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viernes, 8 de febrero de 2019

5 poemas de TORMENTA TRANSPARENTE de JAVIER LOSTALÉ


                                         

PARÁLISIS

Todas las noches de tormenta
se abren las esclusas de tu memoria
mientras el cendal azul del ozono
te paraliza con su electricidad marina,
con su rebullir de abejas mojadas.
Sin moverte respiras entonces
el misterio primero
de aquel desnudo innombrable
en el que comprometiste tu vida,
y te abandonas luego a las luces desarboladas
de lo que fue sólo  un sueño
que en sus mareas aún te nubla,
ciega huella de lo amado
en el reino puro del olvido.
Tentación eres de la renuncia,
hasta no dejar tu sangre
de navegar su luna caída.
Tan dentro de una sombra existes
que nunca por nadie serás reconocido. 

***
                   NO LLEGA
    
                   Aunque no vengas
                   yo saldré a esperarte
                   en mi cultivo diario
                   de un sueño mío contigo,
                   y regresaré después
                   de entregar al aire
                   mi secreto,
                   que en tu olvido
                   más puro se torna.
                   Nunca a nadie diré
                   que salgo cada mañana
                   en búsqueda de tu lugar,
                   que  no existe sino en el impulso claro
                   con que el deseo lo crea.
                   Clandestino voy en el temblor de tu fuga
                   y hablo conmigo
                   hasta de lo que no sé.
                   El mismo horizonte tendrá mañana sin ti,
                   soledad distinta para el mismo ayer,
                   el mismo engaño dulce
                   de hacerte transparente en tu sordera.
                   El tiempo es un hálito
                   donde todo se empaña
                   con lo que no llega.
                   Tempero de humo amor es hoy,
                    pero amor siempre,
                    pues hasta  en lo que niega es inmortal.


***

                                          SABES  

    Sabes que ya no es tu hora,
    por eso amas la transparencia
    y lo abrazas todo
    como a una forma muda
    que te respondiese sólo a ti.
    Inventas una vida
    en las ramas más frágiles del sueño,
    allí donde transpira
    lo que nunca responde.
    Adornas tu cuerpo
    de astro solitario
    como si aún fuera a llegar,
    y así te consumas secreto,
    temblando en la pura mentira
    de tu única verdad.
    Sin destierro ni despedida
    pasa por ti esbelta la soledad,
    pues cuando hay herida sin filo
    ninguna sombra canta en la sangre.
    Tan cierto estás de tu lugar en el mundo
    que en ausencia tu libertad se deslumbra,
    y poseído eres sin tiempo
    por el aroma invisible de lo desconocido.


***


RETIRARSE

Cuando alguien se retira
se inviste de atardecer,
y entre latidos se borra
por su misma tristeza besado.
Mira, y sólo ve la emanación de lo que deja.
Oye, y en cada palabra
hay una habitación vacía.
No piensa, vive en transparencia
de lágrima en todo.
Sin nombre ni aposento
habitará extranjero
hasta su propio temblor.
Algún día llegará a un lugar
y creerá que nunca se ha ido.


***

DESTINO

Estoy triste
para desde la purificación de una empañada nube baja
decirte que te amo.
Y volver en lenta despedida de los seres y las cosas
al principio indivisible de tu nombre
convertida mi vida en crisálida de lo que te llevas mientras te alejas.
Estoy en sombra tuya,
con esa sabiduría con la que el alma tiembla en la mirada
cuando los ojos están radiantemente nublados
en un pequeño bosque de lágrimas.
Estoy quieto, retrasado en la luz de tu memoria,
para decirte que te amo.
Soy la memoria sin ti
de todo en lo que me fuiste creando,
el lugar herido de tus pasos;
por eso crece en mi sangre la rosa silenciosa de no buscarte
al mismo tiempo de decirte que te amo.
Estoy al lado de lo invisible
que respira desde un corazón en llamas
mientras un doble silencio blanco
de tu imagen dolorosamente me separa.
Sin territorio a ti me abrazo
para decirte que te amo.
Estoy, pasados los años,
en el mismo día de tu anuncio,
cuando quemaste mi pecho
con tu hora transparente.
Por eso sin tiempo te recibo
en mi propio aire asfixiado,
y en soledad te resucito
para decirte que te amo.
El horizonte de este poema
es ya, amor, tu misma lumbre sostenida,
el resplandor de tu ceniza.
Y el escribirlo ha sido, amor, sellar contigo mi único destino.

                                                       
 Javier Lostalé. Tormenta transparente. Ed. Calambur




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