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viernes, 20 de enero de 2017

5 poemas de CALENDARIOS de DAVID SAN MARTÍN



IX

Puertas de chapa pintada,
azul descascarillado,
ornando el final de los pasos.
Lunas en las manos,
estrellas en el envés de los ojos.
Vacíos siderales muy adentro.
Y la senda,
más allá de la vieja puerta,
azul y óxido,
se pierde lejos
de los muros del jardín.


X

Cae el sol,
se derrama como miel en polvo,
aguijoneando a los hombres,
bullendo las ideas,
los labios tersos y secos,
de deseo,
calor,
una palabra.
Paseo de la Castellana
arriba
abajo.
La frescura de los álamos,
cubre las sonrisas,
acaricia las caricias.
El verano siempre es nuestro.


XV

En realidad, conozco las razones
de esta espera vana,
antes absurda.
Acaso justificada
en las esquinas de esta noche.
Sé que cruzarás esta calle,
arrebatando su esencia
—¡los miedos!—
a la madrugada.
Sonriendo,
desafiarás mi aspecto;
hablándome me habrás poseido
para siempre.



Diámetro

De la misma manera
casual
que brotan los rumbos del verano
—a dedo de Marsella a Dieppe—.
Escupo ideas
me afirmo
me arrugo y endurezco
sabiendo del augurio gris
que pende en este puerto sobre
el canal de La Mancha.
Sobre el filo de mi tiempo
el precio de saber,
y de esa otra tontería
que gusto de llamar
creación al borde
del compromiso.
Al final de esta madeja
sé cuál es el lugar correcto,
pero no si estoy allí.
El viento se me lleva
sin esfuerzo apenas.


Nudos I

Llega a agobiar
—es muy aburrida la constatación
de esta rutina—
el efecto detructivo de las palabras.
Fascinante al fin.
Aunque no obtenga resultados
mesurables
cuantificables
acuchillaré el aire
siempre
con sílabas huecas
e improvisadas.
A algunas personas
no se les debería haber dado
el habla.
No saben usarla,
o no la merecemos
o estamos fuera
irremediablemente
de lo consensuado.


David San Martín. Calendarios. Reflector Libros, 2016

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