(La jaula invisible)
No he
venido hasta aquí para elevar una queja.
No
haré apología de las sombras.
Tampoco
gritaré a los cuatro vientos
las
bondades del cirio o del farol.
Pero
sí daría lo que fuera por cambiar
los
breves destellos de luz de este confinamiento
por el
brillo de la luciérnaga que, en libertad
y
desde el crepúsculo hasta el alba,
no
duda en iluminar el frágil ecosistema de la charca.
(Haiku del confinamiento)
Duelen
los labios
heridos
de silencio,
áspera
vaina.
Daniel Zazo (inéditos)
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