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viernes, 31 de mayo de 2019

PATRIAS DROGADAS


Puedo contar mi vida a través de las cicatrices.
Muchas, en muchas partes,
cada una, un relato distinto,
ninguno sobre guerra.
Soy colombiana y el conflicto nunca hirió mis pestañas directamente.
Sí a muchos de mis cercanos, de mis paisanos.
Y aunque nos escondimos detrás de las cortinas
lentamente fuimos minados,
masacrados, torturados,
no en la piel,
en el alma.
Fuimos muchas generaciones  
a las que nos cortaron el cordón umbilical con miedo
nos amamantaron con leche amarga
untada de amapola, de coca, de marihuana.
Las bombas sonaban a lo lejos, en las urgentes cordilleras
por los que se meten todo en la nariz o en las venas.
Aprendimos a hacer de la degradación un buen negocio.
Perdimos la dignidad y las vísceras por cargar unos cuantos gramos.  
Esta drogada guerra se dispersa en muchos terrenos,
pasea feliz por muchas patrias distintas
pero solo era nuestra,
nos pertenecía
era nuestro país el que iba sobre el empaque.
Esta drogada guerra puso nuestro nombre en las noticias
y nuestras visas en la basura,
porque a los ojos del mundo
todos fuimos mulas,
todos fuimos culpables
todos fuimos Pablo.

Natalia Jaramillo. Toda la sangre que nos queda. Fallidos Ed. 2019

jueves, 30 de mayo de 2019

MUJER




Estoy habitada por hombres y tormentas
por los oscuros caminos de la niñez.
Soy cielo oscuro, pantano y montaña.
Tengo la fuerza de mil hombres
en el ímpetu de todas las batallas.
Soy el vientre dispuesto
y el alma llena de verdades.
Estoy hecha de tierra negra
siempre lista a dar fruto.
Guardo oscuridades hasta el amanecer
porque no necesito estar protegida,
ni ser bendecida.
Mi horizonte se cocina solo
y va más allá de cualquier puño que se crea útil.
Me levanto amoratada, herida
con la leche lista para toda nuestra prole
y tu condición de macho no me dirá
cuál es el camino que debo seguir.
Estoy habitada por hombres y tormentas,
soy una mujer
que grita sin miedo
en medio de tanto lodazal,
de tanto maldito futuro no hecho para las mías.
Estoy cansada de pertenecer al abismo,
de ser presa y deshonra.
Soy una mujer
que alza la mano
que grita sin miedo
¡no más!


Natalia Jaramillo. Toda la sangre que nos queda. Fallidos Ed. 2019

miércoles, 29 de mayo de 2019

SUEÑO DE OTRO



                                                                                Veo que yo os soñé
                                                                                y que habéis sido buenos sueños
                                                                                Antonio Orihuela

Mientras tomo el sol
en el silencio de un jardín,
que ya hace tiempo no es mi paraíso,
soy consciente (ya lo fui hace años),
y hoy tomo posesión
de que la felicidad está más allá
de estos orígenes
que ahora tienen más flores que ningún año.

El sueño de Antonio
alcanzó la realidad que me angustiaba entonces
y su respiración apaciguada
me envolvió en una red
que ahora comparto
haciéndome sentir, al fin,
que pertenezco.
No son necesarios jardines
ni flores ni mentiras,
sólo es necesaria la vida.
Hay árboles con nombres propios:
Antonios, Eladios, Enriques, Mar, Ángel-es,
Joaquines, Isabeles, Camino, Mari, Juanes, Javieres,…
que me dan sombra
para que no pierda la piel
en el estío.


Montserrat Villar González. Sumergir el sueño. Ed. Lastura, 2019

martes, 28 de mayo de 2019

5 poemas de MONSERRAT VILLAR




LA JUNGLA-CALAIS

(Siglo XXI, Campo de refugiados en Francia)

En la Jungla se pronuncia
en silencio, cada día,
la imagen de los campos de la vergüenza.

Los árboles se quedan sin hojas
porque no existe comida,
ni caliente ni fría,
que llevarse a la boca.
Han puesto muros
para que nadie evidencie
desde la autopista
que Auschwitz renace
con el favor de todos.

¿Quién os dijo que en los despachos de Europa
habitaban seres humanos?

Morir en Siria, hubiera sido más rápido
y menos doloroso.




NO PODRÉ SALVARTE

                                   Para los refugiados desde el mundo de los supervivientes.

No podré salvarte de un pasado
que marca en tus cicatrices
la muerte que no te ha derrotado.

Salvarte de la soledad de
cada tren y camino.
La desesperación de que
te puedan regresar a ese mundo
que te han arrancado del pecho
porque matar a otros no debe ser destino.

No podré salvarte de tanta lejanía
de abrazos que protegen
con palabras que mi lengua ignora.
De la injusta derrota que mi mundo
te hará sentir en el costado.
De los silencios que te abruman
y los llantos sin cobijo.

No podré salvarte de cada nombre o cada hombre
que marcó tu piel con sus disparo;
de esa rabia y dolor que retorció tu cuerpo
y lo convirtió en sangre inútil.

No podré salvarte de tus sueños
perdidos tras un fusil, un árbol, una vía…
De tu hambre alimentada con el miedo
a morder la mano equivocada.

No podré salvarte
de esa atroz imagen de nosotros mismos.
No podré…

Tú eres quién nos salva cada día.





JAULAS

Las jaulas han dejado de ser
lugares infames en que encerrar
a fieras para proteger a los hombres.

Ahora se han convertido en
atadura de niños que lloran por sus padres,
mientras se agarran a los barrotes,
sin entender dónde está el animal que representa peligro.

En esta ocasión, la fiera los observa desde fuera
con sus dos ojos (como ellos),
sus dos piernas (como ellos),
sus dos manos (como ellos)...
y abraza, cada noche, a sus hijos.






EL COLOR

Siempre veo el mar azul
aunque me dijeron
que el agua es incolora.
Siempre deduzco que ese es un reflejo.

Después reparo en que hay mares verdes, blancos,
y hasta rosas,
dependiendo de las especies que los habitan.
Ahora me quieren hacer creer
que los hombres son de un color determinado.

Veo que en las alambradas cuelga gente
del color que yo deseo en verano.

Ellos ansían cruzar
al mundo blanco, no sé para qué
ni con qué instinto.

En este caso,
creo que el color no es cosa de reflejo
sino de la cantidad de sol,
el que en invierno nos falta,
aunque en estío, su insistencia,
nos derrite el cerebro.





DE ALEMANIA A EUROPA

                                    “[...] rabia de la brasa, dirá el hombre donde habita el exterminio”
                                               E. Falcón

Con un idioma reciente
comenzaron a nombrar el mundo
y decidir que azul era
el color de los ojos
y rubio el del cabello:
no había lenguaje para
aceptar diferencias.
Decidieron que las estrellas
fueran marcas de muerte
y el color sólo oliera
a cenizas y silencio.
Convirtieron inmensas llanuras
en campos de despojos
que marmolizaban su mirada
a la espera de una muerte segura.
Asumieron sin dudas
que existían seres humanos de segunda,
en los que clavar las manos y las dagas
no resultaba homicida.

Con múltiples idiomas “hermanos”
renombramos nuestro mundo,
dando verdad a cualquier elemento
que sentimos nos refleja,
olvidando que más allá de nuestra mirada
hay una vida que tiñe de colores diferentes
sus casas, sus ropas, los sueños de todos
los que hoy desean este blanco y negro
para sobrevivirse.

Y nosotros, seres del antiguo mundo,
miramos a otros horizontes
esperando que la ignorancia
nos salve de una historia en la que
no hay estrellas para coserse
pero sí medias lunas que se convierten en hoces
de la que ninguna cruz se siente responsable.

Querer ser rubios para igualar el mundo
fue un deseo de un loco al que despreciamos,
pero la pasividad, ante esas manos
de otro desde el abismo
nos hermana en este nuevo genocidio.





Montserrat Villar González. Sumergir el sueño. Ed. Lastura, 2019

lunes, 27 de mayo de 2019

TODOS HEMOS SIDO VENCIDOS





Todos hemos sido vencidos,
vencidos porque nos convencieron
de que el cero es un valor coleccionable.
Vencidos por el vencimiento mensual
de la cuota de la hipoteca.

Vencidos por vendernos
a las mentiras para pertenecer a algún sitio.
Vencidos por venerar desde la guardería
al despertador que ensordece el sueño.

Vencidos por la no verdad y la no mentira
que nos sitúa en el medio de un no lugar
al que nunca perteneceremos.

Vencidos por sentirnos victoriosos
ante el reflejo de nosotros mismos
cuando disfrazamos la miseria de
“esto es un simple contratiempo”.

Vencidos y vendidos en desvencijadas vendas
que no cubren las heridas
de haber pasado por este mundo
con evidencias de evidentes
vendedores de humo.

Todos hemos sido vencidos
al convencernos de que seguimos estando vivos.



Montserrat Villar González. Sumergir el sueño. Ed. Lastura, 2019

domingo, 26 de mayo de 2019

ME ENSEÑARON





Mi alma es esa casa de madera que arrastra el vendaval
Juan Carlos Mestre




Desde pequeña me enseñaron
que debía atesorar objetos
para dejar herencia.
Mi casa acaba de quemarse.

Me enseñaron que si trabajas
es para obtener beneficios
y comprar la felicidad a plazos.
Mi casa acaba de quemarse.

Me enseñaron el camino recto
que llevaba a la Iglesia los domingos.
Mi casa acaba de quemarse.

Me enseñaron que la apariencia
ayuda a que te respeten
y por eso yo llevaba vestiditos
que eran la delicia de las madres.
Mi casa acaba de quemarse.

Me enseñaron que la familia es indisoluble
y los hermanos son sagrados
aunque te sangren.
Mi casa acaba de quemarse.

Me enseñaron a disimular el dolor
y las mentiras,
a sonreír puertas afuera
para que todos envidiaran esta vida perfecta.
Mi casa acaba de quemarse.


Me enseñaron a callar
porque sólo era una niña que siempre
tuvo fantasías de cría inútil
y absurda comunista.
Mi casa acaba de quemarse.

Me enseñaron a dejar de respirar
para ahogar en el silencio la belleza
y yo me convertí en palabras sin sonido.
Mi casa acaba de quemarse.

Ahora, ante los escombros de la casa,
aprendo a vivir de nuevo
y la libertad nace de las cenizas.



Montserrat Villar González. Sumergir el sueño. Ed. Lastura, 2019


sábado, 25 de mayo de 2019

3 poemas de EL TÍTULO EN LA PORTADA de ELADIO ORTA





la lucha final” tiene final

pregunto



***


y por qué no buscar
una salida colectiva
hacia atrás

poner la meta
detrás los corredores

pregunto


***


escribo para orientarme


corrijo para encontrarme

borro para buscar rendijas

escribo porque sí




Eladio Orta. Título en la portada. Ed. Lupi, 2019

viernes, 24 de mayo de 2019

PROGRESO




En las playas de Mazagón,
los últimos veintitrés kilómetros de acantilado
de dunas fósiles cuaternarias que quedaban en Europa
tienen los días contados.

Según los políticos, hay que traer a Mazagón turismo de calidad,
campos de golf e inversores extranjeros.

La gente normal ni tiene calidad,
ni sabe jugar al golf,
ni habla inglés.

Habría que eliminar la gente sin calidad,
para que estas playas fueran perfectas.


Antonio Orihuela. Esperar Sentado. Ed. Ruleta Rusa, 2016

jueves, 23 de mayo de 2019

PLUMAS NEGOCIANTES





PALABRA NEGOCIADA
En este lugar
no hay cabida
a negociar la palabra
para eso hay que caminar
al tianguis de Maravedí.
Ahí la palabra
se compra y vende
según su valor de cambio
en el mercado global.
Por ahí están los marchantes,
periodistas y escritores
que su palabra negocian
buscando el mejor postor,
por un plato de lentejas
escriben mil falsedades
ocultando la verdad.
Barato sale al patrón
difundir
su palabra falsa y hueca
intentando así con ello
al pueblo entero engañar.
Con prestancia llegan otros,
de palabra comprometida,
en busca de la verdad
por paz, libertad y justicia
para todos por igual,
con el banderín al frente
llamando a la dignidad.
Muchos de ellos
desaparecidos o muertos
por el poder criminal.
Ármense bien compañeros
con la lógica formal,
pues con ésta se demuestran
verdades irrefutables
que al poder negar le cuesta
y lo hace trastabillar.
Al capital de mil cifras
la verdad no le conviene
descubre su desnudez
que se afana en ocultar
vistiendo -sin percatarse-
el invisible e imaginario,
atuendo de emperador,
que el inventor de mentiras
a precio de oro
vendió.
Nada se dice o escribe
sobre los niños más pobres
que en la calle sobreviven
haciendo de todo un poco
para conseguir un pan,
muriéndose poco a poco
de hambre, de frío, de sed
mientras muy cerca de ellos
pasa la caravana
transportando al gran mandón
quién la cruda realidad
no quiere mirar de frente,
le basta con atragantarse
de dinero y de poder.
Usemos nuestra palabra
y a esos niños proteger,
más nada detiene ya
al infame capital,
su devenir
regido por leyes
difíciles de domar.
Esta enferma evolución
de economía, ciencia y técnica
escapa a nuestro control
amenaza devastar
toda vida en el planeta
por la ambición de quienes se nombran
custodios del capital,
entre los que se cuentan
los que venden su palabra
a cambio de unas migajas
que los hace presumir,
pobres ilusos,
que cuentan con la empatía
de quien bien lleva las cuentas
en la fábrica de pobres,
y por tanto de capital.
De esta jaula caballero
es difícil escapar
y más con la soga
al cuello
que usted permitió colocar
al que lanza las lentejas
a cambio de su palabra.
¡Ay, palomita blanca!
¡vuela, vuela!
y no dejes de volar,
avisa por todo el mundo
se pueden cambiar las cosas
con palabras liberadas
y diciendo la verdad.
Aunque al patrón no le guste
esta vez se va a chingar.


Manuel Martínez Morales 130519