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sábado, 11 de enero de 2020

2 poemas de HIJAS DE LA TORMENTA de MARTA NAVARRO




La nueva casa

En la nueva casa escucho volar
a un pájaro,
le pongo migas de pan en la ventana,
sobre la mesa, en la biblioteca.
Lo busco, pero no lo encuentro. 

En la nueva casa el aullido de un lobo
abre las ventanas a la noche,
le respondo en el idioma de nuestros antepasados
y espero a que se acerque.
Lo busco, pero no lo encuentro.

En la nueva casa me despierta el barritar de un elefante,
salgo a su encuentro, le pongo agua fresca
y fruta en el porche.
Lo busco, pero no lo encuentro.

En la nueva casa alguien me deja
zumo de limón en largos vasos de cristal,
música de Haendel y Battiato,
gachas de avena sobre crema de arroz
y libros de Mary Wollstonecraft sobre la mesa.

Debe de conocer bien mis gustos. 
Me busca. Lo busco.



En otros mundos

Mi madre le daba de comer al humo
hojas de hierbabuena y madera de bosque artúrico.
Humo a cambio nos dejaba tocar su cuerpo insumiso y delicado.
Junto a él nos elevábamos hacia mundos etéreos
donde el tiempo y el miedo no existían.
Tampoco el odio o el hambre,
allí el verbo sospechar estaba desterrado del diccionario
y la muerte escribía manuales de supervivencia
para los vivos que querían seguir siéndolo.

En aquellos mundos,
la luna era dueña de una parte de la noche,
el resto pertenecía a músicos,
poetas y camareros.
Cuando volvíamos a la tierra,
el sabor de la guerra nos invadía de nuevo,
hasta hacernos sus prisioneros.



Marta Navarro. Hijas de la Tormenta. Ed. Los libros del gato negro, 2019

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