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viernes, 20 de abril de 2018

MI PADRE





MI PADRE me enseñó a manejar la hoz,
no quería que ella me diera de comer
pero me decía que en este mundo nunca se sabe.

––quien tiene un pedazo de tierra y una hoz
no pasará hambre.

Segué trigo, cebada, garbanzos...
mi dedo índice lo sabe,
un día estuvo a punto de acompañarlos dentro de una alpaca.

Mi padre me enseñó a despreciar todo lo superfluo,
a no acumular, a ser sobrio,
a apreciar la riqueza que es vivir en austeridad.

––cuanto más te cargues de cosas más te costará andar con ellas.

Mi padre me enseñó a no discutir,
porque la razón navega por el centro de un río
y es imposible que no toque las dos orillas.

––Aunque cada uno decide en qué orilla quiere estar,
invita amablemente a tu ribera.

Mi padre me enseñó a hablar solo lo imprescindible.

––Cada vez que hables,
acompáñate de una palabra de afecto.

Va por ti, padre,
este poema.


Antonio Orihuela. Esperar Sentado. Ed. Ruleta Rusa, 2017

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