hombres de Onán sin
Isla que flota en la nada, la Angustia, para los restos que agrupan lo
ardido
en esta historia de trémulos
lirios, de tenue violín bajo el halcón y el milano.
***
Cae el telón. Pero el show no
declina y
gira y
contráese y
resiste y
COMBATE.
FRANKENSTEIN
O EL HORRENDO HUÉSPED
(Última
carta de Robert Walton al Secretario General de las ¿Naciones Unidas?)
Lo
había deseado con tal ardor que excedía a cualquier sentimiento imaginable;
pero ahora que lo había terminado, la belleza del sueño se desvaneció y un
horror y repugnancia invadieron mi corazón.
Frankenstein,
Mary Wollstonecraft Shelley
Supe el error, fui
Magnánimo tarde, aunque nunca es demasiado pronto –casi resulta ofensivo citar
a Novalis- para cantar: Tú eres la muerte
y tú sólo nos salvas.
Anteriormente, el
nacido, fue alimentado en el odio por décadas, fue financiado en silencio y
blindado su corazón por la estrella Única, hexágona a veces, otras cruzaban sus
órbitas media centena entre el Tigris y el Éufrates, mégano oía, ahí: Hiena… Y
amó amanecer con el puño de corazones cerrado…
(Falta
el final de la carta)
Así, Ban Ki Moon
fue hacia los hielos del norte faltaba el
fin de la historia.
Nada
Hubo.
Al
volar gris
de una paloma en ocaso,
supo el error, como blanco de halcones,
años más tarde
¿Cuál de los dos era el monstruo maldito?
Supo el horror, por entonces,
para escribir el final[de esa carta]
y remitirlo al diablo:
Ven a por mí, porque
vivo sin tiempo. Nadie me espera, ni nada me acopia. Bajo la noche sin nubes,
somos iguales que estrellas y luna: Siervos del Sol, sin imagen ni humo.
21 de Enero de 2009
José Cabrera Martos. Goethica. Point de Lunettes, 2009
Fotografía de Masao Yamamoto
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