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lunes, 27 de noviembre de 2017

4 poemas de LAS DIRECCIONES ESTELARES de PAOLA VALVERDE



CEREMONIA

Las Danzantes de la Luna
inauguran la fiesta
y el sonajero conduce al maíz
             de los cuatro colores

Salgo del círculo
            abrazo un árbol
le pido permiso para regresar

Mis hermanas
forman una voz antigua

El Fuego cambia todo lo que toca
ha llegado el orden




CUATRO TABACOS

I.

Mis ojos arden en la media luna
que ha diseñado
el guardián del fuego

Su cuerno palpita
como un astro
en la hoguera ceremonial

Estamos ante la puerta del Sur
atrás del arco
reza la voluntad del guerrero

Mi espalda es una cáscara de arcilla
resguardando el acceso

Nos cobija un árbol desierto
su poderosa raíz
irrumpe
como una vena saltada
en las piernas de mi madre

El abuelo habla
El tabaco de propósito nombra la confianza

Una mujer con alas
trae palabras invisibles
que le dictó el mar

Sus hijos duermen a los pies del remedio
Ella les acaricia el pelo

Soy el hombre que tengo al lado

Soy la estrella

Soy la hoja

Soy el perro

II.

Si las brasas dibujan un enorme corazón
y el polvo de estrellas cae en su centro
es hora de escuchar
la enseñanza de la lluvia

El tambor retumba

Una vez dijo un sabio
que no existe camino más certero
que aquel que conecta
la cabeza         con el corazón

La mujer cedro
enciende el tabaco del agua

En sus manos los sahumerios
son rocío
y brisa

III.

Estuve en el trance
de los alacranes
que pincharon el cielo

Mi madre elevó sus brazos
en busca de energía

Yo huí del círculo
y sucumbí al espanto

El águila incendió la montaña de cuarzo
con el tabaco del poder

IV.

La Madre Tierra ofrece cada día
la sangre de su útero

Contiene en el cuerpo
el agua de los ríos
el agua de los mares
y la que beberemos
al finalizar la ceremonia

El sol no ha muerto
está delineado en la hoguera

Las mujeres recogemos el fruto
y abonamos las entrañas
con la luna

El hombre planta en nuestros vientres
la semilla de  maíz

Nosotras honramos la existencia
                        con agua

La más sagrada de todas





LA SIEMBRA

Ahora que la soledad es tanta
los grillos me revientan los tímpanos

Tú no estás
y no haces falta
            porque estás
en  la danza de los ríos
que dice:                               
no temas
alguna vez serás igual de bella

Sale la luna de alguna caja o selva o tambor

Somos tan pequeños
            en verdad digo            pequeños

Dejo de escribir
para que el uni-verso se encargue de esa tarea

El verbo entra redondo
me rebalsa 
y no escribo más

Este es mi fin de mundo
después de aquí no hay cuerpo
ni turquesa

Ahora que estoy despierta
voy a comerme las flores
            sus espinas rupestres

En otra época estuve acá
y fui distinta
ahora
la eternidad rueda adentro de mi pecho
en forma de piedrita negra

¿Quién hundió la gubia en estos cerros?

Necesito parir un hijo
que se llame viento

ceniza que aún no es ceniza
y tiene su eternidad en la mariposa
que recrean mis ojos

Las estrellas nunca fueron estrellas
sino agujeros

Chiquita
prosigue
no temas a lo  inmenso

Nuestros ancestros lanzaron flechas al cielo
para romper la coraza que toca la inmortalidad

Alguna vez visité el fin de mundo
los últimos habitantes del planeta me acompañaron

Es rocoso
no hay nada que temer
ni nada de qué escapar
aquí los jabalíes me recorren
y yo       que tenía tanto miedo
aprendo que no es cuestión de cielo o infierno

Es el acercamiento a una nueva civilización
donde los grillos seguirán
reventándonos los tímpanos



LA COSECHA

Escucho el mar entre los árboles
su inmensa ola de viento

Estoy sembrada
Un sabio de raíces poderosas me observa desde su calma
tiene lianas recorridas por hormigas que trabajan al Norte de mi altar
-cesan las labores cuando son perseguidas por la lluvia-

Por este camino rojo rezo la humildad

En mi sangre despiertan los diseños que cuidan al fuego sagrado
Ayuno y entrego la palabra a cambio de visiones que alimenten a mi tribu
Miraré hacia el Este para reconocerme hija del Sol
Seré amanecer
Una señora de trenzas largas vendrá a visitarme
y en el bosque los inciensos revelarán destellos de su luz

Mientras la familia ofrezca agua al fuego
no tendré sed

Conecto los ojos a este cielo que fecunda la tierra
y nutre las hebras aferradas a cada grano de maíz

El tiempo es paralizado por insectos que gobiernan pensamientos
en las mentes de los buscadores

Han pasado cuatro días
Mis hermanos estarán siete, nueve o trece más
hasta completar la rueda

Pronto recuperaré la palabra
Vendrán a cosecharme



BIOGRAFÍA
PAOLA VALVERDE ALIER. Poeta y gestora cultural. Por 4 años dictó el taller literario del centro penal C.A.I. La Reforma (2002-2006). A finales de 2010 Editorial La Cartonera Tuanis de Costa Rica publicó su libro de poesía La quinta esquina del cuadrilátero, reeditado por Editorial ARLEKIN (Costa Rica, 2013) y Editorial Lápices de Luna (España, 2016). En 2014, su Jaime Gil de Biedma; en 2015 Bartender fue publicado por Editorial Perro Azul y obtuvo la Mención de Honor en el Premio Nacional de Poesía Aquileo J. Echeverría de Costa Rica. Su poesía ha sido traducida al árabe, portugués e italiano y seleccionada en diversas antologías (UNAM, ANAMÁ Ediciones, Voces de América Latina, Raffaelli Editore, Fili d ́Aquilone). Ha participado en diversos encuentros, festivales y ferias (Chile, Cuba, Nicaragua, Guatemala, El Salvador, Honduras, Bolivia, España, Puerto Rico). En 2017 publicó Las Direcciones Estelares (Amargord, España), Nocaut(Trabalis, Puerto Rico), De qué color es el verde (Poe, Guatemala) y fue la poeta costarricense seleccionada para representar a su país en el libro Legado de Generaciones de Flor de Caña. Actualmente es propietaria, junto a su esposo, el escritor hondureño Dennis Ávila, del Bar, Restaurante y Teatro Mágico: El Lobo Estepario, proyecto artístico ubicado en el corazón de San José.


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