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jueves, 31 de agosto de 2017

6 poemas de LA VOLUNTAD QUEBRADA de JAVIER ARNÁIZ



Me exige la ciudad un poema urgente.

Me enseñó a vivir,
a cabalgar erguido sobre el magma
transparente de sus cabellos, y a hacerme invisible
bajo la densa luz  de sus farolas:

era urgente la deuda contraída.
  



Para María Guiomar

Ella ordena los juguetes
como un dios que domina
el universo.

Los amontona en grupos
de enanos con gigantes
en los que nunca falta
una princesa.

La hilera de muñecas,
la fila de muñecos
cada uno con sus dones
plenos de diferencias
en el mundo infantil
de los iguales.





CIUDAD JUAREZ. -JUARITOS-

                                  Gracias a Judith Torreo

Sentado en la cocina de la casa,
agotado ya el día,
leo el blog de Judith.

Es en la larga noche
y mi alma se estremece,
se duele, se desgarra .

Afuera cae la lluvia,
un aire de violín
resuena por las piezas.

No se escuchan disparos
en la ciudad tranquila.

Leo el Blog de Judith.

En la cocina de la casa
centellean los rostros de las niñas.
Pequeñas rosas verdes de la angustia
despojadas por esbirros de la infamia.

Ciudad Juarez  -Juaritos-
corazón doliente
del mundo en que habitamos.
Lugar en el que viven libres
sólo las almas que se evaden
de las fosas clandestinas.

La mañana alumbra
calles sucias de sangre
vertida entre torturas.  
Flanqueadas por las muertas
de las pasadas horas.

Los ojos de las niñas y los niños
cegados por el sol y tanta muerte,
discurren con sus juegos necesarios
e iluminan la vida cada tarde.





CUANTO DARÍA POR UN VERSO ALEGRE

Aquella noche la televisión advirtió
que no viéramos las imágenes.

Las niñas colgaban de una hermosa acacia
como bolas de navidad teñidas de sangre.
Intocables de la India, de  la India inmensa,
de la India de colores de miasmas y azafrán.
En la India de intocables que tocaron
y dejaron en las sogas, rotas y violadas, en aquel
hermoso árbol de colores tristes,
desde aquel atardecer.  

Desde aquel terrible atardecer
 de la India inmensa, de las niñas que tendían de
aquel árbol, como la ropa más íntima que cuelgas
desde un dolor lejano.  





           Las niñas colgaban de una hermosa acacia
como bolas de navidad teñidas de sangre.






POR LA FUERZA NADA MÁS
A los desahuciados, viudas, pensionistas y parados.
Y a los que no les llega para el pan ni trabajando.

Despertó la ciudad.

El tiempo acecha sobre los tejados,
somete transeúntes
y esperanzas gastadas.

En esta hora
la calle se revuelve, 
espera aquellas gentes
que van a la llamada
para saber del otro y defenderse.

El cielo se ha poblado de gaviotas.
Sus lacayos controlan compañeros,
sellan zonas de marchas,
el miedo se establece
y están duras las calles.
Un poeta
declama algún poema.

Un  orador
pregona la primavera naciente

y los nuevos hermanos proletarios
atraviesan el aire con sus gritos. 

Despertó la ciudad.

En esta hora,
la calle se revuelve,
los hombres y mujeres,
puño en alto, cubren las aceras
sin dar un paso atrás.
Caminan sin retorno

hacia el pan o la muerte.






EL EMBARGO
Señol jues, pasi usté
más alanti
y que entrin tos esos,
no le dé a usté ansia
no le dé a usté mieo…

            Gabriel y Galán
Nos estamos quedando
sin café
y con la poca leche que aún tenemos
hay tan sólo
para desayunar                                
este día.

Queda alcohol
para encender un rato
el hornillo,
calentaremos agua
de la fuente,
de ese parque
donde juegan los niños.

Tengo frío
-la estufa está apagada,
cortaron la corriente-.
El vaho de nuestro aliento,
breve niebla
que separa los  besos,
disipa algún rubor en tu mirada.

Me gusta ver tus ojos
con la luz de la vela.
-relumbran diferentes,
se acentúa
el dulzor amarillo de la llama-.

No dormiremos más
en este dormitorio
ya vacío,
tampoco en esta casa.
Se quedarán en ella
los abrazos, los llantos y las risas.

No volveremos más.
Nos lanzarán mañana
a la calle y al miedo,
al espanto y al horror.




Javier Arnaíz. La voluntad quebrada. Ed. Amargord, 2016




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