Páginas

martes, 14 de agosto de 2018

2 poemas de LOS MOLINOS DEL TIEMPO de MARÍA DO SAMEIRO BARROSO





AMAPOLAS


Llegamos siempre tarde al tiempo,
al repentino silencio, a las coronas de niebla
y a sus olores perdidos en sus rodillas
de amapolas y azucenas,
porque así lo elegimos y nos alejamos
de las montañas de cielo y vidrio.
La vida es un cáliz rojo, un sendero de dudas,
un cruce amargo, un eco distante,
una corola radiada.

Vivir es dar la mano a los muertos,
penetrar en sus moradas, contemplar
su gloria donde se quedan invisibles,
saciando la memoria
en los rincones incesantes
donde han venido, cantando,
en sus espaldas de fuego,
su inmensa serenidad, colgada
en los culantrillos leves
de raíces adventicias.

Nuestro temperamento es olvidarlos
y enloquecer en el canto petrificado
de sus ojos interminables,
vivir la muerte diaria.
Mirar sus túmulos es quizás entender
que los verdes paraísos son la trágica vitoria
de sus rosas y cenizas
que flotan en los espejos enlosados.



MAÑANAS DE AZAFRÁN


Me gustan las mañanas de azafrán,
tus manos hermosas como palomas,
las piedras envejecidas rescatadas
a los muros de cemento.

Es donde encuentro mi historia
inesperada, dibujada en la cal,
firmada en la ruina efervescente
de los muros.

Me gustan los planetas rojos
las estrellas candentes,
los horóscopos transfigurados,
los paisajes hambrientos rompiendo
el infinito.

A veces, soy una margarita negra,
oigo un ruiseñor misterioso,
camino en los senderos amarillos,
oigo voces desconocidos,
y tropiezo a menudo con la muerte
que canta sus manos de verdugo
en sus ojos ciegos


María do Sameiro Barroso. Los molinos del tiempo. Trilce Ediciones


No hay comentarios:

Publicar un comentario