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miércoles, 11 de marzo de 2020

MINIPÍMER O PASAPURÉ




Levanta la mañana fresca de un otoño, por fin.
Ella pone en marcha los fogones mientras peina sus canas,
nadie sospecha que guarda entre sus faldas un libro subversivo.
Hace un caldo limpio y cuece la legumbre lentamente,
las verduras trituradas para que nadie las retire al comer,
intenta dar gusto a cada comensal y nunca están de acuerdo.
Silenciosamente, mientras hierve el puchero,
abre las páginas y escucha al filósofo hablarle del mundo digital,
del sofisticado sistema para esclavizarnos sigilosamente.
A veces busca palabras que no entiende, a veces todo es muy claro.
Ella que siempre anduvo con su rebaño a cuestas, fue madre bien joven,
sabe que le falta ilustración, pero no el deseo de aprender.
Afuera el paisaje es cambiante según el lugar donde habite
pero el horizonte siempre coincide con las otras mujeres
que pueblan el mundo de las invisibles, las ignoradas,
las que ya dibujaban bisontes en las cuevas.
Lee y comprende, que es más que aprender.
Comprende que tratan de aislarla otra vez para que pierda fuerza.
Que le venden libertad para que elija su propia esclavitud,
que la explotan haciéndole creer que llegará a ser dueña
de algo más importante que su don de la ternura y el cuidado del otro.
Saca de su bolsillo un lápiz negro y pone palabras a lo aprendido,
quiere hacerlas sencillas, cercanas, como la vida de lo cotidiano,
piensa en si usar la moderna minipímer o volver al pasapuré
y triturarlas , como hizo con las verduras, para alimentar
a tanta gente que sigue con hambre de conocimiento.



 Begoña Abad. El lenguaje de las ballenas. Ed. Pregunta, 2020


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