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jueves, 12 de diciembre de 2019

CUANDO SE LEE POCO





Cerdo unionista, españolista, mentiroso independentista,
métete la bandera blanca por el culo, 
de uno y de otro lado me llamaban.
Todas las Furias del firmamento
se enzarzaban y atizaban al pedir
la cordura, la palabra y la paz.
Los argumentos más belicosos y dementes
venían con infinitas faltas de ortografía.
Hay que independizarse, no lo dudes,
hay que independizarse cada mañana frente al espejo, 
no en éste que no te respeta y tanto te conoce
sino en el que invoca la urgencia de pensar caminando.

Recordé las palabras de José Luis Sampedro:
Sin libertad de pensamiento, la libertad de expresión
no nos sirve de nada;
las del filósofo Emilio Lledó:
¿Qué me importa a mí la libertad de expresión
si no digo más que imbecilidades?
Hay que independizarse, sí, 
de la ignorancia, la pereza intelectual y los tópicos,
cada mañana frente al azogue.
Grita, exige la libertad más crítica
de tu cerebro y de tu corazón.
Nadie vendrá a salvarte excepto lo que quede
de la bestia no herida que respira en ti.            
Nos sobran balas y nos falta tiza,
nos faltan sabios y serenidad.

A veces, como ahora, me arrumba el desaliento,
me abro en canal y me descorazono
cuando el oficio de belleza queda
eclipsado en un océano de analfabetismo senti-mental,
y nuestros susurros, las palabras del río, apagados
por una turba ensordecida y ciega.

Cuando se lee poco se dispara mucho.
No es un problema de separatismo, amor mío,
sino de algo peor: educación.
Cuando se lee a Mairena es siempre todavía.

Infinitas faltas de ortografía.
Quizás no sea tarde de aprender a rezar.



Ángel Petisme. La camisa de Machado. Ed. La isla de Siltolá, 2019
Fotografía de Juan Sánchez Amorós

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