Páginas

miércoles, 1 de febrero de 2017

3 poemas de NEVERLAND de JOSÉ MARÍA GARCÍA LINARES





ROCA DE LOS ABANDONADOS

Nadie me obligó a quedarme.
Yo solo realicé el camino,
yo levanté esta vida con mis manos.
Volé con la ilusión
de un niño chico
en busca de tesoros escondidos.
Dejé familia, amigos y lenguajes
creyendo que las idas
llevaban los regresos bien cosidos,
que la edad no borraría
mis pisadas de acuarela.
Hoy,
desde esta  isla, miro el viento
y apenas hallo un rastro conocido,
una pizca de otro soplo
helado que colgaba de los tilos,
de ese otro lugar jugoso,
fresco, blanco, hospitalario.
Hay tanta luz aquí, cielo excesivo,
tierra seca en la mirada,
sal marina en las heridas,
ecos constantes de la pérdida.

Ya no es posible alzar el vuelo,
el cuerpo olvida con arrugas
el mágico secreto de las hadas
y pesa el mundo demasiado.
Es esta roca, pues, mi vida.
Es esta roca mi abandono.





EL LAGO DE LAS SIRENAS

Si algo guardo de estos años
es la luz azul de los inviernos
clavada en la boca de la nuca,
las páginas escritas y leídas,
las voces que resuenan en la noche,
imposibles de acallar, como el anhelo.
Voces que están hundidas en el mar,
del revés en cada charco de memoria,
partidas en las lluvias de noviembre.
Las conozco bien porque me dejo
llevar por sus profundidades,
famélico del eco de mis pasos.
Por eso bien temprano, en el espejo,
me miro sin pudor, sin ataduras,
y voy tarareando entre sus aguas
los cantos de sirena de mi vida.





COORDENADAS

           
Segunda a la derecha
y todo recto hasta el ayer.
Sólo así regresaremos al olvido
naranja de las llamas de cera,
al vaso opaco
en donde bebimos una vez las ansias
fantasiosas de vivir hacia delante.
Queríamos ser mayores en seguida,
llegar a un pacto con relojes sobornables,
recorrer en moto el infinito
sintiendo el viento inacabable,
la lujuria de ser jóvenes sin cascos,
sin miedo, sin crepúsculos.

Quién te ha visto
y quién me ve,
sacudiendo ahora las arrugas
en busca de una pizca de magia,
de unas alas de verdad,
las que tuvimos siempre y sólo vimos
cuando empezamos a sentir
el negro en la garganta,
esa pena escurridiza que cala
las pupilas, los muslos, la misma
taza de café donde mojamos
nuestro amor con mermelada.

Miramos hacia atrás
en busca de las huellas que dejamos
en columpios, en los parques,
en las camas que guardaron
el secreto de mi cuerpo
susurrado en tus mil cuerpos,
azul maravilloso siempre nuevo.

Segunda a la derecha
y todo recto hasta el ayer.
¿Estás lista? Piensa en algo bello.
Así volamos.
Así vivimos.

Yo también a ti.

Ya regresamos.



José María García Linares. Neverland. Editorial Zumaya, 2010

No hay comentarios:

Publicar un comentario