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jueves, 1 de marzo de 2018

PLEGARIA PARA LUCÍA REYMAN



Que el asombro construya el mundo,
que los mapas cotidianos estén surcados de aventuras,
que los barrenderos no tengan nada que barrer,
que siga habiendo charcos en los que meter los zapatos
y hormigas que se paseen por las bibliotecas.

Que todas las varitas sean mágicas, que la cabra tire al monte,
que las hojas brillen, que los zoológicos cierren,
que los nidos crezcan, que el sol se esconda entre las ramas,
que se llene la tarde de balidos y los cuerpos de caricias.

Que recuerdes el nombre de todos los seres sintientes
que te regale la vida.

Que no te pueda la indiferencia,
la letra pequeña, la conveniencia, la injusticia,
el mal ejemplo, la dureza del mundo.

Que no tengas miedo a reconocer que te has equivocado.

Que no levantes demasiados laberintos,
que no sepas lo que es el odio,
que tus únicas armas sean las dialécticas,
que la policía no viva en tu cabeza,
que no te callen, que no tengas que huir.

Que no temas a la pureza
y salgas a la calle de la mano de la niña que eres.

Que te pierdas, que te encuentres, que te vuelvas a perder,
que encuentres el camino de vuelta a casa.

Que tu alegría contagie a los demás.

Que tengas dulces sueños.


Antonio Orihuela. Disolución. El Desvelo Ed. 2018

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