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sábado, 29 de febrero de 2020

PALABRA NEGOCIADA





En este lugar
no hay cabida
a negociar la palabra
para eso hay que caminar
al tianguis de Maravedí.
Ahí la palabra
se compra y vende
según su valor de cambio
en el mercado global.
Por ahí están los marchantes,
periodistas y escritores
que su palabra negocian
buscando el mejor postor,
por un plato de lentejas
escriben mil falsedades
ocultando la verdad.
Barato sale al patrón
difundir
su palabra falsa y hueca
intentando así con ello
al pueblo entero engañar.
Con prestancia llegan otros,
de palabra comprometida,
en busca de la verdad
por paz, libertad y justicia
para todos por igual,
con el banderín al frente
llamando a la dignidad.
Muchos de ellos
desaparecidos o muertos
por el poder criminal.
Ármense bien compañeros
con la lógica formal,
pues con ésta se demuestran
verdades irrefutables
que al poder negar le cuesta
y lo hace trastabillar.
Al capital de mil cifras
la verdad no le conviene
descubre su desnudez
que se afana en ocultar
vistiendo -sin percatarse-
el invisible e imaginario,
atuendo de emperador,
que el inventor de mentiras
a precio de oro
vendió.
Nada se dice o escribe
sobre los niños más pobres
que en la calle sobreviven
haciendo de todo un poco
para conseguir un pan,
muriéndose poco a poco
de hambre, de frío, de sed
mientras muy cerca de ellos
pasa la caravana
transportando al gran mandón
quién la cruda realidad
no quiere mirar de frente,
le basta con atragantarse
de dinero y de poder.
Usemos nuestra palabra
y a esos niños proteger,
más nada detiene ya
al infame capital,
su devenir
regido por leyes
difíciles de domar.
Esta enferma evolución
de economía, ciencia y técnica
escapa a nuestro control
amenaza devastar
toda vida en el planeta
por la ambición de quienes se nombran
custodios del capital,
entre los que se cuentan
los que venden su palabra
a cambio de unas migajas
que los hace presumir,
pobres ilusos,
que cuentan con la empatía
de quien bien lleva las cuentas
en la fábrica de pobres,
y por tanto de capital.
De esta jaula caballero
es difícil escapar
y más con la soga
al cuello
que usted permitió colocar
al que lanza las lentejas
a cambio de su palabra.
¡Ay, palomita blanca!
¡vuela, vuela!
y no dejes de volar,
avisa por todo el mundo
se pueden cambiar las cosas
con palabras liberadas
y diciendo la verdad.
Aunque al patrón no le guste
esta vez se va a chingar.


Manuel Martínez Morales

viernes, 28 de febrero de 2020

QUISIERA HABERLE PREGUNTADO:




Quisiera haberle preguntado:
¿Cómo se une la materia a su forma?


Entonces llegué a Jyväskylä, al fin me veía
en sus objetos, entre sus objetos
y junto a la maqueta de la Villa Mairea como un Duino
y junto a los paneles ondulantes del pabellón finlandés,


nada me unió nunca tanto a la arquitectura
a su espejo
como la poética de esos materiales, y no me refiero a ningún arquitecto metido a poeta, tampoco a ningún poeta metido a arquitecto, calculando aburridas oquedades del idioma,
sino a la cerámica y a la madera, al ladrillo y al hormigón,


al vidrio que va envejeciendo, expuesto, al armazón que se tramó
en una idea,
en un paisaje,
en un dibujo que se levanta de la tierra como un milagro
sin clasicismo, pero en movimiento,
que atravesó toda Europa
y fue Europa
en todo lo que levantaba del suelo como un milenio
cuando
iba de Madrid a Barcelona por aquella Nacional II que reseguía el mismo camino que habían seguido los antiguos para salvar la altura entre la Meseta y el valle del Ebro,


como el viaje de Aalto a España en 1951,
que hizo ese mismo camino, pero al revés, mirando los pueblos abandonados que se asomaban a la carretera y las ermitas en lo alto,
porque España no era ni ha sido nunca herreriana,
a pesar de sus gobernantes y de las eternas disquisiciones sobre gotosos y prostáticos,
sino camino polvoriento por en medio del despoblado
hervidero
yermo
ruinas
y, tan solo se salva
una casa de labranza, ahora echada a perder.



Agustín Calvo Galán. Y habré vivido. La Garúa, 2019

jueves, 27 de febrero de 2020

5 poemas de EL FILO DEL NO de RICARDO FERNÁNDEZ MOYANO




Cuando nací


crecieron alas en mi espalda

que fueron amputadas.

Más tarde, como Ícaro,

otras, de barro

obraron mi caída.

Ya no hay dolor,

sólo una abandonada

y demoledora belleza

en inmortales cicatrices.

Ansia de libertad.

Con el vuelo desnudo mi sosiego.


***



Se apoderó de la luz,

seducido por el latido

inalcanzable de la aurora,

exento de contradicciones,

penetró más allá del horizonte.

Vivimos en tinieblas desde entonces,

sólo de vez en cuando

gimen espectros en el prisma,

destellos en la miel de la ternura.


***



I

Clavado en las almenas

de un muro de cloacas,

un farol solitario

ilumina los pasos desgastados,

lánguidas cordilleras de nostalgia.

La caricia nocturna

fue marcando la vida,

el dolor de los días imprecisos

cinceló arcilla en tu figura.



II

A través de los surcos de la piel

vencíamos

los vaivenes inciertos,

con un beso certero y cómplice

que siempre nos logró resucitar.


***


He visto boquear arenques
en la superficie del fango,
ánades cubiertos de brea
en el clamor de los escombros.

Voces ondean en la penumbra
de los días contados en la arena,
árboles podados de raíz,
la sinrazón de los exilios.

Hemos callado tanto tiempo,
que los ecos aúllan solos;
brasas inundan calles,
la piel de la ceniza.


***


Visto desde lo alto,

parece ser el mundo

un puzle con sus piezas encajadas,

un prisma con teselas de cristal.

No hay muros, ni fronteras,

las personas, hormigas

que acuden a su campo cotidiano

sin más afán que la costumbre.

Pero cuando te acercas,

descubres los contrastes:

un mendigo harapiento

cubierto de periódicos;

pulcros ejecutivos trajeados

consultan su portátil,

y el tranvía conquista las aceras,

cuajado de viajeros.

A poco que caminas,

adviertes adoquines levantados

o miradas perdidas en la calle.

Nadie parece amar a nadie,

y la vida trascurre

con su monotonía:

lluvia tras los cristales.




Ricardo Fernández Moyano. El filo del NO. Imperium Ediciones, 2020

miércoles, 26 de febrero de 2020

6 poemas de TINTA VERDE de LOLA CALLEJÓN





Hormiguero





Una reina oculta marca los ritmos de la vida.

Tres mil bajo la sombra

de bocinas sin rostro…

Movimientos perfectos.




Coso sin respirar, tejo deprisa,

encajo conexiones en vuestra conversación

y microchips rebosantes de veneno.

Tiño tu apariencia y la de nuestros ríos,

sueldo su fotografía,

pego cientos de etiquetas

que os acompañarán día a día, ignoradas en bolsos

con estilo.

Un hilo de tinte tóxico pegado a mis pulmones,

que son el dobladillo de tu pantalón última moda.




Tienes y compras.

Perfectas obreras te persiguen.




Maquinaria puesta a punto

para cortar

existencias, los sueldos del hormiguero, la vida.

Un enjambre de hormigas funcionando

bajo el toque

de megáfonos sordos.

Impecables asalariadas del “todo a cien”

junto a tu casa.



***




Los sintientes





Aquí os presento mi mano sin brazo,

no protegerá ninguna cría.

Suelta, floja…, entre movimientos compulsivos

a la deriva de neuronas

que perdieron su gran delicadeza.

Suavidad cortada por mis iguales y una cuchilla.




Aquí está este dolor cuasi humano

en las extremidades,

esta tristeza de mirada ciega.

Contrabando de mercancías sin código de barras.

Mi mano junto a colmillos agolpados

entre cuernos solos, unicornios que lloran.

Marfil blanco en vagón negro,

transportando un trozo de África hasta tu casa.




¿Qué hace mi pena en un lugar

de moda?.

Llamo a la puerta. Con la otra mano pulso

tu timbre: ¿dónde están los derechos de los sufrientes?

Pregúntate por la humanidad de nosotros,

los primates del safari, por la indefensión

de mamá rinoceronte ya sin cuerno,

por la inteligencia de los escasos elefantes en tus fotos.




Luego, tras la siesta interrumpida,

revisa los amuletos

del verano.




***




Tinta verde





Penetrar la selva posee significado

simbólico, como una alegoría de los sentidos.

Quiero invitarte. Rebozar nuestro espíritu

salvando apenas una mácula en la topografía.

Incitarte con tristeza, antes de que la mancha sea invisible

al actualizar el mapa

y tengamos que pintar con tinta verde ese hueco.




Observo tu interior.

Una chincheta roja atraviesa la pared

del planisferio.

Despliego la carta de tu hidrografía.

Peligro crítico, me dices.

Ante nuestros ojos se esfuma

una gran extensión del trazado.

Sistema de roza y quema fragmentando tierras.

Época colonial, me dices.




Época colonial mientras se tala tu árbol preferido,

se siembra palma aceitera,

de las entrañas se arranca oro,

diamante puro –como tu interior- o bauxita.

Comercio de minerales y otras especies,

me dices.




Angustia en tu mirada. Se nos acaba la tinta verde.

El hueco a rellenar es muy grande

porque el síndrome de “bosque vacío”

progresa.

Caza ilegal entre gente desesperada.

Señalas el punto que se mueve,

entre coordenadas aparece ese gorila

enfermo,

buscando refugio en un bosque

inexistente.

Corre huyendo del coltán

que trae humanos a nuestro atlas,

humanos que ocultan niños en galerías,

rifles que vigilan caobas mordiendo el polvo

y domestican hipopótamos pigmeos.




No tenemos tinta verde para vivir esta alegoría de los sentidos,

ingenuo idilio. Una carrera contra el tiempo.

Tinta verde para que no desaparezca el planeta.

Tinta verde para reconstruir África.




Nos falta tinta verde en el tintero.



***




Merienda





He visto moverse la taza,

té de las cinco-azúcar de caña-amigos felices.

Ha salido un plano marcado.

Un punto.

El Sur se queda sin matorral esclerófilo

para abastecernos de rooibos, cual flor

cortada sobre

jarrones mustios.



****




Mirada inquieta





Una isla como continente.




Solos en este recinto de límites salados,

pértigas biológicas hacia el infinito

acecháis, turbados por los acontecimientos.




Lémures inquietos. Mirada penetrante

escrutando el terreno, buscando nuevas especies,

esas que los científicos han descubierto en la última década,

más de seiscientos nombres nuevos que vosotros

ya conocíais.

Mirada colectiva a la pobreza desesperante que os envuelve

entre sobrepoblación del medio y agricultura intensa.

Miedo, caza furtiva para obtención

de carne. Animales silvestres extinguidos.

Como testigo, un amigo del pasado,

el pájaro Dodo de la cercana Isla.




Terror en las pupilas, llegan horribles especies,

perros, gatos, ratas…

Intimidad insular para preguntaros: ¿de dónde vienen?

¿les gustarán mis crías? ¿saquearán los nidos

de la mitad de los camaleones del planeta

que aquí habitan?




Compasión. Mirada inquieta entre dudas…

No cesa la comercialización de madera,

las excavaciones no cesan noche y día…

La soledad del crepúsculo alberga un interrogante:

¿qué pasará con los baobabs endémicos de esta tierra,

esos que polinizan lémures nocturnos,

nuestros primos...?



***



LEVE CONCLUSIÓN




La tierra sangra

tinta verde

reduciendo su tamaño,

como si un aullido gutural
se perdiera, poco a poco, en el universo.






Lola Callejón. Tinta Verde. Letra Impar, ed. 2017

Fotografía de Carmen Lourdes Fernández de Soto

martes, 25 de febrero de 2020

2 poemas de TINTA VERDE de LOLA CALLEJÓN







Musk



Sedas perfumadas, color tenue, trepan escalones

hasta mi casa.

Un ciervo triste acomoda su vientre herido,

lamiendo gotas de almizcle.

En su mirada trae recuerdos,

lejanas añoranzas de Bután,

India o China.

Era tu perfume preferido en agosto…




Ya no puedo seguir tu rastro

ni evocar el bálsamo del tantra que compartíamos.

Sabemos, pues, del sufrimiento,

del llanto aciago en cada molécula,

del elixir de un vientre herido…




“Lei”




Acaban de hacerte el pasaporte

de caracol nocturno.

Dirección: epicentro de la nueva extinción global.

Nombre: Achantinella, etnia multicolor.

Otros datos: testigo del gran espectáculo terrestre,

grandes fosas del pacífico

abriéndose, acompañadas de tu silencio cómplice.

Buscada en rincones polinésicos

o nano-islas de la micronesia.

Sin hijas, nietas o biznietas,

perdidas todas ellas en la recolección para la venta.

Así reza en tu cédula en forma de disco.




Ser parte de collares multicolores no era tu cometido.

El lei en el cuello de los que te visitan

amenaza a tus antepasados,

es un aviso. No intentes el maquillaje,

te localizarán enseguida…








Lola Callejón. Tinta Verde. Letra Impar Editores, 2017
Fotografía de Jorge Riechmann

lunes, 24 de febrero de 2020

3 poemas de EL TIEMPO COMO PRUEBA de LOLA CALLEJÓN




Sólo una foto




Sólo una foto

desde la que miras

con los labios

y besas

con los ojos.




Una esquina como testigo

y una sonrisa...




...Y sólo una foto

en la que estás tremendamente guapa,

tremendamente irresistible...

...y lo sabes.

Tu presencia a través de una foto,

tu olor a través de una foto.

Tu cuerpo moviéndose

a través

del papel

como un merengue recién hecho.

Y el deseo.

Tu movimiento y una foto.




Sólo una foto

bien guardada en su caja de cartón,

como prueba de que algo pasó

en la noche de los tiempos.




Sólo tu boca en blanco y negro

a la que no miro por si está viva

y habla,

y me susurra al oído

lamiéndome los cristales de azúcar...




Sólo una foto que me grita desde el rincón...,

¿por qué me llamas desde tu escondrijo

de papel estampado?,




¿acaso pretendes

no convertirte nunca en recuerdo

y que se remueva

el almíbar?



***




Algunas cuestiones




I

-La derrota no puede ser ente

si no se ha vivido,

previamente,

la contienda...




-dijo el recuerdo

plácidamente

desde una esquina,

relamiéndose

un leve sabor

de batalla no competida-







II

...La lírica no se puede construir

desde la saciedad de las cerezas...




-pensó ella-




III

Los ojos que me estoy bebiendo

en la barra de este bar

ya los conocí en otras vidas...,

-¿estarás tú en ellos?




-preguntó el estómago frívolamente,

algo espeso por la nicotina

y la música de rostro femenino-.



***



La diagénesis



El tiempo siempre caminaba

acompañado de pequeños suvenires

que él mismo recogía:

una piedrecita dura de cuarzo, un trozo de mica,

varios anfíboles,

cien serpentinas...

De la misma manera, le gustaba detenerse

en los granos

minúsculos

de las arcillas

y en los lechosos feldespatos.




Cada molécula incorporada,

cada trozo sobre los hombros

desdibujaba su propio contorno

en el camino.




Cuando intentó desempolvar el recuerdo

para que quedara intacto

le acusaron de ingenuo,

pero su única pretensión,

su único secreto,

era que todo aquél paréntesis

de moléculas

no se convirtieran nunca

en roca sedimentaria

a través de la terrible diagénesis.




¿Acaso no es posible

ser siempre

partícula,

arena,

un suvenir,

el granate incrustado en una mica?





Lola Calleón. El tiempo como prueba. Letra Impar Editores, 2016
Obra pictorica de Juan Carlos Lázaro

domingo, 23 de febrero de 2020

2 poemas de EL TIEMPO COMO PRUEBA de LOLA CALLEJÓN





Una gran tela de araña envolverá

el aire

dejando un tupido velo blanquecino.

Un hilo

colgando

en el tiempo.




Otros labios, otros brazos

y sabores

mostrarán su dulzura

en noches huidizas y subversivas,

desprovistas de refugio.




Y otra miel frágil, pero contundente,

romperá la niebla,

dejando que el escorpión

extienda sus pinzas

y guiñe un ojo a la tela.

Un reloj de arena, la araña y nuestra experiencia.

El tiempo como prueba,

balanceando su peso

en un frágil hilo de seda.



***



Cuarta dimensión



La cuarta dimensión

se hizo visible.

Solo cuando te nombré sin lírica,

solo cuando escribí tu nombre,

la dimensión del tiempo

se hizo nítida.




Ya nunca más

fue posible la melancolía…




La relatividad del tiempo se impuso,

como un naufragio,

a la poesía.







Lola Calleón. El tiempo como prueba. Letra Impar Editores, 2016
Obra pictorica de Juan Carlos Lázaro

sábado, 22 de febrero de 2020

2 poemas de Y HABRÉ VIVIDO de AGUSTÍN CALVO GALÁN











Estas últimas páginas,
como un ataúd.


Al escribir se me enmaraña la memoria
y forma grumos cada vez más escarchados
como si hubiera empleado harina caducada
o bañeras obstáculos
en medio de los caminos de tierra.


Y aún sigo allí, en raíces
y en desarraigo, regresando por los mismos parajes
que me vieron recorrer,
diciéndolo ahora
como si fuera algo nuevo y no lo que siempre
me ha tocado arrancar
desde abajo,
desde el desgarramiento
o la perforación de la sien,
desde la contusión
metálica, el temblor de la cuerda,
desde el envés de un cénit
o el zumbido.

***


Siete amaneceres, siete veces hacia Lisboa
en el camino inverso:
la corriente hacia su nacimiento en el mar.


De nuevo un río ingente, pero ahora no lo quiero atravesar, quiero
al morir ir descendiendo por él, quiero al morir ir abrazado
por él, quiero al morir vivir por entre él.


Let me, let me,
freeze again to Death.



Agustín Calvo Galán. Y habré vivido. La Garúa, 2018
 Fotografía de Jorge Riechmann

viernes, 21 de febrero de 2020

3 poemas de CUANDO LOS TRENES PARABAN EN TODAS LAS ESTANCIONES de José Pastor González





O.K. Corral
no te detengas en O.K. Corral
no hay garitos donde suene rock and roll
sólo televisores encendidos
y nadie ha escuchado hablar del soul o el rhythm and blues
no te detengas en O.K. Corral
todo lo salvaje lo han domesticado
lo libre empaquetado
lo bello sepultado
lo rebelde asesinado
no te detengas en O.K. Corral
si te gustan las palabras amables
las caricias o el vuelo de los pájaros
no te detengas en O.K. Corral
si no eres el más duro y rápido del oeste
si no llevas la bolsa de judas repleta
si no sabes reírte de los chistes de siempre
si no tienes un dios un amo una bandera
una mujer un trabajo
no te detengas en O.K. Corral
tienen miedo a pensar a leer a soñar a tocarse
miedo a todo lo nuevo a todo lo distinto
tienen alma de gallina
la crueldad de las palomas
y los mismos sentimientos que una roca
pero una roca puede ser hermosa
en O.K. Corral no
no te detengas en O.K. Corral
solo es un buen sitio
si estás buscando un lugar

donde dejarte morir
***

así no hay forma de ganarse el paraíso
somos los últimos en irnos de las fiestas
los últimos tuaregs
los últimos maquis
los últimos lobos
somos los últimos en enterarnos
los últimos en abandonar el barco
los últimos en salir
los últimos en llegar
somos como los últimos minutos de un partido
donde no tenemos nada que hacer
somos la última oportunidad
como el último chupito en el único bar abierto
o el último bar abierto
como el último cigarro del paquete
como el último concierto de Brian Jones con los Rolling
somos los últimos chicos que jugaron en la calle
los últimos atracadores de bancos
los últimos habitantes de un pueblo abandonado somos los últimos
no somos nada
los olvidados
los perdedores
somos como el último deseo de un condenado a muerte
o sus últimas palabras
somos el último capítulo de «Última salida a Brooklyn»
somos los últimos de los últimos
algo inevitable
incluso hasta algo gracioso
como un coche escoba
somos la última bala de un revolver
con el que no sabemos a quién disparar
somos los últimos
los que no tenemos fin
los que no tenemos solución
ni la queremos
***

siempre quedarán las montañas
bosques chorreando agua
y cielos de nubes
que recuerdan mares embravecidos
y los graznidos azules del arrendajo
pincelando el paisaje
y bosques-refugios
de robles, acebos, endrinos...
y en la nieve
huellas como jeroglíficos
del oso del jabalí
del corzo del ciervo
y de hombres y mujeres con paraguas
que saben leer el cielo y la tierra
pueblos de mineros broncos de carbón
ennegrecidos por el carbón y la incertidumbre
pueblos de pastores
de vaqueros silenciosos
pueblos bajo el agua
pueblos de piedra y pizarra
y tardes de miel de brezo y orujo
para resfriados y añoranzas
y ollas ferroviarias para que no caigan en el olvido aquellos trenes que ahora quieren hacernos ver
que eran imposibles
y las madreñas en las entradas de las casas
donde parece ser que todos somos bienvenidos
y siempre
las montañas
recordándonos
que siempre hay un lugar donde huir
  

jueves, 20 de febrero de 2020

6 poemas de L'ÂRRET de AURORA VÉLEZ GARCÍA


                           



                            Perdre le fil… faire des efforts pour relier le discours.
                           Il appelle de la montagne, il dit : triathlon, belle descente.                                            
                           Il demande si ça va. Physiquement beaucoup mieux, merci.
                                              
                           Je lui dis que j’en ai marre des conversations TF1.
                           J’ai besoin d’autre chose, tu comprends.    
                           Il dit qu’il m’envoie des bisous et des fleurs…
                           Il demande si cela est toujours TF1.
                           Je réponds que oui…
                           De toutes façons, ma vie, en ce moment ce sont
                           des points de suspension… une télé vide.  


       
Perder el hilo... hacer esfuerzos por hilvanar el discurso. Llama desde la montaña. Dice: triatlón, súper descenso, pregunta qué tal. Físicamente, mucho mejor, gracias.
Le digo que me harto de los discursos Tele 5 Necesito otra cosa ¿entiendes?
Dice que me envía besos y flores...
Me pregunta si todavía suena muy Tele 5
Le digo que sí...
Mi vida, en este momento está hecha
de puntos suspensivos... es una tele vacía.

*** 

La terre hirsute, le vent de février, son bonnet d’un bleu
                          étoile…                                             
                                     On reprend les balades. Loco tresse des huit
                                                                                 entre nos jambes.

                                      Le temps de l’acceptation.
                                           Chaque pas est un huit mille.
      Mon amie dit que ce que nous avons perdu
              ne revient jamais complètement
                                          mais on grandit forcément.

                                       Ma belle-sœur, elle, me parle de constellations cosmiques,
                             de mauvais karma, d’ennemis, de boucliers, de protection.

                       Je télécharge, j’installe, je supprime des virus.
                       Je me rends compte que les  
            crevasses les plus profondes
                                        ne seront jamais des rides mais
                  des cicatrices. J’écoute… et parfois j’oublie.

                                      La beauté d’un poème est son arrière-boutique.




La tierra hirsuta, el viento de febrero, su gorro azul
        estrella...
                  Retomamos paseos cortitos. Loco trenza ochos

                                                                entre nuestras piernas.

                     Tiempo de aceptación.
                              Cada paso es un ocho mil.
Mi amiga dice que lo que perdimos
           no regresa jamás completo
                                        pero crecemos con ello.

                                        Mi cuñada, me habla de constelaciones cósmicas
           de mal karma, de enemigos, escudos y protección.

                     Descargo, instalo, suprimo virus.
                     Me doy cuenta de que
     las llagas más profundas
                              no serán jamás arrugas sino
             cicatrices. Escucho... y a veces, olvido.

                       La belleza de un poema es su trastienda.


 ***

                    Le jour de l’éclipse, lorsque tout s’obscurcissait : la lumière fut
                    et naquit l’envie d’avoir un piano à la maison
                    Éric me dit : « écoute le néant, il y a beaucoup de choses à l’intérieur » 
                    Rafa et moi nous nous croisons, sans nous voir, comme deux
                    poissons rouges, vers Gibraltar.
                    Le matin de l’éclipse joue à cache-cache.
                    88 touches, deux infinis debout, pour commencer. 



                           El día del eclipse, cuando todo se oscurecía : la luz,
                           las ganas de un piano en casa
                           Éric me dice : « escucha la nada, hay muchas cosas dentro »
                           Rafa y yo nos cruzamos, sin vernos, como dos peces rojos
                           camino de Gibraltar.
                           La mañana del eclipse que juega al escondite
                           ochenta y ocho teclas, dos infinitos de pie, para empezar.


*** 


                 Elle veut arrêter de fumer, pour commencer elle a plaqué son Jules.
                 Elle est charnelle, elle aime la mécanique, faire l’amour,
                 Adopte un mec.
                 Elle veut savoir comment ça se passe.
                 Je dis : aujourd’hui nickel, hier,
                 rouge, ils parlaient tous en même temps. J’ai appris des mots :
                 subrogation, consolidation, reclassé, déclassé, des acronymes :
                 Sameth, des sigles : TIP, GFIP… Je flippe, nous flippions,
                 tous les AT
                 réunis, à entendre qu’il y a des aides, et puis qu’il n’y en aura  plus,
                 et à la fin,
                 pour certains ça sera Pôle Emploi. Hier, rouge,
                 Je ne comprenais pas, il n’y avait rien d’écrit,
                 chacun vomissait sa plaie, deux       
                 heures et demie de messe à la sécu.
                 J’ai levé la main :
                 j’avais compris et à l’instant ça s’effaçait comme sur de l’huile,
                 « s’il vous plait, pourriez-vous parler chacun votre tour ? »

                 Elle aime bien monter, démonter, réparer, elle masse sans toucher.
                 Elle ne lâche rien. On rit. « Tu sais ? Ça n’arrive qu’aux gens              
                 géniaux. C’est juste un contretemps. »
                 Je regarde ses cils parfaitement noirs. Elle croque la vie, Cécile.
                
                 « Je répare des télés, toi, écris tes poèmes »
                 Chacun son mode d’emploi : elle, son AVC, moi, mon burn-out.
                 On est des survivantes. Hier rouge, aujourd’hui, la toile du store
                 danse sa valse et tout est bleu.




           Quiere parar de fumar. Para empezar, ha dejado al novio.

Es carnal. Le gusta la mecánica, hacer el amor,
“Adopta a un tío”.

Quiere saber qué tal.
Le digo: hoy genial, ayer
rojo, todos
hablaban al mismo tiempo: aprendí palabras

subrogación, consolidación, reclasificación, desclasificación;
acrónimos, siglas...
Flipé, flipamos, todos los que estábamos allí
por accidente laboral,
reunidos, escuchando que hay ayudas, y después
dejará de haberlas
 y al final, para algunos, será el INEM. Ayer, rojo,

no me enteraba.
No había nada escrito,
cada uno vomitaba en su herida, dos horas

y media de misa en la Seguridad Social.
Levanté la mano
para decirles
que entendía y al segundo siguiente lo comprendido
se desvanecía
como si lo hubiera escrito sobre aceite.
¿Podrían hablar por turnos, por favor?

A ella le gusta montar, desmontar, reparar, sabe hacer reiki.
Nos reímos. “¿Sabes? Esto solo le pasa a la gente
genial. Es sólo un contratiempo”.
Miro sus pestañas
perfectamente negras. Cécile se come la vida a bocados.


“Yo reparo teles, tu escribe poemas”.

Cada uno con su prospecto: su ACV, mi Burn Out.
Somos supervivientes. Ayer rojo, hoy
el toldo baila su vals y todo es azul.

 ***

           Chez les fous, les couverts trempent dans de l’eau moussante
           après le repas. Les phrases sont courtes et les regards tombants.
           Ils mangent vite dans leur vide, un vide avide de plus rien.
           Jean me raconte l’histoire du docteur Long, qui avait un Bouddha sur sa 
           cheminée. Il adorait cette statue quand il avait 6 ans.
           Bien des années plus tard il avait eu l’occasion de la revoir.
          
           Jean a la mémoire d’une puce informatique, des lunes, des heures,
           des couleurs, quatre-vingts ans croustillants d’histoires, de France
           occupée, de Résistance, des juifs, d’Arméniens, de stars de cinéma.
           On chante, les têtes tachetées d’électrodes. Ils veulent étudier nos
           insomnies. Ça se passe à l'hôpital psychiatrique.
           Le vent souffle, dehors c’est la tempête,
           elle laisse sur la chaussée des coquilles de vie, des cœurs sanglotant,
           des miettes d’été que l’on ramasse car il faudrait être fous, vraiment tarés,
           pour les ignorer. 



            En el frenopático, los cubiertos quedan a remojo después de cenar en agua         
            espumosa, las frases son cortas y las miradas caídas.
            Comen rápidamente en su vacío, un vacío ávido de nada.
            Jean me cuenta la historia del doctor Long, que tenía un Buda encima de la
            chimenea. Le encantaba esa estatua cuando tenía 6 años.
            Después de la guerra volvió a verla.
            Se quedó decepcionado porque en su memoria veía el buda
           blanco, y era gris.

            Jean tiene una memoria de microchip, de lunas, de horas, de
            colores, ochenta años crujientes de historias, de la ocupación francesa, de
            judíos, de armenios, de actores de cine.
            Cantamos, con nuestras cabezas llenas de electrodos. Quieren estudiar
            nuestro insomnio. Estamos en el psiquiátrico.
            El viento violenta los árboles,
            deja en la carretera, conchas de vida, corazones ensangrentados,
            migas de verano que recogemos porque habría que estar locos,
            locos de remate
            para ignorarlas.
                 
***

Sans bâillon, le silence l’accueillit, écoute son chant
comme les abeilles butinent les fleurs. Elle ne supporte pas
Bécquer mais elle est abeille et fleur. Fleur et fierté de jeune
feuille au va-et-vient de l’automne. Les boucles de l’automne
frôlant sa  peau. Ce souvenir du mal entre ses petites lèvres. Ce
souvenir de second plan entre les plis du passé. Tout l’occupe le
nouveau royaume. Les mots murmurent un mantra lumineux. Et
elle tape, tape, elle essaie de capturer la beauté que seuls les
plumes des oiseaux, la mort ou le premier cri connaissent.



Sin mordaza el silencio la acoge, escucha su canto
como abeja que liba la flor. Y no soporta a Bécquer, pero es abeja
y flor. Flor y orgullo de hoja amarilla al son del otoño. Los rizos
del otoño rozando su piel. Ese recuerdo del mal entre sus labios
menores. Ese recuerdo menor entre los pliegues del fue. Todo
ocupa el nuevo reino. Las palabras susurran un mantra de luz. Y
ella teclea, teclea, intenta capturar la belleza que sólo el plumaje
de las aves, la muerte o el primer grito conocen




Aurora Vélez García. L'ârret. La nouvelle Pleiade. 2017
Ilustración de Josep Mompou