Un noche llegó un padre y le contó el cuento a su hijo:
"Había una vez tres cerditos con la peste porcina, que violaron
al lobo en peligro de extinción en su propia cueva.
Hubo una vez un niño que se llamaba
Peter, que no pudo comer pan en el país
de Nunca Jamás.
Érase una vez una
niña con la caperuza roja a la que unos cazadores perseguían en una página de
contactos.
Hubo una vez una camarera con el cabello ceniciento, que a
media noche, cogía el autobús calabaza que iba al extrarradio.
Había una vez unas hadas que hacían la calle, y concedían
los deseos más sucios a todo tipo de animales.
Bambi tuvo un hijo que le salió carnívoro.
El patito feo sufría acoso escolar.
Blancanieves era el camello de los siete enanitos.
La ratita presumida se puso botox y la contrataron en Tele 5
Cuando el flautista de Hamelín tocó la flauta del dinero,
todas las ratas le siguieron.
Hubo una vez un pulgar que se llamó Pulgarcito, porque lo cortó una máquina que no pasó la revisión.
Pinocho era de aglomerado, trabajó en Ikea, y fue despedido
porque no encajaba en las instrucciones, por coger humedad en los huesos."
Érase una vez un niño al que le contaron los cuentos al
revés, para que llegara a mayor, totalmente confundido.
Juan Leyva.
En: Antología Xº Aniversario de la Casa de Zitas. Zaragoza, 2019
A ti, querido Juan!!
ResponderEliminarMe gustaría pensar "que le contaron los cuentos al revés, para que llegara a mayor, totalmente" prevenido, la versión heavy que se corresponde con la vida. Un bello texto.
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