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martes, 29 de mayo de 2018

POLUMPAK




Febrero llega con pieles y cabeza de carnero,
animal de los confines del sueño del hongo.
Arranca las cadenas invisibles que nos atan,
viene a liberar el miedo de amar.

Colorea las calles inquietas del fin del ciclo,
grita alegre y gime en la oscuridad
de las brasas y del vino.

Disfrazado de un personaje más real
que quien lo viste, muda la piel;
ya dispuesta la máscara y el cuerpo al ritmo
del cencerro, expulsa el dolor enquistado.

Hisopo benévolo, ahuyentador de malos espíritus,
carnaval arcaico, invita a dejar el frío y las reyertas,
abre sus piernas al placer.

Febrero corto e intenso en la fusión del abrazo febril,
pulsa entre las calles, aproxima la luz
con su hipnótico crepitar de brasas y días.
Nos acerca a la floración y su promesa vital.

                                                                                   

Teresa Ramos

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