Vengo a verter
aquí,
en este espacio
tan triste
como un cerro
sin tormentas,
mis números.
Vine a tender
aquí,
en este plano
blanquecino,
la letra muda
de la canción
que me parió
en la entraña abstracta
de un cometa.
Aquí
con el sudor
de mi alquimia,
en signos inocentes
ebrio de tarde
borracho de andar,
vengo a tirar
la suerte
en el calor de la tinta.
He ido
y he venido
buscando el son
que acompañe
mi canción siniestra
con la rima
del vuelo
de los halcones de caza.
Sólo me asusta
la noche,
de lo innombrable
he salido ileso
más amante
que amado,
descifrando con lujuria
las ecuaciones
de la luna decimal.
Aquí
con fórmulas
color de miel
exhibiré
el secreto
del átomo primordial
contemplando sin ver
los vaivenes
del poema negro.
Sin quererlo
sin voluntad alguna
en la cuadrícula del mal
dibujaré
al revés
la flor de la esperanza.
Aquí,
en esta patria
menos grande
que un caballo,
verteré la sombra
para ahogar la risa,
hundiré la palabra
en la blancura ardiente
para atrapar un amor
más pequeño
que una hormiga.
Abrazaré
la tinta infame
escurriendo
de la huella incandescente
de un cometa.
Escribiré con ella
algunas cosas
en las que nunca
he pensado.
Sólo digo
que lo haré...
Manuel Martínez Morales
No hay comentarios:
Publicar un comentario