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domingo, 27 de septiembre de 2020

3 poemas de PAN Y HIERRO de PABLO MÜLLER


 



LA ALEGRÍA EN UN TROZO DE PAN

 

En tu sangre, hijo, convive

la alegría de un trozo de pan,

el calor del horno de adobe,

una vieja estancia de humo y ceniza,

las historias que se cuentan distintas

según sea la estación.

También todo el dolor

de las muertes tempranas.

En tu sangre, como antes en la mía,

ahora que no hay hombre que me separe

del orden de la muerte, esta antigua tristeza

se sienta a charlar muy despacio,

con nuestras ganas de vivir.

 

 

EL CORAZÓN DE LUZ

 

Hay en la palabra un corazón de luz,

lo sabe T.S. Eliot.

El corazón de luz es el presente

depositado con la discreción

de todos nuestros muertos, con cautela

por los olvidados, las voces mudas

que siempre callan en los documentos.

No hay corazón de luz en los registros,

está borrado por la tinta oscura

de la pluma grave del escribano.

 

Sabemos, sin embargo, que durante

el tiempo que las palabras se escribían

en el frío relato de sus sucesos,

el silencio que guardaban quemaba

de luz: tanto amor entregado en vida

incendia estas voces. A nosotros

corresponde usarlas con el cuidado

que merece el poema, en su memoria.

 

 

EL SOL HELADO

 

Es el oriente por donde marchan las hijas a servir

a las casas de los hombres de manos blancas,

es al oeste donde queda madre, sin beso,

en la casa del hombre que reza el jornal

que llegue al amanecer, que espera el fin de la noche

con la botella vacía. Por eso, hija, pide el beso

que no llevó al ocaso cansado en la habitación

de la buhardilla. Por eso, madre, mira a la mañana

fría por donde sale un sol helado y cruel.

 

 


Pablo Müller. Pan y Hierro. 4 de agosto Ed. 2019

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