Páginas

domingo, 13 de mayo de 2018

LA MARCHA DE LOS PARASOLES




Es mi hora de descanso,
interrumpo mi monótona labor
para  contemplar
el diario desfile aéreo
que cada día
a la misma hora
emprenden
coloridos parasoles
y paraguas.

Me complace observar
la ruta
aparentemente errática
trazada por su vuelo.

Google maps
me muestra
que no es así; 
sombrillas y paraguas 
enfilan siguiendo patrones
más o menos regulares. 

Mirando con atención 
me percato
de su preferencia
por sobrevolar
áreas verdes y despejadas
o desplazarse con lentitud 
por los barrios más pobres
de la ciudad
donde todo es harapo y sudor
mesas sin mantel,
cuerpos consumidos por
el hambre o las drogas,
dónde aún se respira 
algo, un poquitito 
de cierta agridulce felicidad.

El ordenado desfile
evita pasar encima 
de sitios contaminantes 
malolientes, asfixiantes
y de los grandes palacios
gubernamentales y 
de las suntuosas mansiones  
pobladas por parásitos,  
sanguijuelas 
que se alimentan 
del trabajo y el hambre
 de otros  
sin darse nunca por satisfechos.

Será porque  de estos sitios
emanan hedores de maldad y muerte,
no lo sé.

Seguramente las sombrillas y paraguas
lo saben o lo intuyen.

Sorprende que otros habitantes 
de estos lares
nunca vuelvan su mirada 
para contemplar este singular vuelo,
posiblemente porque les recuerdan 
las ilusiones y sueños que alguna vez tuvieron 
y que levantaron el vuelo 
como los coloridos parasoles  
cuando un loco amor  
los arrastró en su turbulencia.

Nada de que arrepentirse  
amigos míos,   
sólo vean hacia el cielo  
y contemplen  
una sola vez 
el diario vuelo que emprenden 
los grises paraguas 
y las coloridas sombrillas.

Se acercarán un poco 
a la verdad profunda e inalcanzable  
de las cosas.

Let it be, let it be…  


Manuel Martínez Morales. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario