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domingo, 30 de agosto de 2020

Me siento esta tarde a escuchar mi propio runrún

 


 

Esta tarde me he sentado

a mirar la montaña

de mis sueños

y a recorrer mi vida

 

Echo la mirada atrás

y tengo la conciencia

de no haber hecho

todo lo necesario

 

Viví parte de mi vida

bajo una dictadura

y no hice nada por evitarlo

Debería haber matado o ser muerto

 

Tenía que haber hablado,

solicitado, pedido, rogado…

relaciones a cada mujer

de la que me enamoré

 

Pude hablar y no lo hice

con Paul Bowles una tarde

en un cafetín del Zoco Chico

o con Juan Goytisolo

en la Yemaaa L´Fna de Marraquech

 

Sí hablé con Fernando Fernán Gómez

en unas jornadas libertarias allá por el 77

y con Eduardo Galeano

en el Metro de Madrid

 

Contemplé injusticias

y no hice nada por vengarlas

Fui cobarde, débil

No asumí mi responsabilidad

 

Volé sobre el Océano

como un ave fénix

que jamás ardió

No tuve que renacer

 

Crucé el Estrecho de Gibraltar

y Los Andes y el himaláyico Khumbu

y el Canal de Beagle y el Pirineo

Y el Gran Canal veneciano

 

Antes, cada verano

bajaba la cuesta de Perales

y el contraste entre los montes de yeso

y el Valle del Tajuña me embriagaba

 

La suerte, diosa o diabla

me ha sonreído en multitud de ocasiones

y en medio del sendero me halló la cálida umbría

de una mujer joven

 

Debí arriesgarme más:

las montañas, los mares y los viajes

estaban ahí y yo no me atreví

Fui cobarde

 

Quiero descansar mirando al Ocejón

donde no haya cruces

 Y parte de mí

se extenderá por su cumbre

 

Vi la belleza de cerca

y a veces la poseí

y a veces me poseyó

Esto fue lo mejor



Fernando Barbero. La magdalena de Bukowski. Ed. Amargord, 2020

Fotografía de Jesús Aller

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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