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martes, 3 de marzo de 2020

DEL DINERO




Como otros atributos de la supervivencia,
su llegada periódica a tu cuenta
corriente se confunde con el paso
del tiempo, le concede
a éste un valor preciso; de manera
que, hecha abstracción de ciertas condiciones,
la cifra renovada
equivale a un número de días
y con ellos se agota (a veces antes);
aunque esto nada tenga
que ver, dicen algunos, con la felicidad;
y no ya porque un mundo sin dinero
pudiera ser mejor, o porque sea
posible renunciar a ciertas servidumbres,
igual que renunciaste
a la magia de ver cómo unas pocas
monedas te bastaban, no hace mucho,
para medir el pulso de la noche
en un bar donde hacían
siempre la vista gorda con las cuentas
algo así debió ser la juventud–,
rodeado de amigos indistintos,
gregarios, todavía no sujetos
a esa incapacidad sobrevenida
de compartir, más tarde, los vulgares
destinos que nos aguardaban.

Poníamos nuestras dos o tres monedas
en común y sabíamos
que la suma de todas era lo que costaba
ser felices entonces, todos juntos.



JOSÉ MANUEL BENÍTEZ ARIZA
(Malos pensamientos, 1994)
También en la antología:
A mi trabajo acudo, con mi dinero pago. Poesía y dinero. Antología poética desde el Arcipreste de Hita hasta la actualidad (Vaso Roto, 2019), realizada por José Carlos Rosales.

1 comentario:

  1. El dinero, en cualquiera de sus formas, no es más que una capciosa, burda e impuesta cartilla de racionamiento.

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